La presencia femenina entre los altos cargos de empresas es ya desde hace unos años una realidad. El crecimiento de mujeres líderes está marcando no solo sectores en los que este género ha tenido siempre una gran responsabilidad como es el caso de la belleza y el bienestar, sino también está abriendo puertas a otros que hasta día de hoy estaban liderados por hombres. La respetada bodega Dominio Basconcillos, la cual da vida a nuestra cultura y ha traspasado fronteras, ha aprovechado siempre este talento femenino.
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Con una visión fresca, innovadora e internacional, este negocio familiar impulsado por José María Basconcillos a finales de los noventa, y ahora regentado por sus dos hijas, Carmen y María José, entiende la viticultura como un homenaje a la naturaleza, a la tierra y al entorno que les rodea. Tal día como hoy, ponemos nuestra mirada en ‘la parte femenina del mundo del vino’, y entrevistamos a ambas mujeres para conocer qué se siente, siendo mujer, estar al frente de una bodega tan reconocida a nivel nacional e internacional.
Hoy, María José y Carmen, hijas de José María, están al mando de Dominio Basconcillos y continúan con el legado de su progenitor; sin duda, un visionario. Por entonces, el año 2000, cultivar viñas a una altura de 900 m se consideraba algo arriesgado. Sin embargo, la actual bodega familiar de la Ribera del Duero disfruta de unas condiciones microclimáticas únicas, a 905 m de altitud.
Hoy en COOL charlamos con estas dos magníficas mujeres al frente de un legado familiar en un paraje único de la Ribera del Duero.
P. ¿Cómo llegó vuestra pasión por el mundo del vino?
R. «A través de nuestro padre José Maria lo hemos vivido con normalidad desde que éramos jóvenes. Nos hemos dado cuenta de la pasión más tarde; antes no éramos conscientes de que realmente nos había ‘calado’ tanto. En nuestro caso, ha sido cuando hemos dado el paso al frente de la primera línea de mando cuando nos hemos dado cuenta de que para nosotras era muy importante».
P. Viviendo en un mundo cada vez más urbanita, ¿cómo os transmitió vuestro padre su afecto por el entorno rural?
R. «De la misma manera que el amor por el vino, de manera muy natural. Siempre que íbamos con él al campo o al viñedo nos explicaba por qué hacía las cosas, por qué tomaba esta decisión o la otra. Además, cuando íbamos de viaje en coche siempre nos hablaba de cómo estaban los campos por dónde íbamos. Solía decirnos: «ese labrador es un buen labrador», o «este no ha limpiado las piedras…». Nuestro padre está hoy a nuestro lado y es una gran ayuda para el cuidado del campo. La palabra labrador, viticultor, son palabras que han estado olvidadas muchos años, pero en nuestra casa han sido siempre muy respetadas».
P. ¿Consideráis que hay pocas mujeres en el mundo del vino? ¿Podríais compartir vuestra experiencia y si alguna vez habéis sentido presión en el mercado como herederas de una marca vinícola que ha traspasado fronteras?
R. «Hoy en día ya hay más mujeres en el mundo del vino que hace unos años. Estamos seguras de que poco a poco irá siendo un reflejo de la sociedad, y que cada vez seremos más. Nosotras sentimos mucha presión, aunque lo llamaríamos mejor responsabilidad. Una bodega es un legado, y sentimos responsabilidad por mantener la ‘joya’ que nuestro padre nos ha dejado: el viñedo de Dominio Basconcillos, y por mejorar los vinos cada año, así como tomar las mejores decisiones cada añada. No hay trampa ni cartón, los clientes saben lo que están tomando y para nosotras y para todo el equipo es una gran responsabilidad. Ya están en el mercado los vinos que se han elaborado bajo nuestra dirección, y nuestra mayor satisfacción es que los clientes nos avalan cada día».
P. En Dominio Basconcillos las mujeres son protagonistas, pero ¿qué cambios habéis visto en la sociedad a nivel de valoración de la mujer en las empresas, y su nivel de igualdad en relación con sus compañeros masculinos?
R. «El talento sin sesgos es lo más importante para nosotras. El talento, el trabajo bien hecho y el rigor no entienden de género. Valorar a cada persona por su talento y sus capacidades. Cada vez vemos más mujeres en puestos donde antes no se nos esperaba. Para nosotras es un placer trabajar con un equilibrio de hombres y mujeres. Es mucho más agradable y las soluciones fluyen mejor en nuestro caso».
P. ¿Qué creéis que aportáis, las mujeres, frente al prototipo masculino de bodeguero?
R. «La mirada femenina, por ser una nueva mirada en muchas ocasiones hace replantearse por qué y cómo se hacen muchas cosas. Las mujeres como
consumidoras de vino también están impactando en este sector. En Dominio Basconcillos nuestro objetivo es elaborar vino para satisfacer a nuestros clientes con la máxima de representar nuestro terruño. Los vinos con más fruta y madera más elegante son una realidad en los últimos años en Ribera del Duero, y queremos pensar que venga influenciado por un mayor consumo de vino de las mujeres.
P. ¿Cómo creéis que evolucionará la posición de la mujer en el sector del vino en los próximos diez años?
R. De acuerdo a cómo está evolucionando la sociedad con una mayor presencia en el mundo del vino, en unos 15 – 20 años nuestras propias hijas tendrían edad para dedicarse al mundo del vino si así lo decidieran. Si fuese así, estamos seguras de que su realidad sería distinta a la que nosotras tuvimos cuando teníamos 25 años».
P. ¿Qué consejo le daríais a las mujeres jóvenes que quieran empezar una carrera en el sector del vino?
R. «Les diríamos que sigan sus deseos, que se formen para ello y que trabajen mucho. Lo mismo que le diríamos a cualquier hombre o mujer. Nosotras nos identificamos con nuestra familia, con nuestra tierra Burgos y con Ribera del Duero. La satisfacción de nuestros clientes, y preservar el legado en la familia es lo que nos hace seguir cada día con ilusión. ¿Por qué no emprender en el mundo de la agricultura para tantos jóvenes que viven en zonas rurales, por ejemplo? Hay que volver a poner en valor el trabajo en el campo».