Contenido
- 0.1 Ni sombrero ni sandalias: lo que deben llevar encima los mayores de 65 años si hace calor en la calle en verano
- 0.2 Ni una vez al día ni cada dos días: éstas son las veces que deben ducharse los mayores de 65 años
- 0.3 Ni 25 ni 32 grados: ésta es la temperatura límite de calor en la que empieza a peligrar tu salud
- 1 Por qué es tan importante elegir calzado antideslizante cuando nos hacemos mayores
- 2 Los errores que cometemos en la tercera edad a la hora de calzarnos
- 3 Los mejores trucos para elegir calzado a partir de los 65 años
Hay hábitos de nuestro día a día, como el volumen de la televisión, que pueden marcar la diferencia cuando pasamos de los 65 años. Sin embargo, una cosa que a veces se nos escapa es la elección de la ropa. En ese aspecto, un buen calzado es fundamental.
A partir de los 65 años es más común que nuestros huesos y musculatura se empiecen a resentir, por lo que el riesgo de caídas o pequeños tropiezos aumenta. Además, los tiempos de recuperación se extienden y a veces no nos curamos bien.
Por ello, toda precaución para prevenir una mala caída o una dobladura de tobillo es poca. En ese sentido, hay una parte del zapato que no se suele tener en cuenta y es fundamental para un correcto equilibrio: disponer de suelas antideslizantes.
Por qué es tan importante elegir calzado antideslizante cuando nos hacemos mayores
Tener una buena base en el calzado es fundamental para evitar caídos. ¿Pero en qué debes fijarte para saber si un calzado va a ayudarte a ir con un paso más firme o si irás resbalándote por las esquinas?
Un buen zapato antideslizante debe contar con suela de goma y un dibujo profundo, pensado para agarrarse al suelo en seco y en mojado. Este diseño evita que se forme una película de agua o suciedad entre el zapato y el pavimento, lo que reduce el riesgo de resbalar.
Las mejores suelas tienen ranuras que permiten evacuar el agua. Es decir, surcos en varias direcciones que mejoran el frenado y materiales con buena tracción.
En definitiva, no basta con que la suela sea de goma: tiene que tener el patrón adecuado para ofrecer seguridad real. Cuanto más marcado y variado el dibujo, mayor agarre.
Los errores que cometemos en la tercera edad a la hora de calzarnos
Un error muy común es confundir lo que parece más cómodo con lo que realmente es mejor. Por ejemplo, hay muchos mayores que usan pantuflas o zapatillas deportivas blandas durante todo el día. El problema es que ese tipo de calzado no ofrece el soporte que necesitan unos pies envejecidos.
Tampoco deberías usar un zapato apretado ni demasiado suelto, ya que aumenta el riesgo de rozaduras y de caídas. Además, cuando llega el calor las decisiones de moda son fundamentales: opta por materiales ligeros y transpirables.
Por ejemplo, una buena opción es el cuero fino, ya que mantiene el pie seco. Además, busca zapatos con una puntera ancha para que haya espacio entre los dedos y no aparezcan molestias comunes como los dedos en martillo o los juanetes.
Si eres mujer y ya estás más allá de los 65 años, igual es el momento de enterrar los tacones altos. Lo ideal es un zapato con un ligero tacón de 2,5 centímetros que no comprometa tu estabilidad.
Los mejores trucos para elegir calzado a partir de los 65 años
Elegir calzado siempre es difícil. En la tienda todo nos está estupendo, pero en cuanto usamos un zapato nuevo durante varias horas empezamos a sufrir. Un consejo es probárselos al final del día, cuando los pies están más hinchados.
De esta forma nos aseguramos que no nos aprietan después de varias horas de uso. También deberías elegir modelos con cordones o velcro, que te permitan ajustar la presión, según tus intereses y comodidades.
En caso de que tengas problemas específicos como fascitis o artritis, lo mejor es que acudas a un podólogo para que te asesore.