Los psicólogos lo confirman: este es el verdadero motivo por el que hay personas que gastan más

Compras y psicología

Los psicólogos lo confirman: este es el verdadero motivo por el que hay personas que gastan más

Hay personas que sienten la necesidad de realizar compras, reservar un viaje o simplemente disfrutar de una cena especial. Para ellos, gastar dinero no es un acto impulsivo ni tampoco irracional, sino una manera de obtener placer, liberar estrés o deleitarse invirtiendo su dinero en lo que les gusta. Sin embargo, lo que para unos representa satisfacción, para otros puede significar ansiedad o culpa. Para comprender por qué hay personas que gastan más debemos analizar la combinación de factores psicológicos, emocionales y culturales que inciden en nuestras decisiones económicas cotidianas.

Para empezar, debemos tener en cuenta que quienes gastan más es algo que va mucho más allá del simple intercambio entre dinero y bienes. En este sentido, intervienen aspectos de la psicología del consumo porque comprar activa zonas del cerebro relacionadas con el placer y la recompensa. El fenómeno permite explicar por qué una compra puede generar una sensación momentánea de felicidad. No obstante, detrás de ese impulso también influyen variables como la educación financiera, el entorno social y la manera en que cada persona percibe el dinero. De acuerdo a instituciones especializadas, para muchas personas gastar no se trata de una necesidad real, sino de una forma de expresar emociones reprimidas o de buscar validación externa.

Por qué hay personas que gastan más

El cerebro y la recompensa de gastar dinero

La ciencia ha demostrado que gastar dinero activa mecanismos neurológicos similares a los que intervienen en otras formas de gratificación inmediata. Según el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), las compras liberan dopamina, el neurotransmisor asociado al bienestar y la motivación.

«Este efecto puede hacer que algunas personas asocien el consumo con sensaciones positivas, repitiendo la conducta para mantener ese estado», aseguran. Sin embargo, advierten que cuando este patrón se repite en exceso, puede derivar en la compra compulsiva.

Las personas más propensas a disfrutar del gasto suelen tener una alta sensibilidad a las recompensas inmediatas. Los miembros del IEPP comentan que no implica falta de autocontrol, sino que se trata de una configuración psicológica que da más peso al placer presente que al beneficio a futuro.

Además, señalan que el entorno digital, con las notificaciones y promociones constantes, actúa como un disparador que estimula un circuito de recompensa en donde resulta más difícil resistir el impulso de gastar.

¿Qué factores emocionales y sociales intervienen en el consumo?

Más allá del cerebro, quienes gastan más cumplen una función emocional y social. Comprar puede ser una forma de autorregulación emocional: después de una jornada estresante o un episodio de tristeza, algunas personas recurren al consumo como una manera de reconectar con sensaciones positivas.

Para la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), los individuos que tienden a la compra impulsiva lo hacen como respuesta a emociones negativas más que por deseo genuino del producto.

También aseguran que el gasto puede tener un componente identitario. «En una sociedad donde el consumo simboliza éxito, bienestar y pertenencia, muchas personas utilizan sus compras como un modo de expresar quiénes son o quiénes desean ser», afirman.

La importancia de la educación financiera y la percepción del dinero

Otro aspecto determinante es la relación que cada persona establece con el dinero desde la infancia. Si alguien crece en un entorno donde el consumo se asocia con el afecto o la recompensa a partir de la expresión «te compro algo si te portas bien», es más probable que de adulto busque la misma satisfacción emocional a través de las compras.

Por el contrario, quienes fueron educados con una visión más prudente o planificada del dinero tienden a experimentar menos placer en gastar y más bienestar en ahorrar o invertir.

Para el Banco de España, la educación financiera resulta un desafío en la sociedad actual. La institución advierte que gran parte de los jóvenes y adultos carecen de conocimientos básicos para gestionar su dinero de manera consciente.

A su vez, los expertos indican que esta carencia afecta la estabilidad económica y la relación emocional con el gasto. «Quienes no comprenden del todo las consecuencias de sus decisiones financieras tienden a actuar movidos por el impulso más que por la planificación», afirman.

¿Cómo generar un equilibrio entre disfrutar y controlar?

El disfrute del dinero no significa algo negativo. De hecho, integrantes de la Red de Centros Europeos del Consumidor sostienen que gastar en experiencias como viajes, actividades culturales o momentos compartidos genera mayor felicidad que hacerlo en bienes materiales.

«La clave está en encontrar un equilibrio entre el disfrute y la responsabilidad. Las personas que gastan más pueden acabar con un bienestar siempre que se haga de forma consciente, alineada con las propias metas y valores», sugieren.

Además, consideran necesario elaborar un presupuesto y reservar una parte del ingreso para gastos de ocio porque ayuda a mantener el equilibrio entre el placer y el control.

 

 

 

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