Contenido
- 0.1 El estudio más largo de la historia de Harvard da con la clave de la felicidad: esto es lo que dice
- 0.2 ¿Eres más honesto y agradable que tus hermanos? Si eres el mediano, hay un estudio que lo corrobora
- 0.3 5 pasos para caer bien a los demás, según el psicólogo Alberto Soler
- 1 Por qué interrumpes constantemente a la gente cuando habla
Hay personas que se dejan apasionar por el diálogo del otro, son pacientes y saben escuchar, y otras interrumpen siempre cuando alguien habla y no les dejan seguir. Cuentan siempre lo que piensan por encima de otra cosa y suelen respetar poco o nada los turnos de palabras, siendo un monólogo de todo su discurso en el que no cabe más interpretación y a veces opinión de lo que ellos piensan.
El Instituto Europeo de Psicología nombra que es importante respetar, sin llegar a interrumpir, los turnos y los tiempos que la otra persona emplea para trasmitir sus ideas. Es necesario esperar a que el otro haya terminado de hablar para hacer nuestra aportación. Cuando interrumpes cuando alguien habla sueles tener un importante afán de protagonismo y este proceso dificulta la transmisión clara de ideas y sentimientos. En este sentido, Mónica Núñez, especialista en inteligencia emocional, afirma que esta causa también se genera cuando el que escucha quiere acelerar el ritmo de la persona que habla, haciendo que termine la idea lo más pronto posible.
Por qué interrumpes constantemente a la gente cuando habla
Un artículo del New York Times asegura que puede ser algo degradante y que te interrumpan. Algunas veces llega a ser “enfurecedor” porque insinúa que mis ideas o mi participación no son válidas.
Impaciencia
Muchas personas no pueden estar esperar a que el otro acabe de narrar su discurso y por este se interrumpe. Si se hace muchas veces, puedes ser signo de maña educación.
Entusiasmo
En sentido contrario, hay quien está tan mimetizado con lo que se dice que quiere contribuir o añadir algo deprisa porque están muy involucrados en el tema.
Falta de interés y de escucha activa
Hay personas que desconectan, piensan en otras cosas y entonces no están haciendo caso del habla del otro. Entonces no perciben que la otra persona no ha terminado.
Falta de respeto
Como ya hemos apuntado, puede pasar que a veces haya un cierto desinterés por lo que la otra persona está diciendo. Y se habla directamente, se pisa al otro y no se tiene pensamiento alguno ni respeto a lo que diga el otro.
Impacto en la calidad de la comunicación
Las interrupciones afectan la calidad de la conversación al romper el flujo natural de la comunicación. Una conversación fluida y equilibrada depende de la capacidad de ambos participantes para hablar y escuchar en su turno.
Las interrupciones pueden desorganizar esta dinámica y hacer que la interacción sea menos productiva. Tenlo en cuenta en tu próxima conversación.
Errores sobre interrumpir el habla
El coach Javier Carril relata en su web que el primer error es confundir la interrupción con la interacción. Creemos que cuando estamos conversando con alguien, necesita de nosotros un feedback, una cierta interacción, como demostración de que la estamos escuchando con atención. Esto es cierto.
«Cuando estamos contando algo importante no es muy alentador tener enfrente una especie de maniquí que ni se mueve ni emite ningún tipo de sonido. Pero una cosa es interactuar o demostrar que escuchamos con breves sonidos o frases tipo «Ya…entiendo…ajá…mmm…¿De verdad?…claro…» o similares, y otra cosa es interrumpir a la otra persona para dar tu opinión, contar tu experiencia, dar un consejo o cualquier otro hábito a través del cual cogemos el protagonismo de la conversación».
Consecuencias de interrumpir siempre al que habla
Cierta grosería
Interrumpir puede ser considerado grosero porque puede dar la impresión de que no valoras lo que la otra persona tiene que decir. Sin embargo, en algunas situaciones, como debates o conversaciones muy dinámicas, las interrupciones pueden ser vistas como normales o incluso necesarias.
Mala conexión con los demás
El coach determina que representa es un pésimo hábito que deteriora gravemente nuestra conexión con los demás. Si las personas son interrumpidas, automáticamente deducen que no nos interesa nada lo que están diciendo, y lo que verdaderamente nos interesa es escucharnos a nosotros mismos.
Los demás se distancian de nosotros y dejan de confiarnos sus problemas e inquietudes. Si se ven forzados a seguir teniendo relación con nosotros por no quedar mal o porque directamente conviven con nosotros, dicha relación se convertirá en superficial y poco auténtica. Por otro lado, interrumpir mucho a los demás y monopolizar las conversaciones proyecta una imagen pública soberbia, prepotente y con una total falta de empatía.
Desde bien pequeños
Si esto sucede desde bien pequeños, entonces no es nada complicado cambiar este hábito. Un niño que interrumpe debe saber que es importante escuchar a los demás. Además es importante averiguar si no tiene algún problema de impaciencia que hace que le sea prácticamente imposible estar atento, es fácil evaluarlo en el pediatra y en la escuela.