La educación es uno de esos pilares de los que todo el mundo depende, pero que pocos están dispuestos a sostener. Enseñar no es sólo uno de los trabajos más exigentes, también es de los que más rápido agotan cuando el sistema no acompaña. Puede parecer vocacional, y en muchos casos lo es, pero lo que muy pocos reconocen es que ser profesor también implica aguantar contradicciones, recortes y decisiones ajenas que complican el trabajo.
Àlex Torío, cantante y docente de matemáticas en un instituto público de Barcelona, ha decidido cerrar una etapa. Tras 27 años en las aulas, ha pedido una excedencia. «He decidido dejar la enseñanza después de 27 años. Me sabe muy mal, porque me gustaba dar clase, pero estoy muy decepcionado». En una reciente intervención en el programa Via Lliure de RAC1, explicó los motivos de su decisión.
«El sistema sólo arregla la estadística, no el problema»
Torío ha vivido el desgaste progresivo de la educación secundaria desde dentro. Según cuenta, el principal motivo de su renuncia es la caída del nivel de exigencia hacia los alumnos. «Hoy en día los niños no perciben la exigencia y no se esfuerzan. No sienten que no estudiar tiene consecuencias. Antes les daba (y nos daba) miedo suspender, pero ahora se ha demonizado suspender a los alumnos y eso provoca que no haya esfuerzo. Total, van a aprobar igual…».
Con nostalgia de los tiempos de la EGB, recuerda que lo que antes se enseñaba a los 14 años, ahora se enseña a los 16. «Se ha estirado dos años la escolarización obligatoria sin aumentar los contenidos«, apunta. También lamenta que materias como trigonometría, ecuaciones o resolución de problemas, que antes eran parte del día a día en secundaria, hoy resultan inalcanzables para muchos alumnos.
Otro de los puntos que le empujaron a parar es la infantilización del sistema. «Los tenemos entre algodones y suspenderles o hacerles repetir se considera cruel. Se ha demonizado. Yo he llegado a ver como, a día de hoy, intento poner un 0 a un alumno y el ordenador me lo cambia al 1 por defecto».
Por si fuera poco, denuncia la falta de criterio a la hora de asignar materias. Se le llegó a pedir que diera Biología o Tecnología sin ser especialista. «Yo me he sentido falso impartiendo Biología. Obviamente preparé lo mejor posible la lección y tenía nociones, pero, para mí, en Secundaria las materias las tienen que dar los especialistas en cada campo. En este caso, un biólogo».
«He tenido alumnos que no sabían las tablas de multiplicar»
Torío asegura que no se trata de un caso aislado, sino de una tendencia que va a más. «Hay alumnos de secundaria que no saben ni español ni inglés, y he tenido algunos que no sabían las tablas de multiplicar». Exalumnos suyos, que hoy dan clases particulares, le han confirmado que el bajón académico se extiende también a otros niveles.
Uno de los factores más frustrantes para él ha sido la falta de recursos. Se habla mucho de atender la diversidad, pero luego no hay inversión suficiente para hacerlo realidad. «Yo tengo 30 alumnos por clase y se me pide que atienda la diversidad. Yo lo hago, pero, por ejemplo, en una clase de Bachillerato tenía que parar para enseñar las tablas a un alumno que había llegado de Pakistán. Está bien hacerlo, por supuesto, pero en ese momento dejaba de dar clase al resto y era un tiempo que perdía».
La tecnología tampoco ha ayudado. Al contrario. «Ha sido el tiro de gracia. Estar delante de 30 alumnos con sus ordenadores y ver que no atienden es triste. Ves como están en YouTube, escuchando música, hablando entre sí por WhatsApp web o Google Docs…».
En su opinión, los que toman las decisiones sobre educación están demasiado alejados del aula. «El sistema está en manos de psicopedagogos de despacho que nunca han pisado un aula. Los profesores somos los que sabemos, pero no se nos escucha».
Ahora, con una excedencia aprobada para este curso 2025-2026, Àlex Torío se ha mudado al campo y ha decidido cambiar de rumbo. No tiene intención de volver a corto plazo. Quiere explorar nuevas vías profesionales. «Me encantaría ser ayudante de cocina, por ejemplo», dice.
Mientras tanto, continúa con su proyecto musical como cantautor y colabora en una emisora de radio. No descarta regresar algún día, pero necesita parar.