4 barras de tapeo imprescindibles en Retiro
Un paseo por el Retiro cualquier mañana de domingo siempre es un planazo. Más, si cabe, desde que la zona se ha propuesto competir por hacerse con el puesto a la mejor de Madrid en materia de tapeo. Rankings aparte, y sin desmerecer clásicos como Martín (1940) o La Montería (1963), desde hace un tiempo son sonadas y numerosas las aperturas en los alrededores del conocido parque capitalino. Repasamos algunas paradas interesantes:
La Raquetista
Lleva un par de años dando que hablar, sobre todo por sus torreznos, cocinados a tiempo lento, o sus patatas bravas, que recuperan ese sabor a siempre casi olvidado. Es un espacio coqueto con una pequeña barra y una sala de apenas cinco mesas, donde encontrarse con buen producto, propuestas honestas de cocina de raíces (escabeches, buñuelos de bacalao…) y algún guiño original, en platos como su delicioso rabo de vaca al curry Massaman. Al frente, los hermanos Aparicio, de Cachivache. (Doctor Castelo, 19)
Castelados
La Castela es un clásico en la zona. Una taberna con ADN local que abarrota su barra de curiosos y parroquianos a diario. Y ahora, también, la hermana mayor de este espacio, que aún no cumple su primer año de vida. A cargo de la tercera generación familiar, Castelados tiene la vista puesta en ofrecer un equilibrio entre lo moderno y lo de toda la vida. Las almejas a la Manzanilla, el arroz meloso de pulpo y calamar o las milhojas de ventresca están entre sus ases ganadores. (Antonio Acuña, 18)
Taberna Pedraza
Carmen Carro y Santiago Pedraza abrieron en 2014 una taberna donde, entre otros bocados, preparaban una tortilla estilo Betanzos que rápidamente se colocó entre las mejores de Madrid. Tiempo después, cambio de local incluido y un contador digital de tortillas despachadas colgado de su pared, sigue abarrotando barra y mesas. En su carta, ibéricos, conservas, productos de huerta… chistorra de Lasarte, hamburguesa de buey gallego madurado o pulpo a la parrilla con mojos. (Ibiza, 38)
Arzábal
El más veterano de la ruta, aun habiendo abierto sus puertas ya en plena fiebre por las neotabernas (2009), es este espacio dirigido por Álvaro Castellanos e Iván Morales. Un pequeño local en Dr. Castelo fue el punto de partida de un proyecto que hoy, no solo tiene una mudanza a sus espaldas con el fin de ganar espacio, sino que cuenta con satélites como el restaurante del Reina Sofía o food truck. Pasión por el vino, buen ambiente y una carta popular y de producto en la que no se deben pasar por alto las croquetas. (Menéndez Pelayo, 13)
