El universo de la relojería se encuentra en un punto en el que tiene que dar un paso más allá. Al margen del clasicismo, los usuarios de estas complicaciones buscan modelos exclusivos que añadir a su colección y, desde el primero al último, crear un paseo por la historia. Muchos cuentan con el nombre de referentes del cine como Paul Newman, mientras que otros apuestan por añadir esferas personalizadas simulando obras de arte. Este es el motivo de la nueva complicación que ocupa estas líneas. Así es el Audemars Piguet X KAWS.
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La alta relojería es un mundo curioso. Hace varias décadas era prácticamente imposible pensar las innovaciones que estamos viendo hoy en día, pudiendo combinar un arte tradicional con siglos de existencia con las vanguardias más actuales.
¿El resultado? Creaciones de lo más interesantes. Muchas manufacturas no tienen la capacidad o la valentía de hacerlo, pero la que nació en Le Brassus (Suiza), a finales del 1800, se ha dado la mano con el artístico universo de los graffitis.
Audemars lleva un tiempo apostando por la innovación y las fusiones de diferentes mundos. Sus últimas colaboraciones han dado de qué hablar, cobrando vida a través del Royal Oak Concept Tourbillon Companion. KAWS es uno de los artistas más influyentes de nuestro tiempo y en esta edición introduce su famoso personaje, Companion, en el corazón del reloj. Bajo el cristal de zafiro, este simula emerger de su interior, con las palmas de las manos y el rostro curioso apretados contra el mismo.
Observando detenidamente el diseño, vemos la ausencia del tiempo y la casa suiza ha imaginado una visualización periférica del mismo, dejando el escenario central al universo de KAWS. Las agujas de las horas y los minutos gravitan alrededor de la esfera, guiadas por una ingeniosa tecnología relojera. La silueta realizada en titanio altera texturas satinadas y cepilladas, lo que refleja el universo gráfico del artista. Se junta con una mecánica desdibujada que contrasta con dos X en los ojos del personaje y un corazón que se materializa con un tourbillon.
Cuenta con un calibre 2979 que encarna la excelencia relojera de Audemars Piguet. De cuerda manual, este movimiento único incorpora un tourbillon diseñado para contrarrestar los efectos de la gravedad sobre la precisión. Ha cobrado forma con la misión de ofrecer una impresionante reserva de marcha de 72 horas, una proeza técnica en perfecta armonía con el mundo del concepto Royal Oak.
También destaca un movimiento personalizado con los puentes de titanio ennegrecido que presentan motivos que evocan la estética atrevida del artista. Aunando los detalles, vemos cómo se reintentan los códigos de la alta relojería que hemos visto hasta el momento y sorprende a los coleccionistas más sibaritas.
Audemars Piguet ha reescrito las normas de lo clásico y lo lleva haciendo un tiempo. Desde la colaboración con la diseñadora Tamara Ralph, cuyo protagonista fue uno de los iconos de Marvel, Spider-Man, llegamos a un mundo singular y arriesgado. Lo que nos queda claro es que la marca ha sido capaz de refinar un tipo de arte con bastante personalidad, en una edición limitada que es un verdadero manifiesto estético y tecnológico. Un reloj raro que, sin duda, despertará codicia, con un precio que ronda los 226.000 euros.