Marisa Jara cuenta su dura batalla contra la bulimia: "Es una enfermedad muy cruel"
La modelo ha hablado abiertamente de su lucha con trastornos alimentarios, particularmente con la bulimia nerviosa
Hoy en día, Marisa se ha reconvertido en una modelo "curvy", siendo un ejemplo de aceptación y amor propio
Todo el mundo sabe quién es Marisa Jara. Y si no lo sabes, he aquí un resumen. Es actriz, modelo, diseñadora española… Sin embargo, su papel como figura pública en el movimiento body positive han hecho de esta sevillana un icono de la moda y un gran referente como mujer en todas las partes del mundo. Pero, detrás de su larga carrera, hay una difícil batalla que libró durante años contra la bulimia nerviosa. Ella misma es la encargada de hablar abiertamente sobre este asunto y de contar, en primera persona, cómo los comentarios sobre su cuerpo han afectado a su día a día. Antes de meternos de lleno en su historia, vamos a recordar cómo llegó al mundo del modelaje.
La sevillana comenzó en el mundo de la moda por pura casualidad a los 15 años, cuando acompañó a su hermana a una entrevista de trabajo en una agencia de publicidad, donde fue descubierta. A partir de ahí, su carrera despegó, alcanzando fama internacional como top model. Sin embargo, el éxito en su carrera vino acompañado de un doloroso proceso personal. A medida que su popularidad crecía, también lo hacían sus problemas con la alimentación. Fue en este contexto que Marisa desarrolló bulimia nerviosa, una enfermedad que la consumió hasta que, al cumplir los 30 años, se dio cuenta de la gravedad de su situación. En una entrevista reciente en el pódcast Upeka by Aego, un proyecto enfocado en el bienestar y la salud, Marisa habló abiertamente sobre cómo esa etapa de su vida afectó profundamente su bienestar emocional y físico.
«Las palabras más buscadas en Google eran ‘Marisa Jara Gorda’, y eso me creó una inseguridad y un malestar tremendo», confesó la modelo. A lo largo de los años, los comentarios negativos sobre su cuerpo fueron una constante en su vida, algo que alimentó aún más sus inseguridades. «Me ha costado mucho llegar a sentirme bien conmigo misma. Ha sido un gran esfuerzo», añadió, reconociendo que, a pesar de las dificultades, la terapia fue clave para su proceso de recuperación.
Marisa fue clara al describir su experiencia con la bulimia: «Tendía a comer y luego a vomitar. Es una enfermedad muy cruel que necesita mucho cariño, mucha atención y mucha ayuda». La andaluza explicó que, mientras trabajaba en lugares como París o Japón, la presión por mantener un cuerpo delgado fue abrumadora. «Empecé a ponerme más ‘gordita’ debido a la ansiedad, y la misma presión que sentía sobre mi cuerpo me hacía mucho daño», compartió.
Una de las experiencias más dolorosas de su carrera fue cuando una marca española la contrató para protagonizar un catálogo en Santo Domingo. Al ver que Marisa no cumplía con la talla esperada, la enviaron de vuelta a España, lo que exacerbó sus problemas alimentarios y la llevó a caer más profundamente en la bulimia. Sin embargo, con el tiempo y después de un proceso largo de terapia y autoaceptación, Marisa logró superar la enfermedad y encontró la fuerza para cambiar su enfoque hacia la vida.
Qué es la bulimia nerviosa que padeció Marisa Jara
Es un trastorno de la conducta alimentaria caracterizado por episodios de ingesta excesiva de comida en un corto período de tiempo, seguidos por comportamientos para evitar el aumento de peso, como el vómito inducido, el ejercicio excesivo o el uso de laxantes. Las personas que sufren de bulimia suelen experimentar una preocupación constante por su peso y figura corporal, lo que provoca que se sientan fuera de control durante los episodios de atracones.
Hoy, a sus 44 años, Marisa Jara se ha convertido en un referente en la moda curvy, destacando por su capacidad de reconocer el daño que los estándares de belleza impuestos por la sociedad pueden causar. «Lo más importante que he aprendido es que no debemos darle importancia a lo que diga la gente. Lo esencial es cómo nos sentimos con nosotros mismos y ser quienes realmente queremos ser, no lo que la sociedad espera de nosotros», afirmó con convicción.
«Ahora soy quien quiero ser y tengo la autoestima alta. Esto ha sido un trabajo largo y constante, y gran parte de ese proceso se debe a ponerme en manos de profesionales», continuó Marisa, reflejando su crecimiento personal. «Me siento una mujer poderosa y llena de fuerza. Ahora, las críticas ya no tienen poder sobre mí». En sus palabras, también destacó cómo el número en la báscula solía determinar su estado de ánimo, pero hoy, ya no permite que ese número defina su bienestar.