Soy psicólogo y si ves a tu hijo andando con tus zapatos, va por el buen camino: «No sólo está jugando, está…»

Soy psicólogo y si ves a tu hijo andando con tus zapatos, va por el buen camino: "No sólo está jugando, está..."

El crecimiento de los niños es un proceso fascinante lleno de descubrimientos, aprendizajes y cambios constantes. A medida que avanzan en su desarrollo, atraviesan diferentes etapas en las que exploran el mundo, imitan comportamientos y comienzan a representar roles a través del juego. Estas conductas son naturales y reflejan su necesidad de comprender lo que los rodea. En este contexto, acciones cotidianas como ver a tu hijo andando con tus zapatos adquieren un profundo significado emocional y educativo.

El psicólogo Javier de Haro explica que «Es muy normal entre los 2 y los 5 años, pero hay que pensar que no solo está jugando. Detrás de eso hay mucho más». Las fases del desarrollo infantil son tres: exploratoria, imitativa y de juego simbólico. Todas convergen cuando los niños se ponen los zapatos de sus padres. En la fase exploratoria, sienten curiosidad por los objetos y buscan experimentar con ellos; en la imitativa, reproducen las acciones de los adultos; y en el juego simbólico, transforman esos gestos en representaciones de la realidad. Así, si ves a tu hijo andando con tus zapato, no solo «juegan a ser mayores», sino que construyen su identidad, expresan su deseo de pertenecer y fortalecen el vínculo familiar. Este acto también fomenta la empatía, ya que les permite ponerse literalmente “en los zapatos del otro”. Para acompañar estas conductas, es importante validar su curiosidad, participar en el juego sin juzgar, ofrecer espacios seguros de exploración y utilizar estas experiencias como oportunidades para dialogar, enseñar valores y reforzar la confianza en sí mismos.

Las fases que explican por qué ves a tu hijo andando con tus zapatos

Según el Hospital San Joan de Déu, el acompañamiento de los padres debe basarse en el respeto por la autonomía de los hijos, sin dejar de establecer límites claros cuando las conductas resultan preocupantes. “El reto radica en encontrar un equilibrio: confiar en su criterio, pero al mismo tiempo ofrecer orientación para que sepan distinguir entre relaciones saludables y amistades que puedan tener una influencia negativa”, recomiendan los médicos.

Para comprender esta conducta es necesario conocer las tres fases fundamentales del desarrollo infantil relacionadas con esta acción:

La fase exploratoria

Esta etapa suele darse durante los primeros años de vida. El niño descubre el entorno a través de los sentidos: toca, huele, observa y experimenta. Todo lo que está a su alrededor despierta curiosidad, especialmente los objetos de los adultos. Los zapatos, al ser algo cotidiano y cargado de significado (porque acompañan al adulto a todas partes), se convierten en un objeto atractivo.

Fase imitativa

Conforme crece, el niño comienza a observar con atención lo que hacen las personas a su alrededor. En esta fase, imitar es una manera de aprender. El pequeño copia gestos, palabras y comportamientos para sentirse parte del grupo y entender cómo funciona el mundo.

Por tanto, si ves a tu hijo andando con tus zapatos, debes entender que es una forma de repetir lo que ve todos los días: adultos que se preparan para salir, trabajar o realizar actividades importantes. A través de la imitación, el niño empieza a ensayar los roles que más adelante comprenderá y asumirá con mayor madurez.

Fase de juego simbólico

Esta etapa aparece generalmente entre los 3 y 6 años. Aquí el niño ya no solo imita, sino que representa. “Le sirve para aprender a comprender mejor el mundo”, asegura Javier de Haro. El juego simbólico le permite hacer como si fuera otra persona.

Al ponerse los zapatos de sus padres, está jugando a ser adulto, a cuidar, a trabajar, a conducir o a realizar tareas que ve como parte de la vida de los mayores. Es una forma de procesar la realidad, expresar emociones y desarrollar habilidades sociales y cognitivas.

¿Cuál es el significado al ver a tu hijo andando con tus zapatos?

Cuando los niños se ponen los zapatos de sus padres, están comunicando mucho más de lo que parece. Este gesto encierra significados profundos relacionados con su desarrollo emocional, cognitivo y social.

Construyen su identidad

Al ponerse tus zapatos, tu hijo está ensayando el rol de “ser adulto”. “Pasa del plano ´soy un niño´ al plano ´soy papá o soy mamá´ y así, con esos diferentes planos, viendo esas diferencias, puede explorar su identidad”, explica Javier de Haro.

Este juego le permite imaginar cómo será en el futuro, desarrollar confianza y proyectarse en lo que desea llegar a ser. Es una manera simbólica de construir su identidad y experimentar con los diferentes roles que observa.

Sienten conexión

Los zapatos son, en este momento, objetos personales que representan parte de la vida diaria del adulto. Al usarlos, el niño siente una conexión directa con sus padres y con el entorno familiar. Es una forma de decir “quiero ser como tú” o “quiero estar cerca de ti”. Este gesto refuerza el vínculo afectivo y la sensación de pertenecer a un grupo seguro.

Aprenden empatía

Cuando un niño se “pone en los zapatos del otro”, comienza a desarrollar empatía. Intenta comprender lo que siente o hace su mamá o papá, imaginando su punto de vista. Este proceso de identificación es clave para aprender a ponerse en el lugar de los demás, una habilidad fundamental en la vida emocional y social.

Expresan curiosidad y deseo de independencia

El acto de probarse los zapatos de un adulto también refleja el deseo de independencia. El niño siente curiosidad por lo que hacen los mayores y quiere experimentar esa sensación de autonomía. Es un paso simbólico hacia la madurez, donde explora lo que significa “crecer” y “salir al mundo”.

Consejos para acompañar a tus hijos en este tipo de conductas

Acompañar a los hijos en su desarrollo requiere comprensión, paciencia y participación activa. Algunas recomendaciones para apoyarles en este tipo de conductas son:

 

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