La verdad incómoda sobre la carne roja: los estudios que la ‘absuelven’ tienen algo en común (y no es la ciencia)

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La verdad incómoda sobre la carne roja: los estudios que la ‘absuelven’ tienen algo en común (y no es la ciencia)

La carne roja es una fuente importante de proteínas, hierro y otros nutrientes esenciales, pero no todas las carnes son iguales ni tienen los mismos efectos sobre la salud. Las carnes procesadas, como el tocino, las salchichas, el jamón o los embutidos, son productos que han sido sometidos a procesos industriales de curado, salado o ahumado, lo que altera su composición nutricional e incrementa su contenido de sodio, grasas saturadas y aditivos.

En contraste, las carnes rojas no procesadas, como los filetes de res, el cordero o las chuletas de cerdo, mantienen su estructura natural y no contienen conservantes añadidos. Aunque debemos moderar siempre su consumo. Sin embargo, aunque las carnes procesadas se asocian de forma consistente con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, las evidencias sobre las carnes rojas no procesadas son mucho más variables e incluso contradictorias. Esta inconsistencia parece estar relacionada, en parte, con los intereses financieros de la industria cárnica que patrocina muchos de los estudios sobre el tema.

La verdad sobre los estudios de la carne roja

Un estudio de la Revista Estadounidense de Nutrición Crítica asegura que «Se incluyeron un total de 44 estudios, de los cuales el 66% tenía relación con la industria de la carne roja. Todos los estudios independientes reportaron resultados cardiovasculares desfavorables o neutros al consumir carne roja sin procesar. Por el contrario, todos los estudios relacionados con la industria de la carne roja reportaron resultados cardiovasculares favorables». Es más, Un reciente estudio publicado por Deutsche Welle (DW) señala que el consumo de carne roja procesada está vinculado a un mayor riesgo de padecer demencia.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las grasas saturadas y el colesterol presentes en la carne roja pueden aumentar los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL),

En este contexto, llama la atención que todos los trabajos con patrocinio industrial dieron entonces resultados favorables o neutros respecto al consumo de carne roja. Mientras las carnes procesadas se asocian sistemáticamente con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, las evidencias sobre las carnes rojas no procesadas son mucho más dispares. Parte de esta inconsistencia podría deberse al uso de proteína animal como comparador en estudios financiados, lo cual, sumado a la baja calidad de la evidencia, tiende a subestimar los beneficios cardiovasculares de reducir su consumo. En contraste, investigaciones independientes, sin conflictos de interés, suelen encontrar efectos desfavorables del consumo de carne roja sobre los factores de riesgo cardiovascular. Estas diferencias reflejan los intereses económicos y metodológicos que influyen en la producción y difusión del conocimiento científico.

Financiación en los estudios sobre carne roja

The New York Times explica que «De los 44 estudios que analizaron los científicos, 29 recibieron financiación de grupos industriales relacionados con la carne roja, como la National Cattlemen’s Beef Association y la National Pork Board». Estas organizaciones representan los intereses económicos de los productores y comercializadores de carne, lo que puede influir en el diseño y los resultados de las investigaciones.

En contraste, los 15 ensayos restantes fueron financiados por subvenciones gubernamentales, instituciones académicas o fundaciones sin fines de lucro sin vínculos con la industria, explica The New York Times.

Los hallazgos en estos estudios mostraron que los estudios financiados por la industria de la carne roja tenían casi cuatro veces más probabilidades de concluir con resultados cardiovasculares favorables o neutros tras el consumo de carne roja no procesada, en comparación con aquellos financiados de forma independiente.

Esta diferencia es lo que llama la atención y pone de manifiesto un posible sesgo de patrocinio, en el que los intereses económicos podrían influir en la interpretación y comunicación de los resultados científicos. Por su parte, todos los estudios sin vínculos o con alguna relación con la industria cárnica reportaron efectos cardiovasculares desfavorables o neutros.

Esta discrepancia evidencia la importancia de considerar la fuente de financiación al evaluar la credibilidad de los estudios nutricionales. Solo mediante investigaciones verdaderamente independientes se pueden obtener conclusiones objetivas que sirvan de base para recomendaciones de salud pública realmente fiables y libres de conflictos de interés.

Empresas de prestigio y entidades independientes: uns relación de intereses

Las diferencias entre las empresas de prestigio relacionadas a la industria cárnica y las instituciones científicas independientes pueden observarse tanto en sus objetivos como en su metodología de investigación.

Empresas de prestigio y la industria cárnica

Instituciones independientes

Las causas de las diferencias en los resultados

Las discrepancias entre los estudios financiados por la industria y los independientes pueden explicarse por varios factores:

Las consecuencias de estas diferencias de intereses

Las consecuencias de esta distorsión científica pueden ser significativas tanto para los consumidores como para las políticas de salud pública:

 

 

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