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DIFÍCILES COMIENZOS

Alejandro Sanz se sincera sobre su pasado: "Estuve a punto de ser funcionario"

El cantante Alejandro Sanz ha sido el segundo invitado en el programa que presenta Toñi Moreno en Antena 3, ‘El árbol de tu vida’. Visiblemente emocionado, el cantautor ha viajado en el tiempo rescatando de su memoria momentos de su infancia y adolescencia, así como pasajes de su relación con sus padres y sus complicados inicios en la música.

Nacido en Madrid, pero de raíces gaditanas, tuvo una infancia absolutamente feliz en Alcalá de los Gazules. El cantante fue un niño avispado y observador y siempre tuvo claro que prefería una conversación adulta a una insustancial. «No me gustaba rodearme de mis amigos, los veía insustanciales. Siempre quería estar con los mayores, he sido un niño viejo en ese sentido», le ha confesado a Toñi Moreno entre risas.

Una madre con carácter y un padre artista

En su memoria atesora un vívido recuerdo de los veranos de su infancia: «Para mí esa era la verdadera libertad. Estar en el patio de mi abuela, con mis primos y rodeado de animales» Su abuela hizo las veces de segunda madre, aunque no poseía el fuerte carácter de la suya. Alejandro destaca el «temperamento» de una matriarca que dominaba a la familia con una sola mirada: «La única vez que me han contado una sumisión de mi madre fue cuando se fue a vivir a Madrid acompañando a mi padre en su carrera. No lo hizo con gusto, se dejaba a sus amigas en Cádiz». Su madre, María Pizarro, nunca vio con buenos ojos que su niño se dedicara al mundo de la música: «No le hacía ninguna gracia, me quería meter en la cabeza que fuera funcionario, con un sueldo fijo. El que sí me defendió con su silencio fue mi padre».

La razón era sencilla: su padre, Jesús Sánchez Madero, también fue un artista musical que le inculcó a su vástago el amor por los sonidos y las letras. Madero debutó en el mundo de la canción con grupos como ‘Trío juventud’ y ‘Los tres de la bahía’ y obtuvo el título de artista el mismo día que Paco de Lucía.  Sorprendentemente -como recordó en su visita al programa el futbolista Joaquín Sánchez, gran amigo de Alejandro Sanz-, los comienzos de Jesús Sánchez fueron en el fútbol. Probó suerte con el balón en la temporada juvenil de 1955 en Algeciras, pero una lesión lo alejó del césped.

El cantante en el entierro de su padre, Jesús Sánchez / Gtres

Tantos miedos sentía María Pizarro por el mundo musical de su hijo que casi nunca fue a verlo cantar: «No me veía por miedo a que la gente me tirara un tomate. Ha sufrido mucho por mí y me decía que ya había tenido bastante con un artista en la familia» Cuenta Alejandro Sanz que con el paso del tiempo su negativa se suavizó y empezó a admirar la carrera de su hijo, tanto que presumía por las terrazas del gran cantante que tenía en casa. «Recuerdo especialmente la emoción que embargó a mis padres cuando con mis primeros dineros les compré un mercedes y le puse una peluquería a mi madre», confiesa Sanz.

Su tatarabuelo filipino y los «rojos» de la guerra

El cantante guarda pasajes emotivos junto a su abuelo, José Pizarro: «Cada vez que me acuerdo de sus partidas de cartas… Me llevaba con él al bar para que les viera las cartas a sus amigos y luego se las chivara». Al padre de su abuelo no lo conoció en vida, pero ha estado más presente que nunca en el programa de Antena 3. Tras una exhaustiva investigación por parte del equipo de Toñi Moreno, ha salido a la luz que el tatarabuelo del cantante fue filipino.

En la familia de Alejandro no todo han sido alegrías, su historia está impregnada de sinsabores derivados por la guerra. El hermano de su abuelo se significó como «rojo» en varias huelgas durante la contienda, lo que provocó su encarcelamiento en más de dos ocasiones. Eran tiempos bélicos en los que se debía luchar y salvaguardar a la familia. Alejandro no puede olvidar cómo su abuelo le salvó la vida a su hermana, perseguida en la época franquista por sus ideales revolucionarios: «Mi abuelo trabajaba en una panadería y habló con su jefe, de derechas y con influencia, para que encubriera a su hermana, aun arriesgándose él».

Alejandro Sanz durante uno de sus conciertos / Gtres

Ese carácter justiciero lo ha heredado Alejandro Sanz, que a día de hoy se reafirma en aquel acto heroico que dio la vuelta al mundo cuando detuvo un concierto en México al presenciar un maltrato hacia la mujer. «Lo volvería a hacer, me han educado para amar a las mujeres. Y nunca voy a consentir un maltrato de ningún modo», ha asegurado el cantante.

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