¿Por qué es más difícil mantener tu peso que adelgazar? Los expertos responden

¿Por qué es más difícil mantener tu peso que adelgazar? Los expertos responden

Mantener un peso saludable parece una tarea sencilla, pero la realidad es mucho más compleja. Factores como el metabolismo, las emociones, la genética y el entorno juegan un papel crucial en el control del peso. Muchas personas experimentan fluctuaciones en su peso, incluso cuando intentan seguir dietas estrictas o programas de ejercicios. A menudo, los resultados no son sostenibles a largo plazo, lo que genera frustración y una sensación de fracaso. La lucha para mantener un peso estable es una combinación de hábitos, biología y factores externos que influyen constantemente en nuestro cuerpo.

Uno de los mayores obstáculos para mantener el peso es la resistencia biológica de nuestro cuerpo. El metabolismo, que es el proceso mediante el cual nuestro organismo quema calorías, puede volverse más lento con la edad o con la restricción calórica prolongada, lo que hace que sea más difícil perder peso y mantenerlo. Además, la genética juega un papel importante en la predisposición al aumento de peso, ya que algunas personas tienen una mayor tendencia a almacenar grasa o a sentir más hambre que otras. La Clínica Las Condes afirma que «existen varios factores que pueden acelerar o ralentizar el metabolismo, lo que a su vez afecta el control del peso. Factores como el sexo (los hombres suelen tener un metabolismo más alto), el crecimiento, la fiebre, el dolor, algunos medicamentos y la actividad física pueden aumentar el gasto energético en reposo. Por otro lado, factores como el envejecimiento, la pérdida de masa muscular (sarcopenia), y la desnutrición o el ayuno prolongado pueden disminuir el gasto energético en reposo». A continuación, indagaremos en las causas por las que es difícil mantener nuestro peso y algunas recomendaciones para alcanzar un equilibrio.

Causas que dificultan mantener nuestro peso

El metabolismo y la genética

El metabolismo es el proceso a través del cual nuestro cuerpo convierte los alimentos en energía. Algunas personas tienen un metabolismo más rápido, lo que les permite quemar calorías con mayor eficiencia. Otras tienen un metabolismo más lento, lo que significa que su cuerpo quema calorías más despacio, lo que puede contribuir a un aumento de peso si no se controla.

El Centro Médico Multidisciplinar dotado de Alta Tecnología explica que «gracias a la genética y a la epigenética, hoy sabemos que los genes influyen tanto en nuestro peso como en la tendencia a desarrollar enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad. Nuestros genes pueden estar implicados hasta en el rendimiento ante el ejercicio físico o en nuestro apetito».

El estrés y las emociones

El estrés y las emociones juegan un papel cada vez más importante en la gestión del peso. Las personas que están bajo una gran cantidad de presión o que atraviesan periodos emocionales difíciles tienden a recurrir a la alimentación emocional para calmarse. Comer por estrés o por emociones negativas, como la ansiedad, la tristeza o el aburrimiento, es un patrón común que puede dificultar el control del peso.

La Academia Española de Nutrición y Dietética afirma que «existen situaciones de estrés que, al inducir el aumento de adrenalina, conllevan aumento continuos de frecuencia cardíaca, volumen y frecuencia  respiratoria, que mantenidos en el tiempo suponen un gasto aumentado por metabolismo basal, pero que traen consecuencia muy negativas para nuestro organismo».

El entorno social

Vivimos en un entorno que facilita los hábitos alimenticios poco saludables. La abundancia de alimentos procesados, el acceso constante a comida rápida y la publicidad de productos con muchas calorías son factores que influyen directamente en nuestras decisiones alimenticias.

Las distracciones, como comer frente a la televisión o en el trabajo, también pueden llevar a comer más de lo que realmente necesitamos, sin ser conscientes de las cantidades.

La falta de sueño y su impacto en el control del peso

El sueño insuficiente es otro factor clave que dificulta el mantenimiento del peso. Cuando no dormimos lo suficiente, se alteran las hormonas que controlan el hambre y la saciedad. Esta combinación aumenta la probabilidad de comer en exceso y de tomar decisiones alimenticias poco saludables.

Recomendaciones para mantener un peso saludable

Adoptar hábitos sostenibles

En lugar de seguir dietas extremas, es más efectivo adoptar una alimentación equilibrada y comer con moderación. Esto implica incluir una variedad de alimentos frescos, como frutas, verduras, proteínas magras y carbohidratos complejos, limitando el consumo de alimentos ultraprocesados y azúcares añadidos.

Practicar ejercicio de forma regular

Hacer ejercicio es esencial no solo para perder peso, sino también para mantenerlo. El ejercicio ayuda a mantener el metabolismo activo, favorece el crecimiento muscular y ayuda a gestionar el estrés.

Gestionar el estrés

La meditación, la respiración profunda, el yoga o simplemente realizar actividades placenteras y relajantes pueden ayudar a reducir los niveles de cortisol.

Además, es importante reconocer los momentos en los que se recurre a la comida por emociones y tratar de reemplazar esos comportamientos con actividades más saludables.

 

 

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