Me dedico a investigar qué hace felices a los demás: estas son las 6 lecciones que desearía haber aprendido antes

Las personas felices no son extraordinarias; simplemente saben cuándo parar, cómo cuidarse y qué merece de verdad su energía

Cara sonriente, felicidad, feliz

Cara sonriente.

Dinero, relojes brillantes, coches de lujo… Cuando se pregunta qué es la felicidad, muchos miran hacia lo material. Pero la práctica apunta en otra dirección.

Una persona feliz no es, necesariamente, la que más ceros tiene en su cuenta corriente. Según Gretchen Rubin, una de las mayores expertas actuales en el estudio de la felicidad, las claves para sentirse bien con la vida se pueden resumir en seis ideas bastante simples. No hay que mudarse a Bali ni comprarse una casa con vistas al mar, son hábitos al alcance de cualquiera. Da igual cuánto ganes o cuántos años tengas.

Estas son las 6 lecciones que aprendí investigando qué hace felices a los demás

Rubin lo explica de forma sencilla y directa, en apartados breves que buscan recordar verdades que a veces olvidamos.

1. Acéptate, pero no te acomodes

No se trata de resignarse, sino de dejar de pelearte contigo mismo. Hay que entender quién eres, pero sin dejar de empujarte un poco más allá. El equilibrio está en asumir tus límites y, al mismo tiempo, salir del sofá mental. Quien se queda en lo cómodo, se estanca.

2. Estar ocupado no siempre es avanzar

Trabajar puede ser una forma muy elegante de no hacer lo que toca. Lo disfrazamos de productividad, pero muchas veces sólo estamos evitando lo que realmente nos cuesta. No es lo mismo estar ocupado que estar enfocado.

3. Lo que haces cada día pesa más que lo que haces de vez en cuando

Una caminata diaria de 15 minutos vale más que ir al gimnasio tres horas una vez al mes. Los pequeños gestos repetidos construyen mucho más que los esfuerzos aislados. Y esto vale para todo: salud, relaciones, trabajo.

4. Tener una voz clara espanta a algunos, pero atrae a los que importan

Querer gustar a todo el mundo es una receta perfecta para no destacar nunca. Ser auténtico tiene un precio, sí, pero también te ahorra rodearte de gente con la que no encajas.

5. El perfeccionismo no es una virtud, es ansiedad disfrazada

Buscar la perfección suena noble, pero en el fondo suele haber miedo: miedo a equivocarse, a que te juzguen, a no estar a la altura. La solución no es bajar el listón, sino enfrentarse a esa inquietud.

6. Si nadie sabe lo que haces, no esperes reconocimiento

Hay quien se frustra porque no le valoran. Pero, a veces, el problema es que no se te ve. La visibilidad también se entrena. No se trata de presumir, sino de comunicar. Si no te haces notar, es como si no estuvieras.

Algunas actividades que también ayudan a sentirse más feliz

La teoría está bien, pero el cuerpo también necesita su parte. Para subir el ánimo, no hace falta una revolución, basta con una chispa: salir a andar, respirar hondo, regalar una sonrisa (sí, incluso forzada), o escribir tres cosas por las que hoy das gracias.

Ayudar a alguien, tomar un café con un amigo o apagar un rato el móvil también funcionan. Y si tienes una tarea pendiente que te lleva días rondando la cabeza, hazla cuanto antes. Liberarse de eso también da alegría.

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