El divertido relato del hijo de la reina Camila sobre una típica costumbre británica
El hijo de la reina Camila ha hecho una reflexión sobre cómo son los picnics en el campo
Tom Parker Bowles ha derrochado ingenio y sentido del humor
Una de las cosas que más gusta a los británicos es disfrutar de un picnic al aire libre siempre que el clima lo permite. Normalmente, en el Reino Unido llueve bastante, por lo que aprovechar los rayos de sol y el buen tiempo es fundamental. Un picnic al aire libre es un plan perfecto y el hijo de la reina Camila es muy consciente de ello. Tom Parker Bowles cada vez tiene más presencia mediática a pesar de que no es un miembro de la Familia Real y, precisamente por eso, no ha dudado en exponer cuáles son, según él, los elementos fundamentales que no pueden faltar en un buen picnic y cómo, finalmente, suelen desarrollarse este tipo de eventos.
El hijo de la reina Camila es columnista habitual de algunos medios y, en esta faceta es en la que ha compartido con sus lectores las claves del perfecto picnic británico. Un almuerzo en el campo, en un escenario idílico y, preferiblemente, sin las lluvias típicas del Reino Unido en cualquier época del año. «No hay otro banquete que parezca tan glorioso en concepto, lleno de fresas calentadas por el sol y vino rosado helado. Para terminar, en las eternas palabras de John Betjeman, con ‘arena en los sándwiches’ y ‘avispas en el té’», explica Tom Parker Bowles en su columna en el Daily Mail.
El hijo de la reina Camila comenta que los británicos son optimistas por naturaleza: «En nuestras fantasías al aire libre, el cielo siempre es de un azul aciano y la brisa es tan suave como el suspiro de un recién nacido. Y mientras el vino se enfría en las aguas poco profundas de un arroyo murmurante, se vacía la cesta a la majestuosa sombra de un roble. Todo ello acompañado por el lejano repique de las campanas de la iglesia», ha escrito. Sin embargo, no todo es tan idílico, ya que, la realidad es mucho menos bucólica
«Entre esquivar boñigas de vaca, ganado enfurecido y enjambres de hormigas, mordisqueamos huevos escoceses de gasolinera que saben a mal aliento y desesperación, y muslos de pollo. Hay té tibio en un termo escocés, zumo de naranja aguado, un par de bolsas de patatas fritas y un tupperware lleno de sándwiches de pasta de carne, que ni siquiera el perro toca», describe el hijo de la reina.
Por si fuera poco, el clima no suele acompañar ya que, lejos de hacer un sol espléndido, la lluvia no tarda en caer, lo que obliga a trasladar el picnic a la parte trasera del coche, en una estampa que puede parecer cualquier cosa menos idílica: «Mientras estamos hacinados en la parte trasera de un Ford Fiesta, el repiqueteo de las precipitaciones, hace que cualquier vestigio de disfrute se derrita como un helado de chocolate bajo el sol del mediodía. Esto no es un picnic, sino más bien una depresión apenas comestible», sentencia Tom Parker Bowles.
El hijo de la reina Camila termina su descripción con una advertencia: «De camino a casa, en la penumbra que se avecina, con los asientos llenos de migajas crujientes, juramos no volver a hacerlo nunca más. Excepto que, por supuesto, lo hacemos», asegura Parker Bowles.