Francia vuela a la final

Francia regresó a la final de un Mundial de fútbol 12 años después. Los galos impusieron su seriedad y oficio a una Bélgica que fue más efectista que efectiva. Un gol de Umtiti aprovechando un fallo de marca de Fellaini en un córner decantó un duelo que evocó a la semifinales del España-Alemania del Mundial de 2010 por lo táctico del partido y el desenlace final, decantado por un defensa.

Y eso que el partido no se agarró al guión preestablecido. Bélgica comenzó cambiando el sistema tradicional de Roberto Martínez renunciando a la defensa de tres centrales para jugar con cuatro defensas. Los supersticiosos dirán que el destino sería cruel con un Mártinez que con el sistema anterior no había perdido una veintena de duelos precedentes.

Así las cosas, Francia se quedó descolocada inicialmente porque Bélgica tenía mayoría en el centro del campo y como consecuencia las mejores ocasiones cayeron del lado rojo con un superlativo Hazard en los primeros minutos y en los últimos momentos del choque cogiendo el peso de su selección sin éxito.

El mediapunta del Chelsea fue una constante pesadilla desde la banda izquierda poniendo en jaque constantemente a unos galos que se encomendaban a los contragolpes con Mbappé como velocista y Griezmann como cerebro, pero sin exceso acierto en sus intervenciones.

Las ocasiones, sin embargo, se generarían a balón parado trayendo consigo un enorme peligro. Alderweireld avisó en el minuto 20 con un disparo a la media vuelta que obligó a Lloris a sacar lo mejor de su repertorio para evitar el gol de los belgas.

Francia, que apenas replicaba al contragolpe, sólo vivía de los destellos de Mbappé. El delantero del PSG, cada vez que recibía, sembraba el pánico en la lenta defensa visitante. Así las cosas, el ariete dejó mano a mano a Pavard contra Courtois tras atraer la atención de toda la defensa rival. El portero del Chelsea se sacó una pierna milagrosa al borde del descanso para evitar que se rompiese las tablas.

Gol de Umtiti y cerrojazo de Francia

El partido parecía abocado a decidirse por pequeños detalles. Y Francia supo aprovechar mejor la oportunidad que su rival le concedió. Umtiti se zafó de la marcha de Fellaini para rematar en el primer palo un centro medido de Griezmann y dar a Francia el gol que tan poco habían buscado, pero que tan buen resultado les podía ofrecer para su plan.

Los pupilos de Deschamps, tras conseguir la sorprendente recompensa, decidieron encerrarse en su campo y esperar a una contra para sentenciar a una Bélgica que sí fue valiente metiendo a Mertens para revolucionar el ataque. Los centros laterales de los flamencos eran constantes, pero Varane ofrecía una seguridad imperial en cada acometida.

Bélgica buscó a un Hazard que fue sólo contra el mundo sin conseguir compañía. El mediapunta demostró su pedigree de galáctico, pero a la hora de la verdad ni De Bruynee ni Lukaku estuvieron a la altura ante una Francia que se ha especializado por hacer que nada ocurra en los partidos cuando ellos quieren.

Los galos pudieron redondear el resultado en los minutos finales con varias genialidades de Mbappé, pero el premio de entrar a la final de la Copa del Mundo –eso sí a cualquier precio– estaba conseguido. Bélgica cayó con gallardía, pero no pudo con la historia. Francia siempre les gana cada vez que se ven en un Mundial y ya van tres veces.