El otro lado de Arturo Valls: el empresario que produce cine, gana Goyas y vende arroz
Arturo Valls, uno de los rostros más queridos de la televisión española, visita esta noche 'El Hormiguero'
A sus 50 años, el valenciano combina su faceta de presentador y actor con la de empresario
Casado con Patricia Santiveri y padre de Martín, Valls mantiene una vida personal discreta
Esta noche, El Hormiguero recibe a dos invitados de lujo: el legendario Christopher Lloyd, el inolvidable Doc de Regreso al futuro, y el valenciano Arturo Valls, que llega para presentar la segunda temporada de El 1%, el concurso de Antena 3 que regresa mañana miércoles a la parrilla. Aunque el presentador promete dejar caer alguna pista de lo que se avecina en los nuevos programas, ha dejado claro que no habrá ningún spoiler: el objetivo es calentar motores y, como siempre, hacerlo con humor.
A sus 50 años, Arturo Valls se ha ganado un lugar privilegiado en la televisión española. Su carrera no se entiende sin esa mezcla de simpatía espontánea, humor blanco y un talento innato para conectar con el público. Pero detrás del hombre de los chistes malos, como él mismo suele bromear, se esconde un profesional inquieto, perseverante y con una mente empresarial que le ha permitido dejar huella más allá de las cámaras.
Nacido en Valencia en 1975, Valls soñaba de niño con ser periodista. Estudió la carrera en la Universidad CEU San Pablo, pero su destino dio un giro cuando comenzó a trabajar en una televisión local. Allí descubrió el vértigo del directo, el contacto con la gente y el poder de la improvisación, tres elementos que marcarían su estilo para siempre. Poco después llegaría su gran oportunidad: formar parte del irreverente equipo de Caiga quien caiga, donde su desparpajo y su sonrisa lograron que el público lo adoptara como uno de los suyos.
Desde entonces, su trayectoria ha sido un ejemplo de versatilidad: reportero, actor, doblador, productor, empresario y, sobre todo, presentador. Ha conducido formatos de éxito como ¡Ahora caigo!, Me resbala, Mask Singer o That’s My Jam, demostrando que, además de entretener, sabe reinventarse.
El empresario tras la cámara
Sin embargo, pocos saben que detrás del humorista hay un hombre de negocios con olfato y ambición creativa. En 2003, en uno de los mejores momentos de su carrera, fundó Pólvora Films S.L., su propia productora audiovisual. Desde entonces, ha sido el motor de proyectos tan destacados como Los del túnel (2017), Tiempo después (2018) o Cámara Café, la película (2022). Con esta última, no solo produjo sino que también volvió a interpretar al mítico Jesús Quesada, acompañado de todo el elenco original.
Su labor como productor ha sido reconocida incluso en los Premios Goya, donde en 2023 obtuvo el galardón a Mejor Cortometraje de Ficción por Tótem Loba, dirigido por Verónica Echegui. Aunque sus cuentas empresariales no siempre reflejan beneficios -las cifras muestran años en negativo-, Valls nunca ha perdido la fe en el valor cultural y artístico de sus apuestas. «Hay gente que se compra coches o relojes; yo me compré un guion», ha llegado a decir.
Además del audiovisual, el valenciano ha diversificado sus negocios. Es socio del histórico Café Comercial de Madrid y del restaurante japonés Ikigai, uno de los más aclamados de la capital. Más recientemente, ha sorprendido con un proyecto que conecta con sus raíces: Socarrón, una marca de arroz con Denominación de Origen Valencia, lanzada junto a Arroz Dacsa. Con ella, Valls rinde homenaje a su tierra y a una de sus grandes pasiones, la paella. «Quería hacer algo muy personal, que reflejara mis raíces y mi sentido del humor», explicaba durante la presentación del producto.
Un hombre familiar y discreto
Pese a su éxito y su exposición mediática, Valls mantiene una vida personal discreta y estable. Está casado desde hace años con Patricia María Santiveri, madre de su hijo Martín, de quien habla con ternura cada vez que puede. «¿Tú sabes lo bonito que es que te diga ‘hola, papi’ cuando llegas a casa? Eso te quita todos los males», confesaba en una entrevista reciente. Su familia, alejada de los focos, es su refugio y su fuente de equilibrio en medio del ajetreo televisivo.
Quienes lo conocen bien aseguran que su carácter alegre no es impostado: Valls es tan bromista fuera como dentro de cámara, pero también reflexivo, trabajador y meticuloso con los proyectos que lleva a cabo. Su humor, más inteligente de lo que aparenta, ha sido su carta de presentación durante más de dos décadas, pero su curiosidad por explorar nuevos terrenos, desde el cine hasta la gastronomía, lo han convertido en uno de los rostros más completos del entretenimiento español.