Contenido
- 0.1 Ni mentir ni exagerar: el sencillo truco psicológico para mejorar tu CV haciendo una sola cosa
- 0.2 Si eres de los que siempre caminan rápido la psicología revela esto de tu personalidad (y no es lo que crees)
- 0.3 Jamás mientas ni engordes tu CV: el sencillo truco de los psicólogos que todos pasan por alto para mejorar el currículum
- 1 Aprender a decir que no también es una forma de cuidarse, según este psiquiatra
- 2 Cómo aprender a decir que no
- 3 Cómo saber si alguien está cruzando tus límites
Si alguien te pide un favor y dices que sí, todo bien. Si vuelve a pedírtelo, y otra vez dices que sí, vale. Pero si de pronto esa petición te incomoda, te aprieta el estómago o te cierra la garganta, puede que ya no estés siendo generoso, sino ignorando tus propios límites.
No se trata de volverse egoísta. Se trata de aprender a cuidarse. Porque como recuerda el psiquiatra José Carbonell, primero hay que ser bueno con uno mismo.
Aprender a decir que no también es una forma de cuidarse, según este psiquiatra
Hay gestos que siempre hemos considerado ejemplar es ser empático, estar disponible, apoyar sin condiciones. Pero hay una línea muy fina entre la bondad y la complacencia. Y cruzarla puede tener un coste alto: el desgaste emocional, la pérdida de autoestima, incluso el sentimiento de vacío. Lo sabe bien el psiquiatra José Carbonell, que suma más de 128.000 seguidores en TikTok y que ha querido poner palabras a esa sensación que muchos callan.
En un vídeo que ha generado miles de reacciones, Carbonell arranca con una reflexión que le hizo un paciente: «A veces siento que la línea entre ser muy bueno y que se aprovechen de ti es muy delgada». Él mismo reconoce que le gusta ser buena persona. Le gusta confiar, apoyar, creer en los suyos. Pero alerta: no todos van a responder igual. «Lo primero es ser bueno contigo mismo«, insiste.
El mensaje es claro. No basta con cuidar a los demás. Hay que empezar por uno mismo. Darte el mismo trato, el mismo respeto, el mismo cariño que ofreces afuera. Si no, te vacías. Y cuando eso pasa, cuando das más de lo que puedes, es fácil que otros crucen la línea.
Cómo aprender a decir que no
Decir que no no es un rechazo a la otra persona. Es un sí a ti mismo. Hay formas de hacerlo que no hieren ni cortan puentes. Basta con tener claro que poner un límite no te convierte en alguien frío ni distante, sino en alguien que se cuida.
Aquí van algunas formas sencillas y directas de negarse con firmeza pero con educación:
- «No, gracias«: Simple, clara, sin adornos.
- «Ahora no puedo«: Da el mensaje sin necesidad de entrar en explicaciones.
- «Aprecio que lo hayas pensado, pero no es algo que me venga bien en este momento«: Empático y honesto.
- «Suena bien, pero no me interesa«: Directo, sin dar pie a segundas vueltas.
- «No esta vez, pero quizá en otra ocasión«: Si quieres dejar una puerta abierta, esta fórmula funciona.
Lo importante es no justificarte más de la cuenta. No debes explicar cada no. Estás en tu derecho. Si quieres hacerlo, que sea breve. Si no, un «no» basta.
Cómo saber si alguien está cruzando tus límites
Detectarlo no siempre es fácil, pero tu cuerpo suele avisar antes que tu mente. Si sientes un nudo en la garganta, si te cuesta respirar, si algo se encoge en el estómago cada vez que estás con cierta persona o en ciertas situaciones, es una señal. Los límites están ahí para protegerte. Si alguien los cruza, lo notas.
Algunas señales claras:
- Incomodidad persistente: Te sientes nervioso, incómodo o agotado tras ciertas interacciones.
- Bloqueo al decir «no»: Aun sabiendo que no quieres, acabas cediendo por miedo o culpa.
- Temor al rechazo: Evitas marcar límites por miedo a que se enfaden o se alejen.
- Tolerancia excesiva: Dejas pasar cosas que te molestan o aceptas peticiones que te agotan.
- Desconexión contigo mismo: Sientes que actúas más por lo que esperan de ti que por lo que tú quieres.
- El punto de partida es uno: respeto propio. Y para eso, como repite Carbonell, hay que atreverse a decir no. Aunque duela. Aunque la respuesta del otro sea fría. Aunque implique perder afecto.
No es fácil, pero es necesario. Porque ser buena persona no es tragarse el malestar. Es cuidar tu salud mental. Es poner límites. Es tratarte como tratas a quienes más quieres.