El significado de que una persona quiera acariciar a todos los perros que ve en la calle, según la psicología

Animales

El significado de que una persona quiera acariciar a todos los perros que ve en la calle, según la psicología

Hay escenas que se repiten a diario en las calles y parques de cualquier ciudad: personas que, al cruzarse con un perro desconocido, no pueden evitar agacharse, sonreír y estirar la mano para acariciarlo. Este gesto, que parece espontáneo y natural, encierra en realidad una serie de motivaciones psicológicas, emocionales y hasta biológicas que explican por qué existe ese impulso casi automático. Más allá de ser una muestra de ternura hacia los animales, se trata de una conducta profundamente vinculada al bienestar humano y al papel que los perros han tenido en nuestra evolución como especie.

No todos reaccionan de la misma forma ante los perros que encuentran en su camino, pero quienes sí lo hacen suelen compartir una afinidad especial hacia los animales y una tendencia a buscar en ellos un vínculo emocional inmediato. La caricia no solo beneficia al perro, que recibe una dosis extra de atención y afecto, sino también a la persona que la ofrece, pues desencadena respuestas fisiológicas como la liberación de oxitocina y la reducción de los niveles de estrés. En un mundo marcado por la prisa y las tensiones cotidianas, detenerse unos segundos para acariciar a un animal se convierte en un pequeño descanso mental, una pausa emocional que ayuda a reconectar con lo simple y lo humano.

Por qué hay personas que siempre acarician a todos los perros

Una conexión ancestral entre humanos y perros

El vínculo entre humanos y perros tiene raíces que se remontan a miles de años atrás, cuando el proceso de domesticación transformó a los lobos en compañeros leales. Este lazo, reforzado generación tras generación, explica por qué los perros despiertan en nosotros emociones tan intensas.

Según un informe de la European Pet Food Industry Federation (FEDIAF), cerca de 90 millones de perros conviven en los hogares europeos, lo que confirma que no se trata solo de una relación funcional, sino de un apego profundamente emocional y cultural. Acariciar a un animal desconocido es, en cierto modo, un eco moderno de ese vínculo primitivo, que respondía a la necesidad de cooperación y confianza mutua.

El efecto calmante del contacto animal

Distintos estudios científicos han demostrado que el contacto con perros reduce la presión arterial, disminuye el cortisol (hormona del estrés) y promueve la segregación de endorfinas. Estos efectos fisiológicos explican por qué tanta gente siente la necesidad de acercarse y acariciarlos cuando se los encuentra por la calle o en otro lugar, a expensas que en determinados momentos puede ser un peligro, especialmente si no conocemos al animal o anda suelto.

En muchas ciudades europeas incluso se han incorporado programas de “perros de terapia” en hospitales y universidades, ya que se ha comprobado que unos minutos de interacción con ellos tienen efectos similares a una breve sesión de meditación. La World Health Organization (WHO) también reconoce el papel positivo de los animales de compañía en la salud mental y emocional, reforzando la idea de que no se trata de un gesto trivial, sino de una estrategia de autocuidado.

Personalidades más propensas a acercarse a los perros

No todas las personas sienten la misma atracción por los animales. Quienes se detienen a acariciar a cada perro que ven suelen compartir rasgos de personalidad como la empatía, la extraversión y la sensibilidad emocional.

Estos individuos tienden a establecer vínculos más rápidos con otros seres vivos y encuentran en el contacto físico con los perros una forma de expresar afecto sin necesidad de palabras. La respuesta positiva del animal, que generalmente mueve la cola o busca más contacto, refuerza esa conducta, convirtiéndola en un hábito difícil de evitar.

Los riesgos y responsabilidades

Aunque acariciar perros desconocidos suele ser una experiencia positiva, también implica ciertos riesgos que conviene tener en cuenta. No todos los perros están acostumbrados a la interacción con extraños, y algunos pueden reaccionar con miedo o agresividad.

Los expertos recomiendan siempre pedir permiso al dueño antes de acercarse y respetar el lenguaje corporal del animal. Entender estas señales es fundamental para evitar malentendidos y asegurar que el contacto sea beneficioso tanto para la persona como para el perro.

Debemos tener precaución con los perros callejeros. Puesto que algunos animales callejeros han sufrido maltrato y pueden reaccionar con miedo o agresividad. Si deseas tocarlos, acércate con cuidado, observa su actitud y actúa sin movimientos bruscos.

Una costumbre que humaniza las ciudades

En tiempos en que la vida urbana puede resultar despersonalizada, acariciar perros en la calle se ha convertido en un ritual cotidiano que aporta calidez a los entornos más impersonales.

De esta forma, este pequeño gesto rompe barreras sociales, genera conversaciones espontáneas entre desconocidos y convierte a los perros en mediadores de interacción humana. En ese sentido, no solo beneficia a las personas, sino que también fortalece el tejido social, promoviendo un sentido de comunidad en medio del ritmo acelerado de las ciudades modernas.

 

 

 

Salir de la versión móvil