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Mantenerse activo es fundamental para un envejecimiento saludable, y los ejercicios de fuerza desempeñan un papel clave en este proceso. A medida que envejecemos, el cuerpo experimenta cambios naturales, como la pérdida de masa muscular y la disminución de la densidad ósea, que pueden afectar la movilidad, el equilibrio y la independencia. Sin embargo, estos efectos pueden mitigarse significativamente mediante la incorporación de ejercicios de fuerza en la rutina diaria. Para las personas mayores de 60 años, no siempre andar es lo mejor. Pues los entrenadores especifican que es mejor realizar ejercicios de fuerza. No solo mejora la condición física, sino que también contribuye al bienestar mental, la prevención de enfermedades y la mejora de la calidad de vida.
Con la orientación adecuada, esta práctica puede adaptarse a todos los niveles de capacidad. Diversos estudios han demostrado que los ejercicios de fuerza pueden reducir el riesgo de caídas, mejorar la postura y aumentar la energía. Además, fortalecen los huesos y los músculos, ayudando a prevenir la osteoporosis y la sarcopenia, condiciones comunes en adultos mayores. A nivel mental, estas actividades también promueven la liberación de endorfinas, las llamadas «hormonas de la felicidad», que combaten los síntomas de la depresión y la ansiedad. Incorporar esta práctica no requiere equipos sofisticados ni sesiones extensas, pero sí un enfoque constante y progresivo que respete las necesidades individuales. Con el respaldo de instituciones internacionales como la OMS y la UNESCO, queda claro que esta práctica es una inversión en un envejecimiento saludable y activo.
Salir a andar no siempre es el mejor ejercicio para adultos mayores
El entrenador Álvaro Puche ha relatado en diferentes medios que andar no siempre es tan bueno para adultos mayores porque puede provocar una reducción de la masa muscular.
Y destaca los ejercicios de fuerza porque ofrecen múltiples beneficios específicos para las personas mayores. Entre ellos, se encuentran:
- Mejora de la masa muscular: ayudan a mantener y aumentar la masa muscular, lo que mejora la movilidad y la capacidad funcional.
- Fortalecimiento óseo: incrementan la densidad ósea, reduciendo el riesgo de fracturas y osteoporosis.
- Mejor equilibrio y coordinación: reducen el riesgo de caídas, un problema común en esta etapa de la vida.
- Aumento de la independencia: facilitan la realización de actividades diarias como subir escaleras o cargar objetos.
Ejercicios de fuerza recomendados empezar
Para los mayores de 60 años, los ejercicios deben ser seguros, efectivos y adaptados a sus capacidades. Además de andar, que nunca sobra, algunos ejemplos incluyen:
- Sentadillas asistidas: fortalecen las piernas y mejoran el equilibrio. Pueden realizarse utilizando una silla para apoyo.
- Flexiones contra la pared: trabajan el tren superior sin ejercer demasiada presión en las articulaciones.
- Levantamiento de pesas ligeras: ayudan a fortalecer los brazos y los hombros. Se pueden usar botellas de agua como alternativa a las pesas.
- Puentes de glúteos: fortalecen los glúteos y la zona lumbar, esenciales para una postura adecuada.
Recomendaciones para una práctica segura
Es importante que los adultos mayores sigan ciertas recomendaciones para evitar lesiones y maximizar los beneficios:
- Consultar a un profesional: antes de comenzar, aunque sea a andar, es fundamental obtener la aprobación de un médico o fisioterapeuta.
- Progresar gradualmente: iniciar con ejercicios de baja intensidad e ir aumentando el nivel de dificultad de forma progresiva.
- Calentamiento previo: realizar ejercicios de calentamiento para preparar los músculos y evitar lesiones.
- Mantener la postura correcta: asegurarse de realizar los movimientos de manera adecuada para prevenir daños.
Respaldo de instituciones internacionales
La Organización Panamericana de la Salud recomienda que los adultos mayores realicen al menos dos días a la semana de ejercicios de fortalecimiento muscular para mejorar su salud general y funcionalidad.
Además, el Centro Europeo para el Envejecimiento Saludable (CEES) ha destacado que los ejercicios de fuerza no solo mejoran la condición física, sino también contribuyen al bienestar mental al reducir el estrés y aumentar la autoestima.
La importancia de la constancia
La clave para obtener los beneficios de los ejercicios de fuerza radica en la constancia. Practicar regularmente ayuda a que los músculos y huesos se fortalezcan progresivamente, evitando lesiones.
Además, establecer un horario fijo para las sesiones puede fomentar la disciplina y convertir esta actividad en un hábito sostenible. Incluir variedad en los ejercicios no solo hace que la rutina sea más interesante, sino que también asegura un desarrollo equilibrado de todo el cuerpo.
Los ejercicios de fuerza son una herramienta esencial para mantener la salud y la independencia en los mayores de 60 años incluso más que andar, según los expertos.
Sus beneficios trascienden lo físico, impactando positivamente en la salud mental y la calidad de vida. Al ser accesibles y adaptables, pueden incorporarse fácilmente a la rutina diaria con resultados importantes.
Para llegar saludable a una edad adulta, además hay que incorporar otras actividades saludables como comer de forma adecuada y mantener la mente activa. Es necesario recordar que somos un todo, cuerpo, mente, alma y cada parte debe encontrar su equilibrio y trabajo diario.