El verano es sinónimo de días largos y sol radiante, pero también de desafíos para la salud de las personas mayores. En esta época, las altas temperaturas pueden convertirse en una amenaza, especialmente para quienes superan los 70 años.
Entre las numerosas estrategias para proteger su bienestar, la elección de la ropa cobra una relevancia que muchas veces pasa desapercibida. No basta con cubrirse la cabeza o usar gafas de sol: lo que verdaderamente marca la diferencia es lo que visten.
Esto es lo que deben llevar las personas mayores si salen a la calle en verano
Una prenda ligera, de tejido natural y color claro puede ayudar a regular la temperatura corporal de forma eficaz. Según los expertos de Assisted Living Locators, las camisas blancas de lino o algodón son ideales porque permiten una ventilación adecuada y evitan el sobrecalentamiento.
Estos materiales, al ser transpirables y absorber la humedad, mantienen la piel seca y favorecen la sensación de frescor. Además, los colores claros como el blanco reflejan los rayos solares en lugar de absorberlos, lo que reduce significativamente la acumulación de calor en el cuerpo.
Además del tejido y el color, el corte también importa. Las prendas holgadas permiten que el aire circule libremente, mientras que aquellas con cinturas elásticas o cierres sencillos facilitan su uso a quienes tienen movilidad reducida. La clave está en combinar comodidad con funcionalidad, sin comprometer la salud.
Consejos adicionales para mantener frescos y seguros a los mayores en verano
El vestuario adecuado es sólo una parte del cuidado integral que deben recibir los adultos mayores durante los días de calor. Expertos en salud geriátrica, como los de All Heart Care, advierten que este grupo poblacional tiene menor capacidad para adaptarse a las altas temperaturas debido a cambios fisiológicos propios de la edad, como la disminución de la sensación de sed o la respuesta térmica.
Por ello, estos son otros consejos que conviene tener en cuenta:
- Protección solar inteligente: los sombreros de ala ancha y las gafas con filtro UV no son sólo accesorios, sino herramientas de protección fundamentales. También se recomienda el uso de ropa con factor de protección UV incorporado.
- Hidratación constante: beber líquidos regularmente, aunque no se sienta sed, es crucial. El agua saborizada con frutas o las bebidas con electrolitos son excelentes opciones. En cambio, deben evitarse bebidas con cafeína o alcohol, que favorecen la deshidratación.
- Ambientes frescos y bien ventilados: mantener la vivienda entre 20 y 22 °C con ventiladores o aire acondicionado puede evitar riesgos mayores. Si no es posible, se recomienda acudir a centros comunitarios climatizados o crear corrientes de aire abriendo ventanas en lados opuestos.
- Evitar la exposición en horas pico: las actividades al aire libre deben realizarse temprano por la mañana o al final del día. También es importante ajustar los horarios de salidas y recados para evitar el mediodía.
- Atención a los síntomas de alerta: mareos, debilidad, sudoración excesiva o confusión pueden ser signos de agotamiento por calor o golpe de calor. En casos graves, se debe contactar inmediatamente con los servicios de emergencia.
En definitiva, un cambio tan sencillo como elegir la prenda adecuada y seguir estas recomendaciones puede marcar la diferencia en la salud de las personas mayores en verano.