Cada 10 de diciembre, Estocolmo se transforma en la capital mundial del glamour con el banquete del Premio Nobel, la cena de gala que sigue a la entrega de los galardones. Se trata de un evento épico: 1.300 invitados, un precio de 450 € por cubierto. Pero más allá del valor, lo que fascina cada año es el despliegue que hacen, un verdadero espectáculo.
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Este 2025, los galardonados llegan desde todos los campos del conocimiento: desde la tunelización cuántica de John Clarke, Michel H. Devoret y John M. Martinis (Física), hasta las estructuras metalorgánicas de Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar M. Yaghi (Química); pasando por el trabajo esencial sobre células T reguladoras de Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi (Medicina). La literatura recae en el autor húngaro László Krasznahorkai, el Nobel de la Paz en la activista venezolana María Corina Machado, y el de Economía en Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt, por sus estudios sobre el crecimiento económico impulsado por la innovación.
Pero, aunque los nombres de los premiados se conocen desde septiembre, uno de los mayores misterios del evento no se desvela hasta el último segundo: ¿qué se servirá esta noche en el banquete más exclusivo del planeta?
El banquete del Premio Nobel en el Salón Azul
El banquete se celebra en el histórico Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo y está presidido por los reyes de Suecia. La entrada real, anunciada por un maestro de ceremonias al son de órgano y trompetas, marca el inicio de una velada coreografiada. Los reyes, acompañados por invitados de honor, recorren el salón donde más de 60 mesas, vestidas con 470 metros de lino, 7.000 piezas de porcelana, 5.000 vasos y 10.000 cubiertos de plata, esperan a los comensales.
Uno de los elementos que más fascina del banquete de los Premios Nobel es, sin duda, su vajilla. Diseñada en 1991 por Karin Björquist para celebrar el 90 aniversario de los galardones, esta colección de lujo se despliega sólo una vez al año, transformando el Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo en un auténtico museo efímero.
Gunna Cyrén (Orrefors) , por su parte, fue quien diseñó la copa Nobel Wine para el 90 aniversario del Premio Nobel. A día de hoy, cada diciembre, los ganadores del Premio Nobel levantan una copa de vino de esta colección tan preciada.
La decoración floral es otro espectáculo: más de 10.000 flores y 6.000 plantas transforman el espacio en un jardín. La música corre a cargo de la compañía Orion, que intercalará pequeñas actuaciones durante la cena para mantener la atmósfera de ensueño.
El chef principal del banquete del Premio Nobel no es una persona fija, sino que cambia cada año y puede incluir un equipo de chefs de diferentes partes del mundo. Por ejemplo, en 2008, el chef uruguayo Germán Olmedo fue uno de los 68 chefs que trabajaron en la cocina del banquete. En 2029, el chef Sebastian Gibrand, ganador de la medalla de plata en la competencia de chefs más prestigiosa del mundo, el Bocuse d’Or, fue el responsable. Esta noche sabremos el chef elegido de esta nueva edición.
Desde la majestuosa vajilla hasta la música, las flores y los maridajes, el banquete de los Premios Nobel no es solo una cena: es un espectáculo. En pocas horas, Estocolmo volverá a brillar.
