Hacer crucigramas está bien, pero hay un pasatiempo mejor para que los mayores de 60 mejoren el pulso

Los dardos mejoran el pulso, la coordinación, la memoria y el bienestar emocional de las personas mayores

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Una persona mayor realizando crucigramas.

En la tercera edad, mantener la mente y el cuerpo en forma es esencial para asegurar una buena calidad de vida. Aunque los crucigramas siguen siendo un pasatiempo valioso por su capacidad de ejercitar el cerebro, existe otro que también fortalece habilidades físicas clave como la coordinación y el pulso.

Este juego, que tradicionalmente se asocia a la diversión, es una herramienta de salud integral en residencias y centros especializados para personas mayores. ¿Quieres saber cuál es?

Éste es el pasatiempo que ayuda a las personas mayores a mejorar el pulso y la coordinación

Jugar a los dardos se ha convertido en una excelente alternativa para los adultos mayores que buscan conservar o recuperar habilidades motrices finas. Esta práctica requiere precisión, concentración y control, cualidades que ayudan a fortalecer el pulso y mejorar la coordinación.

Según los expertos del Colisée, lanzar dardos es una actividad idónea para regular la fuerza muscular y ejercitar la destreza manual, elementos fundamentales en tareas cotidianas.

Cuando existen dificultades visuales, lanzar aros se presenta como una alternativa efectiva y accesible. Este tipo de ejercicios se adapta a distintos niveles físicos, permitiendo la inclusión de personas con movilidad reducida o limitaciones sensoriales. Así, se convierte en un pasatiempo integrador que puede practicarse en grupo o de forma individual.

Beneficios de jugar a los dardos

Los dardos contribuyen a mejorar el bienestar emocional y social. En entornos residenciales, se utilizan como una vía para reducir el estrés y romper la rutina diaria. Su práctica regular ayuda a mejorar el estado de ánimo, fomentar la concentración y brindar una sensación de logro.

Además, su componente social no debe pasar desapercibido. Esta actividad promueve la interacción, el trabajo en equipo y una competencia saludable entre los jugadores. Participar en ligas locales o grupos organizados puede fortalecer los lazos sociales y combatir el aislamiento, un problema frecuente en la tercera edad.

A través del juego, se desarrollan habilidades de comunicación, tanto verbales como no verbales, esenciales para mantener relaciones activas y enriquecedoras.

Por otro lado, el valor terapéutico de los dardos es significativo. Implica tomar decisiones, planificar lanzamientos y pensar estratégicamente, lo cual refuerza funciones cognitivas como la memoria, la atención y la lógica.  Con la práctica, los jugadores experimentan mejoras en su autoestima y autoconfianza, pilares fundamentales para la salud mental en esta etapa vital.

Residencias y centros de día están incorporando esta y otras dinámicas lúdicas dentro de sus programas de envejecimiento activo. Según señalan los profesionales de Toinsa, el juego moderado libera serotonina, lo que contribuye a reducir síntomas de ansiedad y depresión. También mejora la motricidad, regula el apetito y favorece el descanso nocturno.

Los dados, una actividad completa para los mayores de 60 años

A diferencia de los crucigramas, centrados exclusivamente en el estímulo mental, los dardos ofrecen una combinación equilibrada de actividad física, interacción social y estimulación cognitiva. Esta práctica sencilla, adaptable y entretenida se posiciona como un pasatiempo ideal para quienes desean mantener su autonomía y calidad de vida. Y tú, ¿has jugado alguna vez?

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