El vínculo de lujo que une a la reina Letizia y la infanta Cristina
No hay rival para la Reina: en pleno otoño vuelve a lucir músculo y recupera a Caprile
¿Es este el ‘look trench’ más aburrido de la reina Letizia?
Los reyes de España, Don Felipe y Doña Letizia, han vuelto a ejercer de perfectos anfitriones. El presidente de Israel, Reuven Rivlin, y su esposa, Nechama Rivlin, se encuentran de viaje de Estado en nuestro país y, tras la recepción en el Palacio Real, donde la Reina se decantó por un look discreto protagonizado por un trench de líneas clásicas firmado por Burberry, los monarcas celebraron una cena de gala en el mismo recinto junto a los mandatarios extranjeros.
Para la esperada velada, Letizia se decantó por un estilismo tradicional con una falda romántica estampada de Lorenzo Caprile, que ya estrenó en 2004 en una cena de gala en Nueva York, como pieza principal.
Las cenas de gala son la excusa perfecta para abrir el joyero royal y Letizia volvió a sacar anoche la artillería pesada. Se decantó por las pulseras gemelas en un solo brazo de Cartier, que pertenecen al lote de ‘joyas de pasar’, los pendientes largos de diamantes, oro blanco y perlas, que la Infanta Elena lució durante su boda con Jaime de Marichalar, y el broche de la flor de lis de la tiara princesa de Ansorena que don Felipe le regaló por su quinto aniversario de boda. Además, según dicta el protocolo, la monarca debe llevar una de las siete tiaras reales heredadas y, una vez más, la Reina escogió su favorita: la diadema floral de Mellerio.
La grandiosa joya realizada por Mellerio en París, en 1867, que la soberana ha lucido en numerosas ocasiones durante los últimos años, está compuesta por un total de cinco flores y es multiusos, pudiendo convertirse en collar o en tres broches. Se trata de un regalo que el dictador Francisco Franco regaló a la entonces princesa Sofía de Grecia con motivo de su boda con el príncipe Juan Carlos.
Curiosamente se trata de la tiara que lució Sofía en forma de gargantilla durante la gala previa a su enlace matrimonial, así como la que la infanta Cristina eligió el día de su boda con Iñaki Urdangarin. Tras pasar a manos de Letizia, ha sido su joya más utilizada para elevar la grandeza de sus looks, tanto en recepciones y visitas de Estado como en bodas reales.