Si te pones muy nervioso cuando haces una cola, la psicología dice esto de ti

Psicología

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Hacer cola forma parte de nuestras rutinas cotidianas a través de las compras en supermercados, trámites en bancos, aeropuertos o incluso en espacios de ocio. Es un momento que puede generar múltiples reacciones, estados de ánimo y cambios de humor. Por lo tanto, no todas las personas reaccionan de la misma manera frente a la espera. La situación que para algunas personas representa un trámite rutinario sin mayores problemas, para otros puede convertirse en una experiencia frustrante y hasta angustiante. Según especialistas e instituciones académicas de psicología, si te agobias cuando haces una cola es posible que experimentes una mezcla de impaciencia, ansiedad e incomodidad al sentirte atrapada en un momento que escapa a su control.

En esos instantes, la mente comienza a anticipar las tareas que quedan pendientes y se percibe la fila como un obstáculo innecesario que roba tiempo y energía. Lo que en principio parece simple y dinámico, puede convertirse en un detonante emocional. Una de las explicaciones de la psicología sobre este fenómeno es la sensación de falta de control porque esperar implica incertidumbre respecto a factores externos como la velocidad del cajero, la gestión de otros clientes o incluso imprevistos que alargan el proceso. Según el centro Conectia Psicología, la ansiedad se incrementa cuando no se conoce la causa de la demora o cuánto tiempo tomará realmente la espera. “El ser humano, en general, se siente más cómodo cuando puede prever el curso de las cosas y anticipar su desenlace”, comentan los expertos. En las colas, esa capacidad desaparece y surge una tensión que puede convertirse en una verdadera carga psicológica. «Además, mientras se espera, la mente se compara constantemente con los demás, observando cómo avanzan las otras filas y reforzando la sensación de injusticia cuando alguien parece progresar más rápido», explican.

Qué le cuando haces una cola y te pones nervioso

La ansiedad como detonante principal

Uno de los rasgos más comunes en quienes se agobian al hacer cola es la ansiedad anticipatoria. Como explica el Centro de Psicología Psiconet, al elegir una fila y notar que otra avanza con mayor rapidez, aparece la llamada “Ley de Erma Bombeck”: la convicción de que la otra fila siempre se mueve más rápido que la nuestra.

«Este pensamiento genera frustración inmediata y provoca que la espera se perciba más larga de lo que realmente es. Además, la incertidumbre sobre la duración exacta de la fila intensifica el malestar», sostienen autoridades del centro.

En este sentido, destacan que, si alguien supiera que deberá esperar 15 minutos, probablemente lo aceptaría con mayor calma que si no tiene ninguna referencia de tiempo. «El tiempo subjetivo juega un papel fundamental y cuando las personas tienen la mente ocupada, perciben que el tiempo pasa más rápido», asegura el especialista William James.

Al respecto, algunos lugares implementan estrategias para reducir la percepción negativa de la espera: ofrecer menús a los clientes antes de sentarse en un restaurante o permitir avanzar en pequeños pasos para ayudar a disminuir la carga psicológica.

La razones de ponerse nervioso cuando haces una cola

Otro aspecto clave es la tendencia natural a compararse con otras personas en la fila. Según Conectia Psicología, al observar que alguien que llegó después avanza más rápido, se activa un sentimiento de injusticia.

Sin embargo, comentan que esta percepción no responde a un análisis objetivo de la situación, sino a un sesgo cognitivo que refuerza la frustración. «En esos momentos, la fila deja de ser un trámite neutral y se convierte en una especie de competencia invisible. La comparación genera más tensión y multiplica el malestar, sobre todo en personas con un alto nivel de autoexigencia», aseguran.

¿Cómo impacta en el ánimo el ritmo de la fila?

La manera en que recordamos una fila no depende solo de su duración, sino también de cómo termina. Según la Asociación para la Ciencia Psicológica (APS), los consumidores se sienten más satisfechos con una espera que empieza lenta y termina acelerándose que con una que inicia rápido pero luego se detiene. Entonces es cuando viene la negatividad cuando haces una cola.

«La memoria emocional tiende a dar más peso al desenlace de la experiencia, lo que explica por qué, en ocasiones, una cola larga pero que concluye con un avance fluido se recuerda con menos malestar que una más corta, pero con interrupciones repentinas», dice el psicólogo Daniel Kahneman.

Las estrategias para sobrellevar mejor el tiempo en el que hace cola

Aunque las colas no pueden eliminarse, es posible reducir la sensación de agobio mediante estrategias prácticas. Una de ellas es aceptar que la espera forma parte de la vida cotidiana y esta aceptación ayuda a reducir la resistencia emocional.

También resulta útil ocupar el tiempo en actividades como leer, escuchar un pódcast o repasar una lista mental de pendientes para acortar la percepción del tiempo. A su vez, es clave evitar la comparación constante y recordar que cada fila tiene su propio ritmo y no existe ninguna garantía de haber elegido la más rápida.

 

 

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