MAESTRO DEL JUEGO

Carva letal 3

Tan libre, tan imprevisible, tan desquiciante para sus enemigos. Una temible dicotomía de sangre fría y corazón incandescente blindados en un cuerpo menudo, fibroso, de apariencia alocada y mirada intensa. Ese era Mel Gibson en la saga Arma Letal.

Carvajal se maneja en la tensión del momento, en el fuego cruzado, en el filo de lo imposible como aquel agente Martin Riggs. Tozudo y resuelto. Por encima incluso de su propio físico. Sin nada que perder.

Almería (enfermería) o puerta grande

Era cuanto se necesitaba. Porque la noche se puso en versión remontada por muchos motivos. El Plan Infinito del Bernabéu puede cambiar de rivales, de fechas, de actores y héroes… pero es inmutable a dos variables: Su final ya está escrito y será blanco. Y dos; por increíble que parezca, nunca, nunca se verá representada la misma obra, el mismo guion.

Por eso el Coliseo Blanco disfruta casi tanto (o más) en la agonía de la épica, de la cuenta atrás hacia el abismo de la caída que con una goleada de vino y rosas. Están más cerca de su equipo, más vivos, mientras los suyos van una y otra vez contra las rocas intentando evitar un naufragio que parece cantado… Y en realidad lo es. El hundimiento para la mayoría de equipos. Pero no para el Madrid. Nunca en este estadio. Sí, puede que el Almería no haya ganado ni un solo partido de Liga hasta la fecha, pero, puede también, que el del Bernabéu fuese casi con total seguridad el que más cerca estuvo de convertirlo en una victoria única. Llevar al campeón de todo a hacer una primera parte para el olvido, no tiró a puerta hasta casi el descanso, a tenerlo atrapado en una desventaja de dos goles, atenazado sin poder gobernar retaguardia, media y vanguardia al mismo tiempo… y con la amenaza de encajar alguno más… Los blancos parecían navegar en aguas que desconocían, sin rumbo, sin brújula, pero al menos conservaban la fe y las ganas de seguir remando. Necesitaban un norte.

Magister Carletto

El buen maestro. Es el gurú, el guía que no deja de ser hombre, que se humaniza en cada instante y decisión. Sus pasos, sus ideas y sus palabras. Sabe reconocer sus errores y no duda en seguir aprendiendo porque al tetracampeón de Europa, al señor de la Champions Carlo Ancelotti, no se le caen los anillos por reconocer que si su equipo no rindió como esperaba en la primera mitad, fue decisión y responsabilidad suyas. Por eso ejecutó al descanso su Jugada Maestra que cambiaría la manera de relacionarse las piezas en el tablero. De hecho, Carletto estuvo con los tres cambios en el descanso mientras calentaban y no en el vestuario para la habitual charla entre partes.

Tres de tres. Y reviso porque me toca

Es curioso. Las reacciones, supongo. Pero no tanto como que de tres revisiones, de tres jugadas valor gol, de las tres, todas hayan caído del lado del Madrid. En contra sí había pasado.

En cada revisión, los jugadores, rivales y aliados, todos entremezclados, esperaban detrás de una línea. Como si de un casting de OT o Factor X se tratara aguardaban el veredicto del Risto Mejide de Las Rozas… A Garitano le daba algo, el abrigo le venía pequeño, la situación enorme y no pudo más. Y el árbitro lo mandó a la calle. Al menos irse a vestuarios antes de tiempo le hizo escapar de su pesadilla de Elm Street… que esta vez se situaba en La Castellana. Donde el público acabó cantando “cómo no te voy a querer”. Quizá porque sufrir, luchar, ganar y sentir con este Madrid sigue siendo real, muy real.

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