Pensar en Cipriani es pensar en Nueva York. Pero es pensar sobre todo en sus restaurantes. Pero ahora pensar en Cipriani y en la ciudad de los rascacielos, es pensar también en Casa Cipriani. El grupo ha abierto un precioso hotel de inspiración art decó en Lower Manhattan. Está en uno de los lugares más icónicos de la zona: en el Battery Maritime Building, una de las últimas terminales de ferry de estilo Beaux Arts del siglo XX. Un edificio con muchísima historia… Que ahora tendrá muchas más historias que contar.
¿El trabajo de su preciosa decoración? Del conocido arquitecto francés Thierry Despon, que ha decorado meticulosamente las 47 habitaciones de manera individual, como si fueran apartamentos neoyorquinos. Todas representan ese estilo Cipriani tan característico… Y algunas de ellas tienen espectaculares vistas a los puentes más famosos de Manhattan. El Puente de Brooklyn y por supuesto, a la Estatua de la Libertad.
Cada habitación es de su padre y de su madre, pero en todas ellas impera la caoba lacada y los muebles italianos, realizados y personalizados para Casa Cipriani. Cada rincón tiene su personalidad. Como cuando surgió este grupo, primero en el icónico Harry’s Bar de Venecia. De alguna manera esta Casa Cipriani nos rememora al lugar donde se disfrutan los mejores Bellinis.
Y si, en Casa Cipriani hay que disfrutar de alguna copa en sus barras de bar, pero también hay tiempo para cuidarse. Algunos de los rincones de la zona wellness son solo para miembros para del club – cuenta con baños de vapor, gimnasio, estudio de movimiento, crioterapia, saunas…-, pero el spa está abierto para huéspedes, aunque lo mejor es preguntar. Descansar aquí después de patear la ciudad es el mejor plan posible. Después se disfruta de un Bellini, claro.
¿Para disfrutar de la gastronomía? Su Club Restaurant, abierto para desayunar, comer y cenar cada día. Es el mejor lugar para disfrutar de algunas de las mejores especialidades de Cipriani, incluidas algunas de los platos más icónicos del Harry’s Bar, como su carpaccio, sus taglioni al horno con jamón, las alcachofas de la isla de Torcello… Y todo con unas increíbles vistas a la Estatua de la Libertad. Si queremos tomar una copa, o algo más informal, su Jazz Café, abierto por las tardes.
The Pickering Room es otro de los rincones que hay que mencionar. Su nombre se inspira en el de Giuseppe Cipriani, el original, el fundador del Harry’s Bar. Ese local que abrió en Venecia se inspiró el nombre de Harry Pickering, uno de sus clientes más fieles. Que ahora este lugar se llama así, es una manera de cerrar el círculo. La historia es más larga, lo mejor es preguntársela a algún camarero. Su Living Room es uno de las estancia más especiales. Para leer un libro, conversar o simplemente pasar el rato.
¿Podría ser Casa Cipriani nuestra casa en Nueva York? Ojalá. La mejor decoración, la mejor gastronomía, un aura inconfundible y una de las vistas más increíbles de la ciudad. No es mal plan.
