Jorge de Cambridge, 4 años repartiendo sonrisas
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Parece que fue ayer pero ya han pasado cuatro años desde que el príncipe Jorge fuera presentado a los medios a las puertas de la Lindo Wing del hospital St. Mary de Londres. Una calurosa tarde de julio en la que cientos de periodistas esperaban ansiosos el alta de Kate Middleton, que posó a las puertas de la clínica con un vestido de lunares que inevitablemente devolvió a la memoria el recuerdo de Diana de Gales.
Desde aquel día, han sido muchos los momentos entrañables que ha protagonizado Jorge de Cambridge, primero en solitario y ahora en el papel de hermano mayor junto a la princesa Carlota.
A sus ya cuatro años, el hijo mayor del príncipe Guillermo afronta a partir de septiembre una nueva etapa en su vida. Una etapa muy importante que tarerá consigo numerosos cambios. Los Duques tienen pensado mudarse de manera definitiva al Palacio de Kensignton y abandonar su tranquila y sosegada vida en la campiña británica. Este cambio tiene mucho que ver con el futuro de Guillermo como rey de Inglaterra, ya que desde la jubilación del Duque de Edimburgo, el joven está más comprometido con su labor oficial.
Jorge empezará en septiembre en un nuevo colegio y dejará atrás los divertidos años de guardería. El pequeño se hace mayor y es necesario que empiece a prepararse para el futuro que le espera.
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Si hay algo que puede destacarse de estos cuatro años es, sin duda, el desparpajo que ha demostrado el niño. Con su cabello rubio, su simpatía y sus buenas maneras, Jorge no solo ha conquistado a los británicos sino al resto del mundo. Imposible olvidar su encuentro vespertino con el ex Presidente Obama, en el que demostró su exquisita educación al saludar tímidamente pero con decisión y firmeza al mandatario mientras vestía una batita blanca.
Pese a lo que podría esperarse, Jorge no demuestra ningún tipo de celos respecto a su hermana. Ambos niños han conseguido formar un tándem perfecto en el que cada uno ocupa su lugar. El pequeño ejerce a la perfección de hermano mayor, aunque en la mayoría de las ocasiones se convierte en el gran protagonista.
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Aunque solo tenga cuatro años, el niño empieza a estar instruido en cuestiones protocolarias. De vez en cuando tiende a refugiarse detrás de su madre o de su padre o a mostrar un rostro de enfado, pero la mayoría de las ocasiones sabe dónde tiene que colocarse y cuándo saludar, todo acompañado de su pícara sonrisa. Como cualquier otro niño de su edad, es curioso, inquieto y travieso lo que en ocasiones le causa algún que otro «conflicto» con sus padres, que no dudan en regañarle cuando es necesario.
El pequeño siente predilección por su bisabuela, la reina Isabel, a quien llama cariñosamente «Gan, Gan». Seguro que la monarca no se pierde la celebración del cumpleaños de su bisnieto más travieso. ¡Muchas felicidades pequeño!