Llegar tarde a los sitios dice más de lo que crees, según la psicología

Psicología

Llegar tarde a los sitios dice más de lo que crees, según la psicología

La impuntualidad es un fenómeno que produce malestar e incomodidad en las personas que la sufren. Una persona que llega siempre tarde es vista como alguien que carece de organización y presenta dificultades en su relación con los demás. El escritor Oliver Burkeman comenta en el video sobre su libro “Cuatro mil semanas: Gestión del tiempo para mortales” y menciona que la obsesión por controlar el tiempo es ilusoria e interpreta la impuntualidad como algo más complejo que un simple descuido. «Puede ser una forma de ejercer poder, una manera sutil de decidir el ritmo de las interacciones y de posicionarse en un vínculo», asegura.

En su análisis sobre quien llega tarde a los sitios, Burkeman destaca que hacer esperar a los demás implica condicionar su experiencia, y eso supone una dinámica de poder muchas veces inconsciente. «La impuntualidad no se limita a un error de cálculo o a una agenda saturada: también refleja cómo algunas personas entienden su lugar en el mundo y frente a los otros», afirma. Desde la Universidad de Navarra comentan que llegar siempre tarde puede tratarse de una actitud de autoafirmación o de una reacción inconsciente frente a la autoridad. Los expertos consideran que dicho comportamiento no siempre es desinterés porque a menudo, quienes son impuntuales, creen de verdad que podrán cumplir con los plazos, pero caen en un optimismo desbordado sobre su capacidad para gestionar el tiempo.

Qué dice la psicología sobre los que llegan tarde a los sitios

El exceso de optimismo y las dificultades en la planificación

Uno de los rasgos más comunes en quienes llegan tarde de modo recurrente es el exceso de optimismo. Las autoridades de la Universidad de San Diego lo identifican a partir de la “falacia de la planificación”. Se trata de una tendencia a subestimar el tiempo necesario para realizar tareas.

«Esto lleva a que muchas personas confíen en que podrán completar en diez minutos lo que en realidad requiere media hora. Cuando se topan con la realidad, el retraso es inevitable», explican. Para algunos expertos, la impuntualidad suele provenir de una distorsión en la percepción del tiempo más que de una acción de falta de respeto.

Otra de las razones que genera la impuntualidad es la ansiedad que produce la espera. Los profesionales de la Universidad de San Diego afirman que algunas personas sienten incomodidad al llegar demasiado temprano porque eso las enfrenta a la incertidumbre o a un período de inactividad.

Llegar tarde: entre la autoafirmación y el descuido cotidiano

No todas las personas impuntuales responden a un mismo perfil. Para algunos, llegar tarde es un gesto de autoafirmación que Bukerman define como una manera de marcar su propio ritmo frente a los demás, a pesar de que la actitud produzca molestias.

Sin embargo, para otras personas la impuntualidad es producto de un entorno exigente, del cansancio o de imprevistos cotidianos. Por lo tanto, el transporte público, la carga laboral y la dificultad para priorizar tareas influyen tanto como los factores psicológicos.

«En este sentido, conviene diferenciar entre impuntualidad ocasional e impuntualidad crónica. La primera es comprensible y frecuente; la segunda, en cambio, puede deteriorar las relaciones interpersonales y generar tensiones en el ámbito laboral», indica Bukerman.

Falta de atención y otros

Según la Asociación Americana de Psicología (APA), la impuntualidad crónica puede estar vinculada con condiciones como el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). En estos casos, la dificultad no responde a una decisión consciente, sino a una limitación real en la organización de tareas y en la percepción del tiempo.

«Es importante no juzgar moralmente a quienes tienen estas dificultades, sino comprender que se trata de un rasgo asociado a un trastorno que requiere abordaje clínico y estrategias de apoyo», sugieren.

Para la Sociedad Española de Psicología Clínica, muchas personas que llegan tarde muestran signos de “multitarea emocional”. Por ejemplo, antes de salir de su casa intentan realizar varias actividades como ordenar, responder mensajes o repasar mentalmente un discurso.

«Es una manera de ganar confianza antes de enfrentar la situación que les genera estrés. En ese sentido, cuanto más posponen la partida, creen encontrarse más preparados, aunque en realidad solo incrementan el tiempo de llegar tarde», afirman.

La importancia de la empatía con las personas impuntuales

Más allá de la molestia que produce la espera, conviene abordar la impuntualidad con cierta empatía. Muchas personas que llegan tarde no buscan irrespetar a los demás, sino que están atrapadas en dinámicas psicológicas que les resulta sumamente difíciles de modificar.

Para esto, Burkeman propone dejar de obsesionarnos con la productividad perfecta y aceptar que la vida es finita. «Solo tenemos unas 4.000 semanas y que lo esencial no es hacerlo todo, sino priorizar lo importante», sugiere.

En este sentido, la impuntualidad puede servirnos como recordatorio de que cada persona administra el tiempo de manera distinta y lo fundamental es encontrar un equilibrio entre nuestras limitaciones y el respeto por los demás.

 

 

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