Contenido
- 0.1 Meditar está bien, pero hay algo mejor: el ejercicio de respiración más eficaz para bajar el estrés con tu iPhone
- 0.2 Si necesitas revisar todo el rato si tienes algún correo nuevo es por esto: lo explica la psicología
- 0.3 Las personas más inteligentes siempre empiezan el día con esta costumbre tan poco habitual
- 1 Qué es la nomofobia y por qué se ha vuelto tan común
- 2 Las tres fases que indican una posible adicción al móvil
- 3 Señales que indican una relación tóxica con el teléfono
- 4 Cómo reducir el uso compulsivo del móvil: éstas son algunas estrategias efectivas
En una cafetería, en la cola del supermercado o incluso en la cama antes de dormir: el móvil siempre está presente. No importa la hora ni el lugar, muchas personas sienten la necesidad de consultarlo de forma constante, incluso sin que haya una notificación previa.
Este comportamiento ha despertado el interés de los psicólogos por sus efectos sobre la salud mental y sus relaciones sociales. ¿Quieres saber cuáles son?
Qué es la nomofobia y por qué se ha vuelto tan común
La psicología ha bautizado esta sensación como nomofobia, el miedo irracional a estar sin el teléfono móvil. Aunque todavía no se reconoce oficialmente como trastorno mental, numerosos especialistas coinciden en que comparte características con otras formas de adicción.
No es una preferencia tecnológica únicamente. Se trata de ansiedad, irritabilidad y una necesidad constante de «estar al tanto». Según la psicóloga Cristina Rocafort, esta dependencia se manifiesta cuando el teléfono deja de ser una herramienta útil y pasa a gobernar nuestros tiempos de descanso, ocio y relaciones sociales.
De hecho, como explica en su artículo Cómo saber si estás enganchado al móvil y a las redes sociales, muchas personas llegan a sentir una angustia real al separarse de su dispositivo, aunque sea por unos minutos.
Las tres fases que indican una posible adicción al móvil
Para identificar el grado de relación que mantenemos con el móvil, los expertos distinguen estos tres niveles progresivos:
- Uso consciente: se utiliza el teléfono cuando realmente se necesita, sin interferir en otras áreas importantes de la vida.
- Uso excesivo: comienza a haber una pérdida de control. El móvil se consulta constantemente, incluso durante actividades incompatibles como reuniones o comidas.
- Dependencia: aparece un malestar significativo al no poder acceder al teléfono. El sueño, la concentración y las relaciones personales se ven claramente afectadas.
Señales que indican una relación tóxica con el teléfono
Detectar a tiempo este problema es fundamental. Estos son algunos de los síntomas frecuentes:
- Revisar el móvil sin que haya habido una notificación.
- Sentirse inquieto si el dispositivo no está al alcance.
- Perder horas de sueño por estar conectado.
- Descuidar tareas o relaciones por priorizar la vida digital.
- Necesitar aprobación externa a través de «me gusta» o comentarios.
Estas señales, según Rocafort, pueden pasar desapercibidas por la normalización del uso excesivo, pero constituyen un claro indicio de dependencia.
Cómo reducir el uso compulsivo del móvil: éstas son algunas estrategias efectivas
Afortunadamente, es posible establecer una relación más saludable con nuestros dispositivos. Éstas son algunas estrategias que pueden ayudarte a reconectar contigo mismo y con tu entorno:
- Silenciar notificaciones durante momentos de trabajo o encuentros sociales.
- Evitar el móvil en la mesa y guardarlo fuera de la vista en comidas.
- Introducir pausas digitales, comenzando con 15 minutos al día sin pantalla.
- Establecer zonas sin móvil en casa, como el dormitorio.
- Monitorear el uso con apps que gestionan el tiempo frente a la pantalla.
Recuperar el control no significa desconectarse por completo, sino decidir cuándo y cómo usar la tecnología. Estar atentos a las señales y aplicar estos cambios con constancia puede marcar una diferencia sustancial en nuestro bienestar emocional y mental.