Contenido
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- 0.2 ¿Perezoso o eficiente? El método 20/10 es la única forma de ordenar que necesitas
- 0.3 Soy enfermero y estas son las horas que deberías dormir si no quieres tener graves problemas
- 1 ¿Qué es la disonancia cognitiva?
¿Alguna vez te has sentido incómodo porque dos de tus intenciones, creencias o valores se contraponen? No es nada extraño, ya que de hecho hay una noción que describe este tipo de situaciones. Se trata del concepto de disonancia cognitiva. Pero, ¿cuál es su definición, qué efectos tiene y cómo lo ejemplificamos?
En principio, la disonancia cognitiva es esa incomodidad que sientes cuando no hay una coincidencia entre lo que quieres hacer y lo que debes hacer. Seguramente el caso más claro sea el del fumador que fuma sabiendo que eso es malo para su salud. Si fumas, te sentirás identificado.
¿Qué es la disonancia cognitiva?
Quien experimenta esta disonancia pasa por un conflicto mental y debe tomar medidas para que el resultado de ese conflicto le permita vivir en paz consigo. Mientras la consecuencia de sus decisiones no suponga esta estabilidad emocional, es probable que el conflicto siga allí.
Volviendo al caso del fumador, si deseara continuar fumando podría hacerlo. Pero tarde o temprano estará debatiéndose entre dejar el tabaco no porque sabe que es malo para su salud.
Si te preguntas si estás experimentando una disonancia cognitiva en algún ámbito de tu vida, hay ciertos indicios de que podrías estar pasando por ello. Aunque esos indicios dependen de las circunstancias, suelen incluir el adoptar conductas que tienden a evitar un comportamiento que sería más saludable. Supongamos que las cosas no van bien con tu pareja. Eres consciente de ello pero prefieres no discutir, aún cuando será inevitable hacerlo a futuro.
Quienes pasan por este problema se mueven a la defensiva, intentan demostrar que sus posturas son correctas aunque sospechen -o sepan- que no lo son. Negadores por naturaleza, buscan la manera de justificar lo que hacen. Y en el camino pueden herir a aquellos que intentan aconsejarles para su bien.
Otros ejemplos comunes de disonancia cognitiva
- Abusos verbales o físicos: la mayoría de los abusadores tienen conocimientos suficientes como para darse cuenta de que lo que hacen está mal. Entonces, ¿por qué no se detienen? Básicamente, porque esa sensación de poder que les causa el abuso físico o verbal es mucho más fuerte.
- Anular los problemas traumáticos: lo que ha pasado en el pasado podría estar afectándote actualmente pero no debe ser un tema de todos los días, pero tampoco es buena idea fingir o simular que nunca existieron. Y menos aún si están condicionando tu vida. En este ejemplo, la consulta con el psicólogo es clave.
- Encajar como sea: uno de los ejemplos más comunes de disonancia cognitiva es el que se produce cuando estamos intentando encajar en alguna parte, conquistar a una pareja, etc. Mentir con tus gustos musicales es un detalle, pero hacerlo con tus valores morales puede ser algo bastante más grave.
Origen de la teoría de la disonancia cognitiva
En su artículo «La disonancia cognitiva y el autoengaño«, la Universidad Internacional de Valencia dice que «la teoría de la disonancia cognitiva fue elaborada por el psicólogo Leon Festinger»; quien estudió cómo las personas necesitan asegurar continuamente sus creencias, y que su comportamiento sea coherente con esas creencias.
En el momento en que surge una diferencia entre ambos, intentamos evitarla por todos los medios para recuperar la supuesta coherencia.
Festinger plasmó su teoría en un libro del año 1957, titulado “Theory of Cognitive Dissonance”, que tuvo una gran influencia sobre la psicología social.
¿Qué genera la disonancia cognitiva?
Hay diversos disparadores que podrían provocar la disonancia cognitiva. Algunos de los más recurrentes son las expectativas de los demás, cuando intentamos encajar en cómo da lugar en algún sitio de pertenencia. Pero no podemos obviar las adicciones, como el tabaco y el alcohol, ni los traumas o el miedo al cambio.
Todos esos son disparadores atendibles y comprensibles de la disonancia cognitiva. No sirven como excusa, pero sí nos ayudan a entender por qué algunos sujetos son más propensos a descartar sus opiniones y posturas, y amoldarse a las evidencias mientras otros optan por «morir» con sus creencias iniciales.
¿Cuáles son los efectos de la disonancia cognitiva?
Éstos pueden ser negativos, como la ira, el arrepentimiento o la baja autoestima. Sin embargo, en revisiones más recientes se profundiza en los efectos positivos que una disonancia cognitiva «sana» tiene en los individuos.
El Instituto Europeo de Psicología Positiva explica que «la disonancia cognitiva tiene un valor adaptativo que nos compromete con la acción si sabemos gestionarla bien, si aprendemos a cambiar los pensamientos negativos por otros».
¿Cómo afrontar la disonancia cognitiva?
Las teorías más novedosas sostienen que hay únicamente tres caminos para lidiar con esas intenciones, creencias o valores contrapuestos: cambiar las creencias en función de la información, sea nueva o ahora asumida, cambiar el comportamiento o cambiar la percepción del comportamiento.
Cualquiera de estas acciones representa un escape de la disonancia cognitiva, pero sus resultados no son iguales. Por eso es esencial afrontar esta problemática de la mano de un profesional en la materia que pueda guiarte impidiendo que aparezcan los efectos negativos de esta disonancia.
¿Cómo reducir este problema?
Hay varias maneras para poder reducir las disonancias. La UOC tiene claro que hay varios ítems:
- Reducir la importancia que tienen los ítems disonantes (Cuido mucho mi comida, pero un cruasán de vez en cuando tampoco es tan grave).
- Añadir condiciones consonantes (Cuando como un cruasán hago 10 minutos más de cinta).
- Eliminar o cambiar elementos disonantes (En vez del cruasán, cuando tenga hambre comeré un pequeño sándwich).
- Cambiar la creencia o actitud (A partir de ahora dejaré de comer cruasanes y otros dulces).
Es por ello que el uso de incentivos o recompensas tiene un papel importante en la gestión de las disonancias cognitivas.
Para la Universidad, el fracaso se interpreta como una disonancia que el individuo puede intentar compensar; por ejemplo, si se ha contratado un viaje que ha resultado estar muy por debajo de las expectativas, entonces se acentúan los aspectos positivos de la experiencia para compensar la decepción.
Sea como sea, nos vamos a encontrar con todo ello en la vida, y debemos saber manejarlo. Si nos puede o bien interfiere en nuestra vida diaria, entonces debemos poner remedio. La consulta a un especialista puede ser una perfecta solución a ello.