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Nuestro cuerpo es un complejo universo donde las hormonas tienen un papel protagónico regulando funciones del metabolismo: el estado de ánimo, el sistema inmunológico, entre muchos otros.
Una de estas hormonas; la cortisona, destaca por sus múltiples funciones y por la controversia que genera debido a sus potenciales efectos secundarios. A pesar de ser esencial para la respuesta al estrés y la inflamación, su uso médico debe ser cuidadosamente controlado.
En este artículo, desvelaremos qué es exactamente la cortisona, cómo actúa en el organismo y cuáles son sus usos médicos más comunes.
¿Qué es la cortisona?
- Denominación de la IUPAC: (8S,9S,10R,13S,14S,17R)-17-hydroxy-17-(2-hydroxyacetyl)-10,13-dimethyl-1,2,6,7,8,9,12,14,15,16-decahydrocyclopenta[a]phenanthrene-3,11-dione
- Fórmula: C21H28O5
- de fusión: 220–224 °C
- Peso mol.: 360.46 g/mol
Es una hormona corticosteroide producida naturalmente por las glándulas suprarrenales, ubicadas sobre los riñones. Esta hormona incide en la respuesta del cuerpo al estrés, actuando como un mensajero químico que prepara al organismo para enfrentar situaciones desafiantes.
Sus funciones principales son:
- Regular la respuesta al estrés. Ante situaciones de estrés, la cortisona aumenta los niveles de glucosa en sangre, proporcionando energía extra al cuerpo. También aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca, preparando al organismo para la acción.
- Controlar la inflamación. Actúa como un potente antiinflamatorio, disminuyendo la hinchazón, el enrojecimiento y el dolor asociados a la inflamación.
- Regular el sistema inmunitario. Modula la actividad del sistema inmunitario, suprimiendo la respuesta inmune en caso de exceso de actividad.
- Regular el metabolismo. Influye en el metabolismo de carbohidratos, proteínas y grasas, contribuyendo al equilibrio energético del organismo.
Debido a sus potentes efectos antiinflamatorios e inmunosupresores, la cortisona se utiliza con frecuencia como medicamento para tratar una amplia gama de enfermedades, desde alergias hasta enfermedades autoinmunes.
¿La cortisona y cortisol son lo mismo?
Aunque a menudo se usan indistintamente, cortisona y cortisol no son exactamente lo mismo. El cortisol es la principal hormona del estrés producida por nuestro cuerpo, mientras que la cortisona es un precursor inactivo que se convierte en cortisol en el hígado cuando es necesario.
En cuanto a los medicamentos corticosteroides, estos son versiones sintéticas de la cortisona y el cortisol.
Se utilizan para imitar y amplificar los efectos de estas hormonas naturales, resultando muy eficaces para controlar la inflamación y suprimir el sistema inmunitario en diversas enfermedades.
Usos médicos de la cortisona
La cortisona se utiliza en medicina por sus potentes propiedades antiinflamatorias e inmunosupresoras. Su administración busca controlar síntomas y mejorar la calidad de vida en diversas enfermedades:
Reducción de la inflamación
La cortisona actúa sobre el sistema inmunitario, limitando la producción de sustancias que causan inflamación. Esta capacidad la convierte en un tratamiento efectivo para:
- Artritis. Se inyecta directamente en las articulaciones inflamadas (rodillas, hombros) para aliviar el dolor y la rigidez.
- Asma. Se administra mediante inhaladores para reducir la inflamación de las vías respiratorias y facilitar la respiración.
- Alergias. Se utiliza en forma de cremas para aliviar el picor y la inflamación de la piel o en pastillas para reacciones alérgicas más severas.
Tratamiento de enfermedades autoinmunes
En enfermedades como el lupus o la enfermedad de Crohn, el sistema inmunitario ataca por error las células del propio cuerpo.
La cortisona ayuda a controlar esta respuesta inmune exagerada, aunque su uso suele ser a largo plazo y requiere un estricto control médico para ajustar las dosis y minimizar efectos secundarios.
Otros usos
Aunque su uso más extendido está relacionado con la inflamación y la regulación del sistema inmunitario, también ha sido útil en estas situaciones:
- Reacciones alérgicas severas. La cortisona intravenosa puede ser crucial para controlar reacciones anafilácticas, salvando vidas.
- Prevención del rechazo de órganos trasplantados. Ayuda a evitar que el sistema inmunitario ataque el nuevo órgano, aumentando la tasa de éxito del trasplante.
- Ciertos tipos de cáncer. Puede formar parte del tratamiento de algunos cánceres como la leucemia, ayudando a destruir las células cancerosas o a reducir los efectos secundarios de la quimioterapia.
Efectos secundarios de la cortisona
La Revista Médica IATREIA señala que aunque la cortisona es un tratamiento efectivo para diversas condiciones, también está asociado con “múltiples efectos adversos que pueden afectar diferentes órganos”.
Desde luego, los efectos secundarios dependen de la dosis, duración del tratamiento y por supuesto la sensibilidad de cada persona.
Efectos a corto plazo
- Aumento del apetito y por consiguiente aumento de peso.
- Cambios de humor. Irritabilidad, ansiedad o incluso episodios de euforia.
- Retención de líquidos e hipertensión arterial.
- Dificultad para dormir. Dificulta el conciliar el sueño o provoca despertares nocturnos.
Efectos a largo plazo
- Debilitamiento del sistema inmunitario, aumentando el riesgo de infecciones.
- Osteoporosis y aumento del riesgo de fracturas.
- Diabetes tipo 2 y aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Precauciones y recomendaciones del uso de cortisona
La terapia con glucocorticoides ha demostrado ser útil en enfermedades como el asma bronquial, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedades reumatológicas y gastrointestinales o prevención del rechazo de trasplante, según IATREIA.
A pesar de ello, es un medicamento de uso estrictamente profesional. Se trata de un fármaco potente que debe ser utilizado con precaución y siempre bajo supervisión médica.
La automedicación con cortisona es extremadamente peligrosa, ya que puede tener graves consecuencias para la salud. Seguir las indicaciones del médico al pie de la letra, tanto en la dosis como en la duración del tratamiento, es de vital importancia para maximizar su eficacia y minimizar riesgos.
Asimismo, es esencial mantener un seguimiento médico regular durante el tratamiento. Esto permitirá al profesional sanitario controlar los efectos secundarios, ajustar la dosis si es necesario y garantizar un uso seguro y efectivo de la cortisona.
Bibliografía
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