‘La moda es revolución’, así se titula el libro de la escritora y embajadora de la sostenibilidad Laura Opazo. Presenta libro con Planeta y hace un repaso por aquellas mujeres revolucionarias que dieron pasos importantes en el mundo de la moda. Mujeres como la diseñadora Coco Chanel o la editora de moda Diana Vreeland, mujeres como las cantantes Rosalía o Madonna, como la pintora Frida Kahlo, que cada una en su papel de la historia, han propagado esa revolución que comenzó ya Cleopatra… Y que no ha podido entrar en el libro, por tener que acotar con la historia. Hemos hablado con Laura Opazo, escritora de moda, revolución y referente, y esto es lo que nos ha contado.
Pregunta: ¿Cómo surgió la idea de crear este libro?
Respuesta de Laura Opazo: El primer libro que escribí, ‘Armario sostenible’ fue un encargo de la editorial y coincidió que yo en paralelo había escrito una especie de libreto de 50 páginas sobre la moda sostenible, de cómo hacer la transición de un consumo bulímico a uno más consciente. Era un libreto que se iba a poder descargar de mi página web pero en el camino se cruzó Planeta. Lo que empezó como un libreto de 50, se convirtió en un libro de 250 páginas. Con la confianza de la editorial, me permití la licencia de lanzarles esta idea el año pasado: rendir un homenaje a todas esas mujeres que habían definido el discurso de la moda a lo largo de los últimos siglos. Me habría encantado empezar desde Cleopatra… Pero había que acotar. Les gustó muchísimo la idea y me dieron luz verde.
P: ¿Cuál es el objetivo y a quién va enfocado? Me da la sensación de que las generaciones más jóvenes, y no tan jóvenes, no tienen tantas referencias… Y creo que es genial que pongas en valor tantos nombres que no se leen tanto en redes sociales.
R: La editorial tenía una visión más clara, querían que fuera a la generación Z. Pero en mi caso no buscaba tanto eso: en realidad no voy a un grupo determinado, es gente en general a la que le gusta la historia y quiere entender el por qué de muchas cosas que pasan hoy en día. La moda no es un verso suelto, esas tendencias maravillosas que se ven en las pasarelas, la moda -como sabes- acompaña todos los cambios históricos, es un narrador silencioso de lo que ha ido pasando a lo largo de los siglos. Hay que poner en valor a estas figuras porque tenemos referentes de estilo a influencers o personajes públicos con un estilo embaucador… Pero para que estas mujeres fuesen «libres», o podamos ser libres con nuestro armario y podamos escribir nuestra propia narrativa, ha habido otras que tuvieron que echarle narices.
P. ¿Qué tienen en común mujeres como Rosalía, Stella McCartney o Coco Chanel?
R: Son mujeres que pertenecen a momentos históricos diferentes y contextos socioeconómicos distintos, algunas con una posición más de poder, otras partían desde el anonimato… Pero lo que todas tienen en común es que han sido valientes, unas adelantadas a su tiempo y han creado su propia narrativa, a pesar de las limitaciones que podían tener a su alrededor.
P: Viviene Westwood decía que hay que invertir en moda que haga el mundo mejor… Siendo experta en sostenibilidad, le das mucho valor, claro. ¿Faltan referentes en moda con esta mentalidad?
R: Hay una cosa que tienen en común mis dos libros: cuando empecé a escribir el primero y tiré un poco del hilo, para ver quién empezó con esto de la sostenibilidad, salió el nombre de Katherine Hamnett, Vivienne Westwood y por supuesto, Stella McCartney. Estas tres mujeres aparecen también en ‘La moda es revolución’. La moda sostenible está muy vinculada al empoderamiento femenino. Cuando uno se pone a investigar el fast fashion, te das cuenta que todas las que trabajan en las fábricas son mujeres, que trabajan con políticas muy laxas… Como mujeres nos explotan del principio al final de la cadena: trabajando, y a las consumidoras, generándonos necesidades. Además, hay un canon estético. ¿Cómo no íbamos a liderar ese cambio? Hay más personas dentro del sector que no tienen tanta voz… Pero sí sería interesante que cada vez hubiera más nombres.
P: Me gusta que pongas ejemplos como Miuccia Prada, que representa ‘la intelectualización de la moda’… ¿crees que las redes sociales han devaluado la moda en ese sentido? Me da la sensación de que la gente se piensa que la moda es ropa… Y ya está.
R: Me encanta que Miuccia Prada haya intelectualizado la moda, sin ser pedante, dando espacio a la reflexión. Eso me parece fascinante. Me recuerda a Schiaparelli, que elevó la moda a un nivel más artístico. Toda esa parte frívola que podemos pensar… Al final te das cuenta de que la moda está llena de significado. A día de hoy, con las redes sociales -y el enaltecimiento del fast fashion-, la moda se ha pauperizado. Las tendencias no tienen ningún sentido, son tendencias express que no acompañan a la sociedad. Son vacuas, carentes de sentido. La figura de Miuccia, con este contexto, es interesante porque genera debate y reflexión.
P: ¿Qué diferencias ve Laura Opazo entre Katharine Hepburn, Frida Khalo, o Billie Eilish, por ejemplo? ¿Hay valores que se han perdido? ¿Te ha costado encontrar referentes en la actualidad? A mí personalmente, me cuesta… Creo que hay iconos que son irrepetibles, como lo fue Diana Vreelanda en su día.
R: Creo que compararlas no es justo, porque cada una de ellas tuvo que vivir un momento diferente. Ahora parece que todo es más fácil y simplemente es que hay otro tipo de problemáticas. Estamos en una sociedad volcada en la imagen, desde los 80, pero ahora muchísimo más con el auge de las redes sociales… Y creo que el papel de cada una, sin desmerecer a otras, ha sido fundamental. Si que es verdad que hay que ver las cosas con perspectiva, pero todas nos han otorgado empoderamiento. Creo que hablamos también desde un punto de vista muy occidental y hoy en día se están engendrando esas mujeres que serán referentes en el mundo más oriental. Todavía falta mucho camino por recorrer… Y posiblemente haya muchas mujeres que tengan un papel importante, aunque no salgan en el libro.
P: ¿Cómo una puede cambiar el mundo a través de la moda?
R: Naturalmente. Con nuestra imagen comunicamos más de lo que pensamos porque la ropa que vestimos es una herramienta de comunicación no verbal muy potente. A través de nuestras elecciones estéticas podemos lanzar un gran mensaje sin mediar palabra. Además, a la hora de comprar, para muchos consumidores ya no basta mirar las tres bes (bueno, bonito, barato), prefieren apostar por empresas que vivan en el mundo actual, y como esto me refiero a que estén implicadas con el planeta en el que vivimos y con las personas que lo habitamos. Si esa compañía explota a sus empleadas (huelga decir que en el sector textil, muchas son las mujeres que trabajan en la parte más baja de la cadena en condiciones inefables) o no reconsidera sus procesos y el impacto medioambiental que generan, posiblemente se salgan de la ecuación. Vestirse es un acto político, porque cuando compramos estamos apoyando un tipo de modelo productivo y con cada euro que invertimos, estamos dando más poder y, al mismo tiempo, afirmando los valores de una compañía. Claro que podemos promover un cambio en el sector, orientando a las compañías desde nuestras decisiones de compra.