Bertín Osborne, hundido tras la muerte de su amigo Ignacio Arizon

Bertín Osborne atraviesa el que es uno de los momentos más delicados de su vida tras la pérdida de un gran amigo, Ignacio Arizon, a quien estaba muy unido desde hace más de cincuenta años. El cantante y Arizon se conocían desde la juventud y conforme pasó el tiempo, su amistad fue consolidándose hasta tal punto que se consideraban familia.

Tras esta pérdida irreparable, Bertín Osborne, que está completamente roto, ha escrito una carta de despedida en la que se ha sincerado y ha hablado de Ignacio, fallecido a los 73 años. 

«Parece mentira estar escribiendo esto, pero no puedo estar más indignado de lo que estoy, con un ladrón que nos ha robado a todos, tantas veces, la vida de la gente que queremos. Hace muchos años el tabaco me robó a mi querido Carlos Vergara, a quien recuerdo con esa mezcla de nostalgia, cariño y cabreo, que sentía cada vez que le reprochaba su adicción al tabaco», ha comenzado diciendo Bertín en la misiva, confesando así el motivo del fallecimiento de Ignacio Arizon. «Siempre me contestaba: ‘artista, de algo hay que morir’. Yo me indignaba, suspiraba y lo daba por imposible hasta que murió de verdad, mucho antes de tiempo y dejando a Regla y a los niños, huérfanos de la sonrisa y la personalidad de aquel loco maravilloso», ha proseguido.

«Hoy el tabaco me ha robado a mi mejor amigo. Al mejor compañero de más de 50 años que uno soñaría en tener. Ignacio Arizon, el hermano que nunca tuve», ha añadido. «Ya con 18 años le repetía una y otra vez: «deja de fumar, es una barbaridad lo que haces. Un día sí y otro también. Él, al contrario que Carlos, me decía: es verdad quillo, voy a dejarlo. 55 años después ha muerto sin poder hacerlo», ha proseguido Osborne, revelando así la causa del deceso de su amigo.

Bertín Osborne cuenta una anécdota

El intérprete de Noches de San Juan ha recordado una anécdota que vivió con Ignacio. Recuerdo que le embarqué conmigo una vez y, cuando estábamos en alta mar, le tiré los cartones de tabaco por la borda. Consiguió tirarse al agua (era un nadador espectacular) y, cuando llegamos a una cala, fue nadando hasta otro barco para pedir tabaco y volver nadando con un brazo en alto, porque sabía que no le dejaría desembarcar para comprarlo. Todo fue inútil», ha contado en un escrito al que ha tenido acceso Diario de Sevilla.

«Me enseñó a ser paciente cuando había problemas y yo no tuve forma de que le gustara el fútbol. Le obligaba a sentarse conmigo a ver la Champions y él, aparentando los nervios que no sentía para que no le riñera, se fumaba medio paquete de tabaco. Tenemos tantas anécdotas juntos que se podrían escribir dos libros. El día que me casaba, me puso su coche en la puerta del hotel Jerez, me llenó el depósito (cosa que le costaría un mundo porque era «ahorrativo») y me dijo: «Ahí está el coche lleno, si no lo tienes claro, súbete y escápate. Se me han ido amigos del alma, Fermín Bohórquez y Mercedes, José María González Valverde, Marcos Domecq, pero con Ignacio me he ido yo. Era mi hermano. Incluso más que eso. Ojalá esto le sirva a alguien para que deje el tabaco. Si eso hubiera ocurrido, no volvería a haber una viuda, dos hijas y nietos desconsolados por haber perdido a la mejor persona que yo haya conocido», ha finalizado.