En una industria donde la velocidad y el confort son moneda de cambio, Bombardier ha decidido mover el listón una vez más. Su nueva joya, el Global 8000, no sólo es el avión privado más rápido del mundo, sino también el que ofrece mayor autonomía en toda la aviación ejecutiva. Un modelo pensado para quienes viven entre husos horarios, necesitan llegar antes y exigen que la experiencia a bordo esté a la altura de sus agendas.
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El avión privado más rápido del mundo
La carta de presentación del Global 8000 es contundente: durante sus vuelos de prueba alcanzó Mach 0.94, un récord que lo convierte en el avión civil más veloz desde la era del Concorde. Esta cifra no es sólo un dato técnico; abre un abanico de rutas que, hasta ahora, requerían escalas inevitables. Con esta velocidad, conectar ciudades como Singapur y Los Ángeles, Londres y Perth, o Dubái y Houston sin pausas en el camino deja de ser una aspiración para convertirse en una rutina posible.

La otra gran cifra que lo define es su autonomía: 8.000 millas náuticas, suficiente para unir continentes de punta a punta sin repostar. Esto lo sitúa en la cima de los aviones privados de largo alcance. Y no sólo eso: puede hacerlo desde pistas más cortas y en condiciones climáticas complejas, lo que amplía enormemente el abanico de aeropuertos accesibles para sus operadores.
Detrás de este rendimiento sobresale una innovación clave: las alas Smooth Flex, un diseño capaz de adaptarse dinámicamente a distintos perfiles de vuelo. Este sistema mejora la eficiencia aerodinámica, reduce las vibraciones y aporta una estabilidad notable incluso en turbulencia, haciendo que la experiencia de vuelo sea más suave y silenciosa.

Si el rendimiento lo sitúa en la vanguardia, la cabina lo convierte en un nuevo estándar de bienestar. El Global 8000 es el único de su categoría que ofrece cuatro espacios habitables de igual tamaño, planteados como áreas completamente funcionales para trabajar, dormir o disfrutar del trayecto como si se estuviera en casa. Uno de sus elementos estrella es el asiento Nuage, diseñado para llevar al pasajero a una postura de gravedad cero, reduciendo la tensión muscular durante vuelos prolongados. A esto se suma una altitud de cabina ultrabaja –apenas 987 metros– que mejora la oxigenación y reduce la fatiga acumulada.
El bienestar a bordo se completa con el sistema de iluminación Soleil, que ajusta automáticamente la luz interior a los ritmos circadianos para minimizar el jet lag, y con el sistema Pur Air, capaz de renovar el aire cada 90 segundos mediante filtros HEPA de grado hospitalario y carbón activado.

Bombardier no ha escatimado en conectividad ni entretenimiento: internet global en banda Ka, una pantalla 4K de 55 pulgadas, sonido inmersivo l’Opéra y una cocina completamente equipada convierten la cabina en un espacio donde el viaje adquiere vida propia. En la cabina de vuelo, la tecnología se eleva con el sistema Bombardier Vision, la última generación en aviónica y controles fly-by-wire.
Con un precio estimado de 83 millones de euros, el Global 8000 no es solo un avión: es una declaración de hacia dónde quiere avanzar la aviación ejecutiva. Bombardier se adelanta a competidores como Gulfstream o Dassault con una propuesta que combina velocidad, autonomía, diseño y bienestar en un sólo concepto.
