Contenido
- 0.1 Confirmado por los psicólogos: si te comportas de esta forma eres de clase media-baja, según estudio
- 0.2 La razón por la que a las personas mayores de 65 años les encanta contar historias, según la psicología
- 0.3 Las personas que desvían la mirada cuando hablan con alguien tienen estos rasgos, según los psicólogos
- 1 Harvard explica por qué opinar de todo no es tan útil como pensamos
- 2 Cómo influir en las decisiones de los demás sin darles tu opinión
- 3 El consejo de Harvard: cambia la actitud cuando te pregunten por un tema importante
De la misma forma que querer tener siempre la razón no es un síntoma de inteligencia, sino de falta de autoestima; querer opinar de todo también es negativo y podría demostrar inestabilidad. Por ello, desde Harvard Business School han recomendado que nos guaremos nuestras opiniones más a menudo.
El estudio publicado en su revista Harvard Business Review ha defendido que dar nuestra opinión o feedback rara vez tiene el impacto que pensamos o va a hacer que alguien cambie su forma de ver las cosas.
El motivo es que en la mayoría de los casos las personas no buscan que les digan qué hacer, sino claridad para tomar sus propias decisiones. Si quieres influir en los demás, hay otro método más efectivo.
Harvard explica por qué opinar de todo no es tan útil como pensamos
En la revista Inc. se hacían eco del estudio de Harvard y recogían varios ejemplos que demostraban por qué hasta las opiniones que vienen de personas cercanas o con mucha experiencia en la materia pueden ser equivocadas o irrelevantes.
Por ejemplo, Jeff Bezos escuchó que dejar su trabajo para fundar Amazon no era buena idea; Walt Disney recibió advertencias de que nadie vería una película de dibujos de 90 minutos; y Warren Buffett oyó que no era buen momento para empezar a invertir.
Además, las personas tienden a sobrestimar sus capacidades y a racionalizar cualquier feedback negativo hasta olvidarlo en pocos días. Es decir, aunque la opinión sea bienintencionada, probablemente no influya en la decisión final.
Otro aspecto que valoran en el artículo de Harvard es que la persona que da el consejo casi nunca conoce todos los detalles, motivaciones o circunstancias, lo que limita el valor de su opinión.
Cómo influir en las decisiones de los demás sin darles tu opinión
Que opinar no sea efectivo, no significa que no haya métodos para influir en las decisiones de los demás. Lo mejor, según los expertos, es sustituir el consejo directo por preguntas abiertas que ayuden a la persona a reflexionar.
Con este enfoque el objetivo no es guiar hacia una respuesta concreta, sino facilitar que la propia persona explore sus motivaciones, miedos y metas.
Por ejemplo, si alguien duda entre mantener su negocio o unirse al de un familiar, en lugar de decirle si es una buena o una mala idea puedes plantearle preguntas como las siguientes:
- ¿Te sentirás cómodo trabajando con un socio que también es familia?
- ¿Vuestros objetivos a largo plazo parecen compatibles?
- ¿Estás dispuesto a delegar en áreas clave o empezar a depender de otros?
Con esta forma de influir en los demás respaldada por Harvard vas a ayudar a que tomen la decisión final, pero sin llegar a mojarte.
El consejo de Harvard: cambia la actitud cuando te pregunten por un tema importante
Desde Harvard ya habían destacado la relevancia de hacerse determinadas preguntas como símbolo de inteligencia emocional. Ahora, han vuelto a poner el foco en la importancia de dejar las opiniones a un lado.
Sabiendo esto, la próxima vez que alguien te pida consejo o estés tentado de darle una opinión, recuerda que no debes explicarle qué harías tú en su lugar, sino en concentrarte en descubrir las preguntas que le permitan analizar lo que ocurre.