En el cruce entre el arte contemporáneo y los rituales cotidianos, illycaffè presenta su nueva illy Art Collection firmada por la artista venezolana Sol Calero, una explosión de color, identidad y crítica cultural en formato taza. La colección, que se lanza en primicia durante la feria Frieze New York 2025, convierte el simple gesto de tomar un café en una experiencia artística que invita a la reflexión sobre la migración, la representación y el diálogo entre culturas.
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illycaffè presenta su nueva taza artística
Entre los stands más esperados de Frieze New York 2025, uno de los focos de atención no son ni lienzos ni esculturas, sino algo mucho más pequeño y cercano: una taza de café. Pero no una cualquiera. Se trata de la nueva edición de la illy Art Collection, firmada por la artista venezolana Sol Calero, que lleva su característico universo colorista y crítico a uno de los objetos más cotidianos del planeta.

Desde que illycaffè transformó su taza icónica —diseñada por Matteo Thun en 1991— en un lienzo para artistas contemporáneos, más de 135 creadores han dejado su huella en esta serie de culto. Pero la propuesta de Calero es un giro aún más vibrante y con mensaje: una celebración visual de la cultura latinoamericana, repleta de patrones geométricos, flores, tejidos y referencias simbólicas que invitan a una pausa no sólo para saborear el café, sino para conectar con otras culturas y repensar nuestra mirada sobre ellas.
Arte cotidiano, crítica sofisticada
Sol Calero, nacida en Caracas y afincada en Berlín, es conocida por sus instalaciones inmersivas que convierten espacios comunes —desde salones de belleza hasta escuelas de salsa o agencias de viajes— en escenarios que confrontan jerarquías culturales y cuestionan la percepción de lo exótico. En esta colaboración con illy, ha conseguido llevar ese discurso a una escala íntima, doméstica, sin perder un ápice de su potencia estética.

«Mi trabajo pretende construir puentes entre personas y culturas», explica la artista. «Colaborar con illy me ha permitido plasmar mi investigación artística en objetos accesibles que pueden despertar la curiosidad y la conexión, incluso a partir de un gesto tan sencillo como tomarse un café».
Cada taza de esta colección se convierte así en una especie de micro instalación, un artefacto artístico con vocación de uso diario, pero también de reflexión. Un recordatorio de que el arte no sólo se contempla: se toca, se agarra, se comparte.

Una colección para coleccionistas
La colección está compuesta por juegos de tazas de espresso y capuchino, disponibles en sets de 2 y 4 unidades, con precios que oscilan entre los 51 y los 114 euros. Pero más allá del objeto de diseño, la propuesta de illy y Calero es una declaración: el arte puede y debe estar presente en los gestos más cotidianos. En palabras de Cristina Scocchia, CEO de illycaffè:
«Con esta edición especial, el arte se convierte en un puente para el diálogo global, uniendo diversas culturas a través del color, la narración y el significado compartido».

El momento elegido para su lanzamiento no es casual. Frieze New York, una de las ferias de arte contemporáneo más influyentes del mundo, sirve de escenario perfecto para presentar una obra que, en su esencia, habla de desplazamiento, migración, memoria y representación, temas que atraviesan el trabajo de Calero y que resuenan con fuerza en el contexto artístico internacional.
Belleza y bondad, sorbo a sorbo
Esta colaboración también subraya la filosofía de illycaffè, que desde sus inicios en 1933 en Trieste ha defendido una concepción del café que va más allá del sabor. Su concepto de kalokagathìa —la unión entre lo bello y lo bueno— se materializa en estas pequeñas piezas de porcelana, decoradas con la misma dedicación con la que se selecciona el 1% de los mejores granos de Arábica del mundo para su famosa mezcla 100%.

A día de hoy, más de 10 millones de tazas de illy se sirven a diario en 140 países. Y con esta colección, la experiencia de tomar café suma otra capa: la de sentir que, por unos instantes, el arte se cuela entre nuestras manos y nos obliga a mirar con otros ojos.