Era 1973 cuando una joven madrileña abría en su domicilio una pequeña consulta de belleza. Sin saberlo, por aquel entonces esta chica ilusionada emprendía un camino imparable y lleno de prosperidad y reconocimiento. Esa temprana soñadora era nada más y nada menos que Carmen Navarro, la gurú de la estética en España. Un referente que ha pasado de generación en generación y que ahora, con 7 centros en distintas localizaciones de Madrid y otras ciudades españolas, sigue liderando un mundo de la belleza cada vez más competitivo en el que ella, cuenta con la valiosa ventaja de la experiencia. Casi 50 años de profesión la avalan. Casi medio siglo dedicada a embellecernos y dando lo mejor de lo mejor. Porque nuestra entrevistada de hoy, ha recorrido medio mundo buscando inspiración y lo último para ofrecer un servicio premium y personalizado, una de las señas de identidad de su emporio. «Para ofrecer a mis clientes lo mejor, nunca he dejado de formarme», nos asegura orgullosa. Recibimos a Carmen Navarro, eminencia en el sector beauty en nuestro país, y nuestra charla con ella supone un viaje. Un recorrido a toda una vida de dedicación, pasión y esfuerzo. ¡Acompáñanos!
«Lo importante es que a mí siempre me ha encantado lo que he hecho. La pasión, la constancia y el sacrificio, mis grandes pilares»
Nuestra entrevistada de hoy puso, desde sus primeros pasos en el mundo de la estética en 1973, sus conocimientos y la destreza de sus manos al servicio de la belleza. Y lo hizo apostando por la belleza holística, creando un estilo propio en el que cuerpo, mente y espíritu debían estar alineados. Creó así un espacio de relajación y bienestar, de cuidados personalizados, haciendo que el cliente se sintiera único y especial. Carmen Navarro hizo esto creyendo que la piel es un órgano inteligente, sometido a las presiones emocionales, ambientales y de hábitos de vida que, a veces, se ocultan pero que se reflejan de manera especial en nuestra piel. De ahí su afán por desarrollar el concepto de belleza holística. Su objetivo siempre ha sido guiar las preocupaciones estéticas de cada persona hacia aquellas técnicas que realmente necesita, poniendo en práctica el arte de escuchar y buscando siempre la excelencia, tanto en el trato ofrecido como en los resultados deseados.
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Sus inicios ‘caseros’ a principios de los 70
Carmen Navarro comenzaría sus andanzas en el mundo de la belleza y la estética de una manera muy casera y así, nos lo contó en nuestro plató. Sus inicios fueron en su domicilio de Madrid realizando masajes que pronto serían conocidos por la alta sociedad de la capital.
Sus férreos valores
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A lo largo de toda su trayectoria profesional, Carmen siempre ha puesto en valor la importancia del conocimiento y así se lo ha trasmitido a su equipo. “Debemos estar dispuestas a aprender, evolucionar, a ser honestas con nosotras mismas y, por supuesto, con quienes se ponen en nuestras manos. Pero a la vez debemos ser muy tajantes con lo que sabemos por experiencia», explica. Somos nosotras las que debemos orientar, y gracias a un diagnóstico certero crearemos el protocolo a medida. De nada sirve la aparatología o las técnicas más avanzadas si no realizamos un buen diagnóstico. Solo así podremos darle a cada persona lo que necesita.”
“No pueden ser los clientes los que decidan el tratamiento que les conviene o el que les resulta más atractivo. Somos nosotras las que debemos crear el protocolo más adecuado y conveniente para cada persona y en cada momento porque, no olvidemos, que a medida que avanza el protocolo, debemos realizar un seguimiento exhaustivo para ver la evolución y así trazar el camino que debemos continuar”.
La importancia de las manos en sus tratamientos
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«Donde estén unas buenas manos, eso es lo mejor para un tratamiento de belleza», afirma sonriente. Y es que sus manos prodigiosas, casi, hacen milagros. Los tratamientos manuales pueden llegar a ser muy efectivos y en sus centros, son cruciales.
El centro de Pozuelo, la joya de la corona
En 2018, nuestra reconocida invitada abrió el Centro de Belleza ubicado en la acaudalada zona madrileña de Pozuelo de Alarcón, la joya de la corona de la marca. Diseñado bajo las premisas del Feng Shui, eleva a la máxima expresión su concepto de belleza holística.