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Las palabras que utilizamos para comunicarnos son un elemento clave para construir vínculos con otras personas. Además de nuestro vocabulario, utilizamos gestos, posturas y miradas que transmiten un sentido e intención. Una expresión habitual es apartar la visita y mirar hacia abajo cuando nos hablan y veremos cuáles son los significados de este gesto. Si bien para muchas personas puede resultar un comportamiento natural y frecuente que se realiza de manera automática, se trata de una acción estudiada por diversas disciplinas como la psicología, la antropología y la comunicación no verbal. A su vez, la interpretación y comprensión varía, según el contexto, la cultura y la situación emocional del interlocutor.
La importancia de entender lo que significa mirar hacia abajo cuando te hablan puede ayudarnos a mejorar nuestras habilidades comunicativas, así como a comprender mejor nuestras propias emociones y las de los demás. Desde una perspectiva psicológica, bajar la mirada se asocia a diferentes estados internos: algunas personas lo hacen por timidez, otras como signo de respeto e inclusive puede representar sentimientos de culpa, inseguridad y tristeza. A su vez, se trata de una conducta habitual entre quienes experimentan ansiedad social o un bajo nivel de autoestima. Para culturas donde el contacto visual prolongado es considerado agresivo e irrespetuoso, como en algunas comunidades asiáticas, mirar hacia abajo cuando nos hablan puede ser una forma de expresar cortesía. Pero, en contextos occidentales, el gesto está más relacionado al desinterés o la incomodidad. De esta manera, la interpretación de dicho comportamiento requiere considerar el entorno cultural, el lenguaje corporal global de las personas y las circunstancias de la interacción.
¿Cuál es el significado emocional de mirar hacia abajo cuando te hablan?
La psicóloga infantojuvenil Sílvia Severino explica en su cuenta de Instagram que tienes contacto fijo con una persona y mira hacia abajo, significa que se ha sentido intimidado por ti.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), las personas que atraviesan episodios de tristeza o depresión tienden a reducir el contacto visual y a adoptar una postura corporal cerrada que acompañan bajando la mirada. Por lo tanto, uno de los significados más frecuentes de mirar hacia abajo es la manifestación de emociones negativas.
A su vez, afirman que bajar la vista puede ser un mecanismo inconsciente de protección o una forma de evitar demostrar vulnerabilidad. Además, las personas que experimentan culpa o vergüenza tienden a apartar la mirada del interlocutor por el deseo de evitar el juicio ajeno o el enfrentamiento con la realidad de sus actos.
Según un informe del Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica del Reino Unido, quienes padecen ansiedad social evitan el contacto visual directo por temor al rechazo o a la evaluación negativa.
«En estos casos, mirar hacia abajo no es un gesto consciente, sino una respuesta automática de autopreservación que busca reducir la sensación de amenaza durante la interacción social», dicen las autoridades.
La interpretación del gesto de mirar hacia abajo depende de factores culturales. En las culturas occidentales, el contacto visual se valora como un signo de sinceridad, seguridad y atención.
Por lo tanto, evitar la mirada puede generar desconfianza o dar la impresión de que la persona oculta algo. Mientras que, en contextos orientales, este gesto al hablar con una autoridad es una muestra de respeto y humildad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) destaca la importancia de la competencia intercultural en la educación y consideran que interpretar el lenguaje no verbal requiere una perspectiva amplia y culturalmente informada. «Lo que en una cultura puede ser señal de timidez o inseguridad, en otra puede representar cortesía o deferencia. Es importante y necesario contextualizar el gesto y no emitir juicios apresurados».
Una herramienta de análisis emocional
Quienes trabajan en la salud mental, áreas de la educación y la orientación analizan qué sucede en una conversación cuando un interlocutor mira hacia abajo. Para los psicólogos, por ejemplo, la observación de la conducta no verbal es parte del diagnóstico clínico.
Si una persona evita sistemáticamente el contacto visual en una consulta, podría estar experimentando ansiedad, trauma o una historia de rechazo interpersonal. En ese caso, el gesto no se trata de falta de interés, sino una señal de que le sucede algo relevante a nivel emocional.
En este sentido, la Agencia Ejecutiva Europea de Educación y Cultura (EACEA) promueve estudios en el ámbito educativo sobre la importancia de la empatía y la comprensión emocional entre docentes y alumnos.
«Si se reconoce que un estudiante baja la mirada no necesariamente por falta de atención, sino por incomodidad o nerviosismo, es posible establecer un vínculo más respetuoso, amable y efectivo», explican. A su vez, aseguran que los educadores que dominan este tipo de lectura no verbal suelen generar climas de aula más inclusivos y empáticos.