Carroll desencadenado pone al Real Madrid con un pie en la final (101-72)

El Real Madrid solventó por la vía rápida el segundo partido de las semifinales ante Unicaja y puso pie y medio en la final de la Liga Endesa. Los blancos recuperaron su mejor versión tras varios partidos renqueantes por la resaca de la Final Four de la Euroliga con un excelso Jaycee Carroll. El norteamericano desequilibró el partido en el segundo cuarto con una espectacular racha de seis triples en un cuarto –algo sólo al alcance de Stephen Curry– que evocaron a Django Desencadenado y culminó su actuación batiendo su plusmarca personal en la Liga Endesa con ocho en un duelo.

El parcial del segundo cuarto fue incontestable para un Unicaja que pagó caro el cansancio del partido del miércoles –el Madrid está mucho más acostumbrado a jugar tres partidos a la semana gracias a la Euroliga– y el domingo buscará la victoria de la honra en un Carpena que se espera abarrotado y en forma de caldera.

Llull envidó con seguir en el trance que protagonizó en el último cuarto del anterior partido en un arranque de choque con muchas alternativas y con ambos equipos corriendo y jugando de poder a poder. Unicaja estaba dándolo todo para intentar contener a unos blancos que eran un puñal en transición.

El segundo cuarto comenzó con Carroll anotando un triple en el primer balón que llegada a sus manos. Era un síntoma de lo que le esperaba a unos malagueños a los que se le apagó la luz por completo en ataque. Para colmo de males, el tirador madridista machacaba a cada despiste a un Joan Plaza que no sabía donde meterse viendo la sangría que les estaba cayendo.

Jaycee abrió la puerta grande sentenciando el partido en el último minuto del segundo cuarto con tres triples consecutivos. Unicaja no pudo salir de su conmoción en la segunda mitad ante un Madrid que seguía funcionando como un rodillo llegándose a marchar por encima de la treintena de puntos.

Laso decidió guardar a sus titulares y buscar que Carroll culminará su noche gloriosa batiendo su récord de triples en una noche. Hasta los ocho se marchó el escolta de 33 años que reivindicó su condición de uno de los mejores tiradores de Europa. El Madrid de Laso tiene estas cosas: un día parece que juega al tran-tran y al siguiente te pasa por encima como una apisonadora. Talento en estado puro.