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Las relaciones sociales con familiares, amistades, parejas y compañeros de trabajo requieren de pautas para que tengamos interacciones más sinceras. En ocasiones, enfrentamos vínculos con personas que intentan imponer sus miradas y formas de ser, en vez de construir acuerdos a partir del diálogo, el debate y el consenso. Saber cómo son las personas dominantes nos permite identificar ciertos rasgos, comportamientos y situaciones que generan malestar y tensiones. De esta manera, puedes prevenir que sucedan momentos incómodos y angustiantes.
Según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, el sistema conductual de dominación puede conceptualizarse como un sistema de base biológica que guía la motivación de dominación, la conducta dominante y subordinada, y la capacidad de respuesta a las percepciones de poder y subordinación. A su vez, afirman que los trastornos externalizantes, la propensión a la manía y los rasgos narcisistas están relacionados con una mayor motivación y conductas de dominación. «La motivación de dominación describe el impulso y la energía de un individuo para buscar el poder. La motivación de dominación parece ser bipolar en el sentido de que algunas personas luchan por el poder mientras que otras intentan evitarlo», detallan. A su vez, respecto a cómo son las personas dominantes, argumentan que la motivación de dominancia también determina cómo las personas definen sus objetivos de vida. En ese sentido, las personas que quieren dominar a otra están más interesadas en obtener la admiración y la atención social de los demás. Por lo tanto, todo ello se asocia con el establecimiento de objetivos de vida relacionados con la admiración extrínseca, como los objetivos de fama y riqueza.
¿Qué actitudes muestran las personas dominantes?
Los psicólogos se centran en las conductas que se llevan a cabo por aumentar el poder. También indican que las conductas dominantes en los seres humanos no se limitan a las actitudes competitivas sino también a aquellas conductas destinadas a aquello más autoritario y la asertividad.
«Se incorporan conductas como afirmar el propio dominio, autoridad, derechos o competencia; expresar confianza en las propias fortalezas, valores y opiniones», detallan.
A su vez, frente al interrogante de cómo son las personas dominantes se advierten comportamientos como disuadir a otros de competir por los recursos de uno o ejercer control sobre ellos, atacar verbal o físicamente a otros hasta que se restablezca el poder.
Los profesionales del instituto describen comportamientos diseñados para promover el estatus social y la inclusión, incluidos los esfuerzos para mejorar el nivel de agrado, valor, respeto y deseo de una persona.
Las frases más usadas de las personas dominantes
Según la psicóloga Ana María Sepe, aquellas personas acosadoras o dominantes suelen utilizar frases que tienen como objetivo manipular, intimidar o imponer su voluntad a los demás.
Sus declaraciones reflejan una actitud de superioridad y falta de respeto hacia los demás. Entre las frases más habituales encontramos expresiones como: «Haz lo que te digo, si no…», «No querrás enfadarte», «¿Sabes con quién estás hablando?», “Este «No es momento de hacer preguntas», o «No tengo tiempo para explicar». Estas frases se utilizan para ejercer control, despertando miedo o sentimiento de inferioridad en el interlocutor.
Otra estrategia verbal típica de los acosadores es hacer que los otros se sientan inferiores: «Eres demasiado débil para entender», «No eres capaz de hacer nada», «Sé lo que es mejor para ti». De esta forma, intentan reducir la confianza en sí mismos de las personas con las que interactúan.
¿Cuáles son los tipos de dominación más recurrentes?
Según una investigación de la Universidad de Jaén, pueden registrarse una serie de comportamientos, actitudes y expresiones que permiten identificar personas que ejercen dominación personal, interpersonal y social.
En cuanto a cómo interponen este dominio personal, se refiere al control del medio por parte de una persona y se relaciona tradicionalmente con términos como autoridad e influencia. En este sentido, esta dominación personal se define como la capacidad de imponerse, de sobresalir, hacer valer la propia influencia sobre los demás.
Ello se compone de tres factores que la definen: la autoridad, la disparidad y la restricción. «La autoridad hace referencia al control en la toma de decisiones por parte de una de las personas de la pareja, de manera que ésta es la que está a cargo de la relación», explican.
La disparidad se define como la evaluación que se hace de la pareja, mientras que la restricción es el grado en que una persona controla la libertad de la otra para tener contactos con terceras personas o para viajar libremente, según los expertos.
Por último, la tendencia a la dominancia social consiste en el deseo de una persona de mantener una jerarquía social basada en los grupos, y por extensión, la subordinación de los grupos inferiores a los grupos superiores.
Ssaber identificar y reconocer cómo son las personas dominantes te permite tomar mayor consciencia en la construcción de tus vínculos y disfrutarlos con mayor tranquilidad, calma y armonía.