En verano suben las temperaturas y lo primero que apetece es ir a la playa. Descansar, tomar el sol, mojarse los pies… es de lo mejor que se puede hacer en esta época. Pero eso no significa quedarse quieto todo el día.
A partir de los 60, moverse deja de ser una cuestión estética. El ejercicio es salud, equilibrio, agilidad, prevención. En la playa también se puede hacer ejercicio, y no hablamos sólo de caminar por la orilla o nadar. Hay una opción mucho más entretenida, que engancha muy rápido.
Este es el ejercicio que deberían hacer los mayores de 60 en la playa
El ejercicio que de verdad ayuda a partir de los 60 (y que además se puede hacer en la playa) es la gimnasia acuática, también conocida como aquagym. Es una forma de moverse en el agua que no exige correr ni saltar, pero sí mantiene el cuerpo activo y en forma. Y lo curioso es que basta con meterse en el mar y seguir una rutina sencilla.
El aquagym consiste en hacer movimientos controlados dentro del agua: levantar rodillas, mover brazos, girar el tronco, andar hacia delante y hacia atrás, o incluso simular sentadillas. Se puede hacer al ritmo de la música o simplemente marcando un tiempo regular. Lo importante es que el agua actúa como soporte y como resistencia a la vez. Eso permite fortalecer músculos sin sobrecargar las articulaciones, que es justo lo que más preocupa con la edad.
Lo ideal es que el agua te llegue al ombligo o un poco más arriba. Así el cuerpo flota lo justo como para aligerar el peso, pero aún tienes base para moverte con estabilidad. Además, el mar añade un punto extra: las pequeñas corrientes, el oleaje y el terreno cambiante activan reflejos, mejoran el equilibrio y hacen que cada sesión sea distinta.
Este tipo de ejercicio ayuda a mejorar la capacidad pulmonar, tonifica la musculatura y mantiene el cuerpo ágil. No hace falta ser deportista ni estar en plena forma. Se adapta a cada persona. Si uno se cansa, baja el ritmo, y si se siente con más energía, puede subirlo.
Se puede hacer con o sin material: algunos usan churros flotantes, tablas o simplemente se apoyan en el propio cuerpo. Y lo mejor es que se nota. Quien empieza a practicarlo de forma constante, gana movilidad, fuerza y confianza.
El agua amortigua el impacto, reduce el riesgo de caídas y, al mismo tiempo, obliga a los músculos a trabajar más por cada movimiento que se hace.
Una sesión puede durar entre 20 y 30 minutos. Si es en compañía, mucho mejor. Así se mantiene la constancia, se pasa un buen rato y el ejercicio deja de ser una obligación para convertirse en parte del día.
Ejercicios fáciles para hacer en el mar a partir de los 60 años
Estos seis ejercicios son ideales para empezar con una rutina sencilla y efectiva:
- Caminar en el agua: A ritmo suave, con el agua hasta la cintura o el pecho. El cuerpo se mantiene en movimiento y se activa la musculatura sin impacto.
- Giros de tronco: Con los brazos estirados a la altura del pecho, se gira de lado a lado. Ayuda a mejorar la movilidad y a fortalecer el abdomen.
- Patadas frontales y laterales: De pie, sujetándose si hace falta. Se levantan las piernas una a una, alternando direcciones. Sirve para tonificar muslos, glúteos y caderas.
- Movimientos circulares de brazos: Bajo el agua, se hacen círculos con los brazos estirados. Fortalece hombros y mejora la movilidad del tren superior.
- Saltos suaves en el agua: Con el agua a la altura de la cintura, se hacen pequeños saltos. Se trabaja el equilibrio y se tonifican piernas sin dañar las articulaciones.
- Ejercicios con flotador: Un churro o tabla sirve de apoyo para mover piernas o mantenerse en equilibrio mientras se trabaja la zona del core.
Antes de empezar, conviene calentar un poco y elegir bien la profundidad del agua. Hay que protegerse del sol, hidratarse aunque no se tenga sed y llevar ropa cómoda.