La amistad resulta uno de los pilares fundamentales en la vida de cualquier persona, pero en la infancia y adolescencia adquiere un significado especial. Es una etapa que se caracteriza por atravesar numerosos cambios, en donde los jóvenes buscan construir su identidad y diferenciarse del núcleo familiar. En este sentido, un grupo de amigos se convierte en un entorno de referencia, confianza y seguridad. Sin embargo, es importante guiarles con el fin de que tus hijos tengan buenos amigos. Es fundamental tener presente que más que imponer o prohibir, el desafío consiste en acompañar con respeto, escucha activa y comunicación constante en el proceso de formar sus amistades.
La adolescencia es una etapa de la vida en donde los vínculos sociales juegan un papel crucial en el desarrollo de la autoestima, la toma de decisiones y la capacidad de resolver conflictos. Los amigos se convierten en cómplices de experiencias, emociones y aprendizajes que nos acompañan en el crecimiento y desarrollo hacia la vida adulta. Según el Hospital San Joan de Déu, el acompañamiento de los padres debe basarse en el respeto por la autonomía de los hijos, sin dejar de establecer límites claros cuando las conductas resultan preocupantes. «El reto radica en encontrar un equilibrio: confiar en su criterio, pero al mismo tiempo ofrecer orientación para que sepan distinguir entre relaciones saludables y amistades que puedan tener una influencia negativa», recomiendan los médicos. A su vez, mencionan que la clave está en fomentar la confianza mutua y en validar sus sentimientos, permitiendo que recurran a los adultos sin miedo a recibir juicios o reproches por sus actitudes, ideas y sentimientos.
Qué deben hacer tus hijos para que tengan buenos amigos
Comunicación abierta y sin juicios
La comunicación es la herramienta principal que permite conocer mejor las inquietudes y percepciones de los adolescentes. En este sentido, los psicólogos del Hospital San Joan de Déu recomiendan evitar reproches y prohibiciones porque suelen generar distancia y rebeldía en los adolescentes. Para eso, en lugar de criticar directamente a los amigos, sugieren más efectivo cuestionar comportamientos concretos y fomentar la reflexión.
Además de disminuir la sensación de ataque, impulsa a los jóvenes a desarrollar un criterio propio. “Escuchar con empatía y ofrecer opiniones claras fortalece la confianza y favorece que nuestros hijos acudan a nosotros ante un conflicto”, afirman.
El rol de la familia para fomentar la autonomía y que tengan buenos amigos
Según la Universidad de Harvard, muchas de las habilidades necesarias para construir amistades sanas se aprenden en casa. “La empatía, la comunicación efectiva y la cooperación no se transmiten con discursos, sino con el ejemplo cotidiano”, destacan los expertos.
A su vez, indican que, si en casa se practica la escucha, el respeto mutuo y la gestión saludable de las emociones, los hijos replicarán esos patrones de conductas en sus relaciones sociales.
Para que los adolescentes aprendan a elegir buenos amigos, también necesitan desarrollar independencia y asumir las consecuencias de sus decisiones. Es necesario animarlos a explorar diversos intereses personales, practicar deportes o participar en actividades culturales. Son acciones que amplían sus círculos sociales y los hace participar en entornos donde se promueven valores positivos.
Según los psicólogos, es fundamental confiar en las elecciones de los hijos sin caer en un control excesivo, demostrar interés por sus amistades y acompañándolos cuando surjan dificultades.
¿Por qué es más importante la calidad que la cantidad en la amistad?
Un error frecuente es pensar que tener muchos amigos garantiza la felicidad. En realidad, lo que importa es la calidad de esos vínculos. El psicólogo Javier de Haro explica en su cuenta de Instagram que los verdaderos amigos celebran los éxitos, ofrecen apoyo en los momentos difíciles y no exigen renunciar a la esencia personal.
Además, señala que las amistades pueden ser cíclicas, en donde algunas duran toda la vida, mientras que otras cumplen un ciclo y se disuelven. «Enseñar a los hijos que no todas las relaciones son permanentes les ayuda a aceptar los cambios sin frustración y a valorar lo que cada etapa les aporta», sostiene el profesional.
¿Cómo enseñar a controlar los conflictos entre amigos?
En todas las amistades se presentan desacuerdos y conflictos. Por lo tanto, aprender a resolverlos es una habilidad que diferencia las amistades constructivas de las dañinas. Por eso, no hay que prohibir relaciones sino enseñar a que los hijos puedan decir que no, defender sus opiniones y establecer límites para enfrentar situaciones difíciles.
Además, transmitirles que pedir perdón fortalece los vínculos y genera relaciones más sanas y duraderas. «Regular las emociones intensas y reconocer los errores propios son aprendizajes esenciales para mantener amistades sólidas en el tiempo», aseguran desde la Universidad de Harvard.
En síntesis, resulta fundamental acompañar con respeto, empatía y ayudar a los hijos a rodearse de buenos amigos sin decidir por ellos, sino brindarles herramientas para que aprendan a elegir.