Cristiano se mea en la Champions

Cristiano Ronaldo cogió la Champions, se bajó el pantalón, se sacó la chorra y orinó dentro. Sus palabras al final de la final no venían a cuento. Sonaron a la rabieta de un niño caprichoso que sólo quiere que le hagan caso y rompe cosas para llamar la atención. Pero no era ni el día ni el escenario ni el momento. No era su final. No lo fue en el césped y no debió serlo después, pero su figura es tan gigantesca que una palabra suya basta para eclipsar –jamás tapar– una Champions del Real Madrid.

Ha sido Cristiano Ronaldo un jugador histórico y sin par para el Real Madrid. Eso no se discute. Que podría seguir siéndolo en un futuro próximo, también, aunque eso sí es más discutible. También parece obvio que el Real Madrid no encontrará a otro jugador como Cristiano Ronaldo. Ni tampoco Cristiano Ronaldo otro club como el Real Madrid.

La cagada dialéctica de Cristiano Ronaldo no parece casual ni fruto de un calentón, por mucho que su ego sea tan sideral como su talento. Lleva tiempo barruntando su salida del Real Madrid, quizá celoso por los acercamientos del club a Neymar y porque se siente comparativamente agraviado en su salario con respecto a lo que ganan Messi o Neymar.

Se merece ganar como el que más y estatuas suyas rodeando el nuevo Bernabéu, pero no era su noche. Era una noche para celebrar La Decimotercera y para honrar a sus héroes, incluido él. Pero no. CR7 no tuvo un desliz, sólo demostró que es Cristianocéntrico y piensa que el mundo gira alrededor de su ombligo y los hercúleos abdominales que le rodean. Sus palabras demuestran que le importan primero él y luego todos sus compañeros, pero él el primero.

Sí, Cristiano demostró que no es del Real Madrid sino del Cristiano Ronaldo Fútbol Club. Que le vaya bonito.