Sólo necesitas unos minutos: el truco de los expertos para saber si una persona es mala

Las actitudes y comportamientos de las personas muchas veces resultan difíciles de comprender según sus historias, culturas y contextos. Sin embargo, ciertos rasgos de la personalidad permiten identificar cuáles son las características de una persona mala en unos minutos. Los psicólogos establecen que aquellos individuos que se comportan con malicia hacia los demás no lo hacen a partir de una esencia malvada que tienen de nacimiento. En este sentido, el psicólogo José Martín del Pliego, del Colegio de Psicólogos SJ, afirma que todos los seres humanos nacen con la posibilidad de hacer el bien o el mal, pero no con un “gen de la maldad”.

«El mal comportamiento no está predeterminado biológicamente, sino que es el resultado de múltiples factores, entre ellos, la historia personal, el entorno afectivo, las experiencias traumáticas y las decisiones individuales». A su vez, añade que algunos rasgos de personalidad y patrones conductuales pueden ser señales de alerta cuando se habla de personas con actitudes dañinas y persistentes hacia otros. Para el profesional, la infancia, la calidad del apego recibido y las vivencias significativas marcan la diferencia entre una persona empática y solidaria y otra centrada únicamente en su propio beneficio. «Quienes crecen sin protección emocional, sin afecto o apoyo estable, tienden a desarrollar mecanismos de defensa que, con el tiempo, pueden transformarse en características hostiles o egoístas», explica. Entre las características principales que definen si una persona es mala se encuentran la falta de empatía, el narcisismo, el deseo de venganza y una constante necesidad de manipular a los demás para obtener beneficios personales.

Cómo saber si una persona es mala

El egoísmo y la manipulación constante

Para especialistas e instituciones dedicadas a la psicología, una de las primeras señales que suelen identificar si una persona es mala es su incapacidad para considerar a los demás.

«Se centran únicamente en sus deseos, necesidades e intereses. Este egoísmo no es una simple prioridad del bienestar propio, sino una indiferencia hacia las consecuencias de sus acciones en los demás», aseguran miembros del Centro de Psicología de Madrid (CEPSIM).

A su vez, mencionan que estas personas tienden a manipular de manera sutil o directa al tergiversar las palabras, exagerar las emociones o aparentar preocupación para obtener algo. Desde CEPSIM, sostienen que las malas personas son mentalmente rígidas, incapaces de reconocer otros puntos de vista, y utilizarán cualquier estrategia para salirse con la suya, sin importar los daños colaterales.

La falta de empatía

La empatía se trata de la capacidad de ponerse en el lugar del otro y sentir preocupación por su bienestar. En las personas malintencionadas no se registra empatía o presentan enormes dificultades para registrar las condiciones del resto de los individuos.

Según CEPSIM, muchas personas malintencionadas presentan una empatía distorsionada: entienden racionalmente lo que otro siente, pero no logran vincularlo con sus actos ni sentir remordimiento.

Por lo tanto, es muy probable que dañen a otros sin experimentar culpa, ya que justifican su comportamiento bajo una lógica personal que siempre los victimiza o exime.

La impulsividad y el narcicismo de una persona mala

En instancias grupales que comparten tareas y actividades, si alguien logra captar la atención y el interés de la mayoría, las malas personas pueden volverse impulsivas, no toleran la frustración y buscan salidas inmediatas para volver a tener el control.

Desde CEPSIM aseguran que esta impulsividad puede manifestarse como agresividad abierta o disfrazada bajo una falsa preocupación. Además, resaltan que estas personas pueden incluso elogiar o adular a otros con fines manipulativos con tal de obtener una ventaja o revertir una situación que no les favorece.

«Las personas malintencionadas suelen tener una imagen grandiosa de sí mismas. El narcisismo se expresa a través de una necesidad constante de reconocimiento y validación», según estos expertos. Otro rasgo característico de las malas personas es que creen ser más inteligentes, capaces e importantes que los demás y por eso se sienten con derecho a imponer sus criterios o manipular a su entorno.

Por lo general, suelen mostrar una actitud cambiante que les permite adaptarse a diversas situaciones sociales para obtener beneficios sin preocuparse por traicionar o desacreditar a otros.

El rencor, la venganza y la mentira

Las malas personas no olvidan ni perdonan fácilmente. Si alguien las hiere, buscarán venganza, ya sea directa o sutil, porque consideran que esa persona merece un castigo. Los expertos de la Universidad Adventista de Washington aseguran que una persona mala carece de remordimientos y disfruta activamente del daño que provoca.

«Se trata de individuos que mienten con naturalidad, sabotean relaciones o proyectos ajenos y buscan destruir aquello que otros valoran o aman, por el simple placer de hacerlo», confirman.

A su vez, presentan un rasgo característico que es la mentira como herramienta de vinculación social. En este sentido, introducen constantemente información falsa, manipulada o exagerada en sus discursos. “Sienten una especie de satisfacción personal al ver cómo los demás se sienten confundidos, humillados o dañados por sus engaños”.