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El otro ‘Mata Mua’ de Tita Cervera: lujo, misterio y fiscalidad en alta mar

El Mata Mua es un yate de lujo propiedad de Carmen Cervera

La embarcación ha acumulado importantes pérdidas económicas pese a su elevado valor y uso exclusivo

El Mata Mua fue escenario de una intervención de Hacienda

  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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La figura de Carmen Cervera, baronesa Thyssen, ha estado tradicionalmente asociada al mecenazgo cultural y al arte. Sin embargo, uno de sus activos más emblemáticos no cuelga de ninguna pared museística, sino que flota sobre el Mediterráneo: el velero Mata Mua, bautizado así en honor a la célebre obra de Paul Gauguin perteneciente a su colección privada y cedida en alquiler al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Este yate, más allá de su indudable valor náutico, es también una pieza clave dentro del sofisticado entramado empresarial y fiscal que articula el patrimonio de la baronesa. La embarcación es propiedad de la sociedad Tiamo Marítima S.L., con sede en España, pero controlada mayoritariamente por una empresa offshore radicada en las Islas Vírgenes Británicas.

El Mata Mua es un yate de tipo ketch construido en 1991 y remodelado en profundidad en 2004. Mide alrededor de 38 metros de eslora, con diseño exterior de Diana Yacht Design e interiores a cargo del estudio holandés Lemmer. Su casco de acero y cubierta de teca, combinados con una autonomía superior a las 3.000 millas náuticas gracias a depósitos de combustible de casi 20.000 litros, lo convierten en una embarcación apta para travesías oceánicas. Con capacidad para ocho invitados distribuidos en cuatro camarotes dobles y espacio para una tripulación permanente de hasta siete personas, el yate está decorado con el estilo personal de la baronesa, incluyendo tejidos, tapices y detalles inspirados en su propia colección de arte. El barco combina comodidad privada con posibilidades comerciales, ya que también ha sido ofertado en régimen de alquiler de alta gama, con precios semanales que rondan los 110.000 euros. 

El Mata Mua por aguas de Ibiza. (Foto: Gtres)

Aunque formalmente inscrita como empresa de alquiler de embarcaciones, Tiamo Marítima S.L. ha acumulado importantes pérdidas desde su creación. A mediados de la década de 2010, la sociedad reflejaba resultados negativos superiores a los 4 millones de euros, con ejercicios concretos en los que las pérdidas superaban los 700.000 euros, incluso alcanzando los 1,8 millones en un solo año. Solo el mantenimiento mensual de la embarcación (incluyendo tripulación, seguros y varada) se estima en unos 39.000  euros, una cifra difícilmente compensable sin una operación comercial sostenida.

El 99 % del capital de Tiamo Marítima está en manos de Groening Shipping Ltd., una sociedad domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas. Esta estructura de propiedad introduce una capa adicional de opacidad que, si bien legal, ha sido objeto de críticas en contextos de transparencia fiscal y uso de jurisdicciones offshore para la optimización de patrimonios familiares.

Tita Cervera a bordo del yate Mata Mua. (Foto: Gtres)

Inspección, controversias y vida a bordo

El episodio más mediático relacionado con el Mata Mua tuvo lugar en el verano de 2016, cuando la Agencia Tributaria abordó el yate mientras se encontraba fondeado en aguas de Ibiza. Carmen Cervera estaba a bordo y calificó el operativo como «lamentable», alegando que vulneraba su privacidad. La intervención formaba parte de una inspección fiscal centrada en los ejercicios 2011-2013, y marcó un punto de inflexión en la relación entre la baronesa y la Hacienda española. Poco después, Tita anunció su retorno a Suiza como residencia fiscal, e inició un periodo de tensiones con el Gobierno que afectó también a la cesión de su colección de arte al Estado. El episodio del abordaje quedó grabado como una escena que conjugaba glamour, litigio tributario y estrategia patrimonial.

Fuera del foco mediático, el velero ha servido también como enclave personal de la baronesa. En él ha pasado veranos junto a su familia, ha ofrecido entrevistas a medios de comunicación y ha disfrutado de fondeos discretos en enclaves exclusivos como Formentera, la Costa Azul o la costa amalfitana.

Tita Cervera durante unas vacaciones. (Foto: Gtres)

Más allá del lujo: arte, fiscalidad y narrativa simbólica

El Mata Mua náutico comparte con el cuadro que le da nombre una fuerte carga simbólica. Mientras que la obra de Gauguin ha sido centro de negociaciones entre la familia y el Ministerio de Cultura, el yate representa otro tipo de patrimonio: el de los activos móviles, envueltos en estructuras jurídicas complejas, asociados al lujo, pero también a un tipo de arquitectura financiera pensada para resistir el escrutinio público.

La eventual venta del cuadro homónimo, barajada en varias ocasiones como vía para obtener liquidez, contrasta con el mantenimiento de un yate deficitario cuya utilidad es más personal que empresarial. Aasí, ambos Mata Mua, el pictórico y el flotante, ilustran dos caras de una misma historia: el ideal de libertad estética y la realidad de una fiscalidad en disputa.

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