Contenido
La comprensión de la inteligencia emocional evolucionó considerablemente en los últimos años. Tradicionalmente, la inteligencia se medía a través de habilidades como el razonamiento matemático, la comprensión lingüística y la capacidad espacial. Sin embargo, otros factores han ganado relevancia, como las habilidades sociales, la introspección y la gestión emocional.
Estos aspectos, que los test de coeficiente intelectual convencionales no contemplan, pueden influir de manera significativa en la calidad de vida. Dentro de este contexto, el coeficiente emocional (EQ) adquiere una importancia clave. No se trata solo de qué se dice, sino de cómo se emplean para demostrar comprensión, empatía y conexión con los demás.
Frases que reflejan una inteligencia emocional elevada
Dentro del extenso ámbito de estudio de la inteligencia emocional, el autor Matt Abrahams, conferenciante de la Universidad de Stanford, en una publicación para la sección Make It del canal estadounidense CNBC, identificó que algunas frases pueden reflejar un nivel elevado de inteligencia emocional.
1. «A ver si lo entiendo bien…»
Esta expresión se encuentra dentro de lo que los expertos denominan paráfrasis. Su función es demostrar que se está prestando atención activa y que se busca comprender con precisión lo que la otra persona está diciendo.
Según Matt Abrahams, conferenciante de la Universidad de Stanford, utilizar esta frase refuerza la sensación de ser escuchado y comprendido. Además, genera confianza y agrado, elementos fundamentales en la comunicación efectiva.
2. «Lo que intentas decir es…»
Al igual que la anterior, esta frase forma parte de la técnica de la paráfrasis y tiene el objetivo de validar el mensaje de la otra persona. Reformular lo que se acaba de escuchar facilita la claridad en la conversación y permite corregir malentendidos antes de que se conviertan en problemas.
De acuerdo con los especialistas en comunicación, emplear esta estrategia favorece un intercambio más fluido y demuestra interés genuino en el relato ajeno. Además, ayuda a quien habla a estructurar mejor sus ideas y continuar con su discurso de manera más organizada.
3. «¿Cómo te hizo sentir eso?»
Las personas suelen narrar hechos y acontecimientos de manera objetiva, pero las emociones que experimentaron en ese momento no siempre son expresadas de forma explícita. Hacer preguntas que profundicen en la experiencia emocional es un rasgo distintivo de quienes poseen una inteligencia emocional desarrollada.
Preguntar por las emociones permite a la otra persona reflexionar sobre su vivencia desde una perspectiva diferente y sentirse comprendida. Este tipo de preguntas, además, fomentan la empatía y refuerzan la conexión interpersonal.
4. «¿Qué crees que te llevó a eso?»
Preguntar por las causas de un comportamiento o de una decisión también forma parte de la inteligencia emocional. Esta pregunta impulsa a la otra persona a analizar sus propias acciones, favoreciendo la autoconciencia y la introspección.
Abrahams destaca que las personas con alto coeficiente emocional tienen una gran capacidad para formular preguntas con inclinación emocional. Esto no solo permite comprender mejor el punto de vista del interlocutor, sino que también contribuye a generar un espacio de confianza y apertura.
Para acompañar estas palabras: la importancia del lenguaje corporal
No solo las frases empleadas determinan el nivel de inteligencia emocional, sino también el lenguaje corporal y la actitud en la comunicación. Según Abrahams, algunos gestos pueden reforzar la empatía y la conexión con el interlocutor:
- Mantener contacto visual de forma natural, sin resultar invasivo.
- Asentir levemente con la cabeza para indicar comprensión y atención.
- Reaccionar físicamente ante determinados momentos del relato, mostrando interés genuino.
Cabe remarcar por último que el equilibrio es esencial: forzar gestos o exagerar reacciones puede resultar contraproducente. La inteligencia emocional no solo radica en lo que se dice, sino también en cómo se transmite y en cómo se recibe el mensaje de los demás.