Soy psicóloga y esto es lo que ocurre en el cerebro de los niños con altas capacidades: «Ni ellos mismos son capaces…»

Psicología

Soy psicóloga y esto es lo que ocurre en el cerebro de los niños con altas capacidades: "Ni ellos mismos son capaces..."

El desarrollo durante la infancia está acompañado de la familia y el colegio. En esta etapa, es frecuente los niños con altas capacidades tengan muchas preguntas porque su forma de aprender y percibir el mundo no siempre coincide con la del resto de sus compañeros. Si bien algunos piensan que se trata de niños muy inteligentes, la realidad es mucho más compleja y desde la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja) mencionan que las altas capacidades no solo implican un desarrollo cognitivo superior, sino una forma distinta de procesar, sentir y relacionarse.

Es importante comprender estas particularidades porque permite acompañar mejor a los niños para que desarrollen su potencial sin sentirse desbordados o incomprendidos. Sin embargo, detectar las altas capacidades no siempre es sencillo, sobre todo porque los niños que las presentan no son un grupo homogéneo. Las autoridades de UNIR señalan que existen distintos perfiles y que, en muchos casos, los menores muestran lo que se conoce como “doble excepcionalidad”: destacan cognitivamente, pero a la vez pueden convivir con dificultades como TDAH, dislexia o TEA. «Esta combinación puede hacer que el niño desconecte, se aburra o incluso oculte su capacidad para evitar sentirse diferente», aseguran. Por lo tanto, sostienen que es importante la detección temprana, idealmente desde Educación Infantil, para intervenir a tiempo y evitar que el niño pierda motivación, autoestima o interés por aprender.

La mente de los niños con altas capacidades funciona a gran velocidad

La psicóloga sanitaria Amelia Arenas, experta en altas capacidades intelectuales, señala que estos niños pueden procesar información hasta un 30% más rápido que sus compañeros de la misma edad.

«Su rapidez mental les permite establecer conexiones inusuales, resolver problemas con creatividad y comprender conceptos complejos con menos esfuerzo», afirma. Sin embargo, la experta advierte que esta misma velocidad puede volverse abrumadora, generando impaciencia, frustración o sensación de desconexión en entornos demasiado lentos.

Como señala Arenas, tal vez en lugar de pedirles que esperen, deberíamos ofrecerles espacios que acompañen la velocidad natural de su pensamiento para estimular sus habilidades.

¿Qué son exactamente las altas capacidades?

Según UNIR, las altas capacidades no se refieren únicamente a un cociente intelectual elevado, sino a una forma de desarrollo que suele ser asincrónica. Esto significa que el niño puede mostrar un avance intelectual muy notable, mientras que sus habilidades emocionales o sociales se desarrollan a un ritmo diferente.

«Esta asincronía es clave para comprender por qué algunos niños brillan en lo académico, pero pueden sentirse desbordados emocionalmente o tener dificultades para encajar con sus iguales», explican los especialistas.

¿Cómo detectar a los niños con altas capacidades de manera adecuada?

La detección requiere una evaluación profesional específica porque muchos de los comportamientos asociados a las altas capacidades se suelen confundir con otros trastornos del neurodesarrollo.

Como explica UNIR, no todos los niños con altas capacidades tienen un rendimiento académico sobresaliente. «Algunos pueden mostrar conductas disruptivas, desmotivación o dificultades sociales, lo que puede llevar a interpretaciones erróneas», explican.

Según Red Cenit, la clave está en observar patrones como el aprendizaje autónomo, la memoria extraordinaria, el lenguaje avanzado o la intensidad emocional, considerándolas como señales frecuentes en estos perfiles.

Las características comunes en niños con altas capacidades

Aunque cada niño es único, Red Cenit menciona algunas señales frecuentes como el aprendizaje autónomo de la lectura, una memoria destacada, vocabulario avanzado y tendencia a la introversión.

Además, presentan intereses profundos, necesidad de cambiar de actividad cuando dejan de sentirse estimulados y alta capacidad de concentración en temas que realmente les apasionan.

En el plano social, pueden mostrarse intensos o querer liderar el juego, lo que a veces incomoda a otros niños y genera conflictos. «También suelen preferir trabajar solos, no por falta de habilidades sociales, sino por su necesidad de autonomía intelectual», aseguran.

¿Cuáles son las ventajas de las altas capacidades?

Estos niños presentan beneficios notables que pueden acompañarlos toda la vida si se les orienta adecuadamente. Red Cenit destaca que su rapidez cognitiva y su gran memoria les permiten aprender con facilidad, relacionar información y generar ideas innovadoras.

Además, suelen mostrar un gran desarrollo de la empatía, lo que favorece las relaciones personales y laborales en el futuro. «Su capacidad de abstracción y pensamiento divergente los convierte en excelentes solucionadores de problemas, capaces de plantear múltiples escenarios posibles y mantener el pensamiento positivo», mencionan.

Además, miembros de Red Cenit destacan que la perseverancia y tolerancia a la frustración, frecuente cuando se sienten retados intelectualmente, contribuye a construir resiliencia y motivación constante.

¿Por qué es importante el acompañamiento?

A pesar de sus ventajas, los niños inteligentes requieren una atención adecuada para evitar que el niño se sienta aislado, se aburra en clase o se desconecte emocionalmente. Los centros educativos y las familias deben trabajar juntos para ofrecerles oportunidades de aprendizaje adaptadas, entornos estimulantes y apoyo emocional.

Comprenderlos implica aceptar que no solo piensan diferente: también sienten, perciben y se relacionan de maneras únicas. Cuando se les ofrece el espacio adecuado, estos niños despliegan su potencial y disfrutan del proceso.

 

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