Ni 30 minutos ni 3 horas: el tiempo que debes esperar para bañarte después de comer, según los expertos

Darse un baño en verano es uno de los mayores placeres, pero conviene tener en cuenta ciertos detalles si no quieres llevarte un susto

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Piscina.

Con el verano, ir a la playa o a la piscina es una de esas ideas que ayudan a llevar mejor el calor. Pero, después de comer, siempre hay una frase que aparece: «espera antes de bañarte«.

De pequeños cuesta más asumirlo, porque las ganas de meterse en el agua pueden más. De adultos, uno se acostumbra a respetar el ritual. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿cuánto hay que esperar realmente?

Este es el tiempo que hay que esperar para bañarse después de comer

La respuesta final es: depende. No hay una regla rígida que sirva para todos los casos. El tiempo ideal cambia según varios factores: la edad, el tipo de comida, la temperatura del agua y hasta la forma en que entras al agua.

La edad influye mucho. Los niños y las personas mayores tienen un sistema de regulación térmica menos eficaz. En los niños, porque todavía está en desarrollo; en los mayores, porque su circulación sanguínea ya no responde igual de rápido. En ambos casos, el riesgo de sufrir una descompensación si se bañan justo después de comer es más alto.

También hay que tener en cuenta qué se ha comido. No es lo mismo una comida ligera que un plato cargado de grasa o proteínas. Cuanto más denso y abundante, más tiempo necesita el cuerpo para digerirlo. Ese proceso requiere una buena cantidad de sangre en el aparato digestivo. Si justo después se entra de golpe en el agua, el sistema circulatorio puede descompensarse.

La temperatura del agua es otro factor clave. Cuanto más fría esté, mayor será el contraste con la temperatura corporal, especialmente si has estado al sol o acabas de comer. Ese choque térmico es el que puede provocar una reacción brusca en el organismo: desde malestar y mareo hasta una pérdida momentánea de conciencia.

Por ello, cuando la comida ha sido abundante, lo mejor es dejar pasar entre una y dos horas antes de meterse en el agua. Y si se trata de niños o personas mayores, las dos horas deben de cumplirse sí o sí.

Otras recomendaciones para evitar sustos en el agua

Más allá del tiempo que se espera, lo importante es cómo se entra al agua. No hay que lanzarse sin pensarlo, pues el cuerpo necesita adaptarse. Primero los pies, luego las piernas, después el torso. La cabeza, siempre lo último. Así se evita un choque térmico que puede desencadenar lo que se conoce como hidrocución.

También es recomendable no bañarse justo después de hacer ejercicio ni tras haber estado mucho rato al sol. El cuerpo ya está forzado, y añadirle un cambio repentino de temperatura puede ser la gota que colme el vaso.

Además, si se está tomando medicación (sobre todo para la tensión, el sistema nervioso o diuréticos), conviene extremar precauciones. Algunos medicamentos pueden alterar la capacidad del cuerpo para reaccionar al calor o al frío. En estos casos, la recomendación es tener paciencia al entrar.

¿Cómo es el corte de digestión?

El famoso «corte de digestión» no es un parón del estómago. Lo que ocurre es una hidrocución, una reacción del cuerpo ante un cambio de temperatura repentino. Cuando estás haciendo la digestión, buena parte de la sangre está concentrada en esa zona. Si te metes en agua fría de golpe, el sistema circulatorio actúa deprisa para proteger los órganos vitales. Ese redireccionamiento repentino puede provocar mareos, náuseas, debilidad e incluso desmayo.

Si eso pasa fuera del agua, se supera con descanso. Pero si te ocurre nadando o en el mar, el peligro es mayor, pues te puedes ahogar si pierdes la conciencia sin nadie cerca que te ayude.

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