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No es hambre es ansiedad, diferencias entre el apetito real y el emocional

Hambre ansiedad
Foto: Pinterest
Ana Márquez
  • Ana Márquez
  • Mi sueño era convertir mi pasión en profesión, y lo conseguí. En cuanto terminé la carrera de periodismo entré en el mundo editorial y no he parado de escribir sobre moda, belleza, cine y estilo de vida para importantes cabeceras como COOLthelifestyle. Me encanta aprender y enseñar, tanto que soy docente de Periodismo Digital y Redes Sociales en Condé Nast College. Y como curiosidad, añadir que soy imagen de una crema facial de una conocida marca y es posible que me encuentres en algún 'beauty stand'.
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Dentro de la alimentación intuitiva, que propone escuchar nuestro cuerpo para aprender a respetar sus señales, está la idea de distinguir el hambre real del emocional. Y es que, si conoces los patrones de hambre a lo largo del día, podrás evitar picar entre horas y sobrealimentarte. El apetito no es lineal, pues durante la mañana, la tarde y la noche pueden aparecer deseos de comer como respuesta repentina a la presencia de emociones, ya sea provocado por el estrés, el aburrimiento… o un olor que nos traslade, por ejemplo, a nuestra infancia. Si detectas que es hambre por ansiedad conseguirás evitar comer entre horas y, sobre todo, tomar dulces y procesados.

Hambre ansiedad
Foto: Pinterest

La inteligencia emocional supone entender y reconocer nuestros estados de ánimo. Ello nos permitirá prestar también atención a la sensación de hambre, saciedad y gusto. El hambre real sigue un patrón. Suele aparecer en intervalos regulares, relacionados con las comidas. Así que, si sientes un impulso repentino fuera de tu horario habitual, es algo más emocional que físico.

Por las mañanas

«Las mañanas son los momentos del día en los que tendemos a sentir hambre real, asociada a la necesidad del cuerpo de recargar energías para el día», señalan expertos de Arquimea, grupo tecnológico multisectorial que en su área de salud se aplica la ciencia y tecnología para contribuir a la prevención de enfermedades y mejorar el bienestar.

Desayuno
Foto: Pinterest

En el desayuno, hay que tener especial cuidado pues las prisas pueden hacer que consumamos alimentos llenos de calorías vacías, como cereales, bollería, galletas…

Hambre ansiedad
Foto: Pinterest

A mediodía

Durante el almuerzo, es donde más aparece la combinación de hambre real y hambre por ansiedad. «Planificar tus menús para que sean completos y equilibrados y realizar las comidas siempre a la misma hora ayudará a tu cuerpo a regular la aparición del hambre«, señala el doctor Miguel Fernández Tapia-Ruano, director médico del área de salud de Arquimea.

Proteínas
Foto: Vacum

Por la tarde

La tarde suele ser el momento del día en que el hambre por ansiedad o emocional alcanza su punto máximo. Aspectos como el cansancio o el aburrimiento se transforman en antojos, y estos suelen ser poco saludables.

Picar entre horas
Foto: Pinterest

Antes de acostarse

Hay alimentos que son más adecuados que otros en la cena, como la cereza ácida o guinda, considerado el elixir natural para conciliar el sueño.

Cereza ácida
Foto: Pinterest

Hay que tener en cuenta que el descenso de los niveles de serotonina y el aumento del cortisol después del día, hacen que las ganas de picotear aumenten y por tanto nos apetezca tomar lo que no debamos. Ello conllevará a un mal descanso, así como una digestión pesada y lenta.

Hambre ansiedad
Foto: @davidgandy_official

Tips para evitar el hambre emocional

Existen productos, como el bálsamo labial Siluete, que producen un efecto de distracción sensorial gusto-olfato-tacto para evitar el hambre por ansiedad o emocional. Como explican responsables de la marca es un producto natural (mentol, pimienta, eucalipto…) que se aplica en los labios y gracias a su aroma a mentol y una sensación de hormigueo en los labios «despierta la decisión consciente de comer mejor».

Hambre ansiedad
Foto: Siluete Balm
  • Practica deporte, los expertos recomiendan al menos hacer al menos 40 minutos de cardio.
  • Iníciate en el mindfulness o yoga.
  • Evita estimulantes como el café o té.
  • Los lácteos como la leche, queso o yogur calman el hambre.
  • Toma proteínas en las comidas (ternera, atún, jamón ibérico, anchoas, pechuga de pago…).
Jamón ibérico
Foto: Joselito