Imagen, ídolo, figura, efigie, representación, todos ellos son sinónimos de la palabra icono, una persona que ha hecho algo referente y que escribe historia en los libros de la vida y sus obras dejan una marca que queda eterna en el futuro. Nuestro país ha creado muchos referentes y los escritores e ilustradores que hemos visto nacer, han escrito su propio capítulo de vida. Hoy hacemos homenaje a uno de ellos, cuyos personajes han entretenido a generaciones enteras de familias y ha conquistado a público de todas las edades. Hoy homenajeamos a Francisco Ibáñez, autor y creador de los chapuzas Pepe Gotera y Otilo, del cegato Rompetechos que no veía ni torta, pero su gran hito fueron los divertidos e inmortales Mortadelo y Filemón, una pareja de espías que eran de lo más curiosos.
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El escritor nació en Barcelona, en 1936, y sus estudios se alejaron de lo que fue su gran pasión. Estudiando para perito mercantil y trabajando en un banco, desde joven tuvo una gran pasión por los tebeos que, unido a dibujar, su fascinación por devorar cómics y la pasión por el cine cómico estadounidense, despertó una inquietud dentro del que le movió a lo que fue la gran profesión.



Se puso a dibujar con solo 11 años y logró publicar algunas de sus viñetas cuando estaba en la veintena. Pronto vio que su afición y su futuro profesional eran compatibles. Dejó el banco y, a finales de los 50, ingresó en las filas de la editorial Bruguera.



Esta publicación era un éxito por aquellos tiempos donde los tebeos semanales incluían historias por diferentes entregas. Podríamos decir que era el equivalente a las plataformas de streaming del momento y los niños de los 60 y los 70 se dejaban los ahorros semanales en esas revistas. Además, si tenían suerte, conseguían que sus padres los llevaran los domingos al quiosco y les compraran el nuevo ejemplar de Pulgarcito, Tío vivo o El DTT, los tebeos donde Ibáñez dibujaba a Mortadelo y Filemón.


Las vistas eternas tenían nombre y esos eran Mortadelo y Filemón, los agentes secretos más patosos de la historia. En los años 60, España, vio nacer la 13, Rue del Percebe, un vecindario que la calificación más acertada sería la de loco, que solía publicarse en la contraportada de esas revistas gráficas tan demandadas por los jóvenes de la época. Los personajes y situaciones caóticas de ese vecindario sirvieron muchos años después como germen para las exitosas series televisivas que han marcado historia. Podríamos decir que era la versión cómica y española de Sherlock Holmes y Watson, Mortadelo llevaba bombín y paraguas negro, y Filemón, chaqueta y sombrero a cuadros y fumaba en pipa, como el mítico Holmes. La idea de los disfraces de Mortadelo le fue sugerida a Ibáñez por Vázquez, el creador de Anacleto Agente Secreto.


Estas hilarantes historias comenzaron a publicarse en 1969, en una longitud de 44 páginas, que luego salían en forma de álbumes. La primera fue El Sulfato Atómico. Para entonces, Mortadelo y Filemón habían sido reclutados por la agencia T.I.A. (Técnicos de Investigación Aeroterráquea), parodia de la CIA inspirada en la serie de televisión Superagente 86. En 1986, Ibáñez llegó a perder los derechos sobre sus personajes, que habían sido registrados por la editorial Bruguera. Así, durante cinco años se publicaron historietas no escritas ni dibujadas por su creador, que recuperó la propiedad intelectual sobre Mortadelo y Filemón en 1990 y los relanzó en Ediciones B.


Calificada como una nueva etapa para el escritor y sus reconocidos personajes, de 1990 al presente, se ha caracterizado por una tendencia creciente a incorporar a los argumentos de los álbumes la más rabiosa actualidad. Hasta la fecha, se han publicado 207 historietas largas de Mortadelo y Filemón. La más aclamada, llamada El Tesorero, fue un récord de ventas, puesto que los 10.000 primeros ejemplares se agotaron en un solo día. Los personajes son especialmente populares en Alemania, donde venden más que Astérix y reciben el nombre de Clever & Smart.



Sobre las historias de los propios Mortadelo y Filemón, los hilarantes personajes que más veces han aparecido en sus historietas son el Superintendente Vicente o Súper, su malhumorado jefe en la T.I.A. Su despacho siempre estaba lleno de juguetes de espía y siempre estaba enfadado con los dos agentes, con los que siempre se tenía que conformar porque los otros activos estaban ocupados con otras misiones. Además, siempre estaba de mal humor y echando humo por las orejas.


Otro gran personaje era el profesor Bacterio, un desastroso científico a sueldo de dicha agencia de espionaje, que siempre estaba envuelto en experimentos de lo más extraños, los cuales los probaba con los otros empleados de la agencia, con resultados bastante escabrosos. Debido a ello, Mortadelo y Filemón siempre huyen cuando Vicente pretende hacerles probar un invento del profesor Bacterio. Posee una gran barba negra, que los agentes, el Súper u Ofelia, agarran con saña cuando sus inventos salen mal. Suele vestir con un traje de color verde y, en ocasiones, chaqueta marrón.



Otro referente que es secundario, pero destaca mucho sobre la historia, es Ofelia, la excéntrica secretaria del Súper, la cual sentía una gran atracción por Mortadelo, su gran amor. El personaje siempre aparece para comunicarles a Mortadelo y Filemón que el Súper los llama, haciendo esto de una forma muy cómica. Por ejemplo, en el cómic La sirenita el Súper le dice que vaya a buscar a ese par de cabestros, refiriéndose con ello a Mortadelo y Filemón y ella, tomando esta frase en sentido literal, se los lleva atados como animales.


Su crecimiento durante las décadas fue considerable, puesto que se llevó la historia de estos dos curiosos agentes a la gran pantalla. Saliendo del papel, las líneas y el movimiento plano, los personajes cobraron vida en dos películas que fueron un auténtico éxito. Las historietas se han llevado también al cine con personajes reales en La gran aventura de Mortadelo y Filemón, estrenada en 2003, dirigida por Javier Fesser y protagonizada por Benito Pocino en el papel de Mortadelo y Pepe Viyuela en el papel de Filemón.

Un hombre que ha escrito historia y que fue capaz de crear algo que se ha quedado en la eternidad, con la capacidad de alegrar a niños de generación en generación y crear un referente que ha pasado de padres a hijos.